El efecto ¡®enormes cambios¡¯
La inteligente labor de Zubizarreta y de Eusebio merece nuestro reconocimiento
Este verano, la directiva del Bar?a deber¨ªa haber enviado una carta pedag¨®gica a sus socios pregunt¨¢ndoles si sab¨ªan lo que pod¨ªa hacerse cuando se sent¨ªan, con respecto a la futura plantilla del equipo de f¨²tbol, totalmente impacientes y frustrados.
Lo primero que usted tiene que hacer para sosegarse ¡ªdeber¨ªa haber dicho la tranquila misiva estival¡ª es reconocer que tiene miedo. Verdadero pavor a que, dado lo apocados que parecemos, no seamos capaces de fichar a nadie. Pero estamos seguros ¡ªseguir¨ªa diciendo la carta¡ª que de confiar usted al cien por cien en nuestras gestiones, no sentir¨ªa ya la menor impaciencia; somos una junta que quiere pedirle este favor: trate de calmarse y libere el miedo y sepa que nuestro entrenador, Lu¨ªs Enrique, construye el nuevo equipo a base de fichajes (que pacta con Zubizarreta) y de cantera (apoy¨¢ndose en el gran trabajo de Eusebio en el filial).
De haber recibido esta carta, muchos socios habr¨ªan palidecido. ?Dios santo! ?Zubi y Eusebio! Precisamente los m¨¢s mal vistos, los m¨¢s atacados en los ¨²ltimos a?os por los internautas en las ediciones digitales de los deportivos¡ Los m¨¢s atacados, s¨ª. Pero un d¨ªa habr¨¢ que detenerse a analizar por qu¨¦ estos dos excelentes t¨¦cnicos enfurecen tanto a la masa an¨®nima de internet, por qu¨¦ despiertan un odio tan espectacular, parecido ¡ªpara entendernos¡ª al que siente Ibrahimovic hacia el ¡°fil¨®sofo¡± Guardiola.
Creo que es extra?o que esto ocurra, porque son dos personas sensatas, inteligentes, que no pierden la paciencia nunca y saben seguir su camino, un camino que, a pesar del griter¨ªo digital, les est¨¢ llevando a muy buenos logros profesionales. Pero es que tal vez sean esas virtudes lo que precisamente enfurecen a la masa an¨®nima de energ¨²menos de la Red: una masa apasionada por el visceralismo, la sangre idiota, la mala educaci¨®n, el empuje racial.
Hubo en Can Bar?a un desaliento general cuando se fich¨® a Mathieu, y no digamos con Vermaelen
Pero he de decir que esa rabia no va s¨®lo por internet. Hace un mes presenci¨¦ una escena delirante: junto a un quiosco de prensa, un padre aleccionaba en voz alta y muy seriamente a su hijo de siete a?os para que odiara a Zubi, ¡°el secretario que no sab¨ªa fichar defensas centrales¡±. El padre parec¨ªa educar a su hijo exclusivamente en el odio, como si deseara que su ni?o fuera un futuro asesino de fil¨®sofos y otras cabezas pensantes.
Creo que este ha sido el verano de la impaciencia. Y es que como el presidente Bartomeu habl¨® de ¡°revoluci¨®n¡±, el seguidor del Bar?a esperaba que los fichajes ¡ªtodos de primera magnitud¡ª cayeran, uno tras otro, en el mism¨ªsimo mes de junio y fueran contratados con la envidiable soltura con la que suele hacerlo ¨²ltimamente el Real Madrid. En lugar de esto, se inici¨® una larga y densa traves¨ªa del desierto en busca de jugadores (Marquinhos, Koke, etc.) que resultaban siempre inalcanzables para el Bar?a. Y, mientras tanto, el Real Madrid, con esa famosa soltura, iba fichando sin despeinarse a los jugadores que precisamente necesitaba el Bar?a: Kross, (id¨®neo para sustituir a Xavi Hern¨¢ndez), James (?alguien se decidir¨¢ a pronunciar por fin alg¨²n d¨ªa su nombre en ingl¨¦s?), el portero Keylor Navas¡
Hubo en Can Bar?a un desaliento general cuando se fich¨® a Mathieu, y ya no digamos cuando lleg¨® Vermaelen; puedo asegurar que aquello parec¨ªa el fin del mundo. Por los mismos d¨ªas, el Real Madrid arroll¨® a un Sevilla imberbe y todos los sabios an¨®nimos de la Red mostraron lo mucho que saben de f¨²tbol y pronosticaron una temporada p¨¦sima para el ¡°nuevo¡± Bar?a.
Siempre nos preguntamos por qu¨¦ atrae tanto el f¨²tbol y no acabamos de ponernos jam¨¢s de acuerdo. Para m¨ª, una de las causas por las que tanto fascina es el efecto ¡®enormes cambios¡¯ en el ¨²ltimo minuto (lo llamo as¨ª en homenaje a un libro de Grace Paley), es decir, esa sorpresa continua que est¨¢ instalada en el centro mismo del desarrollo de un partido o de una temporada de f¨²tbol.
Cuando alguien cree ya saberlo todo de este deporte, no tarda en descubrir, si lo piensa bien, que a¨²n no ha empezado a saber nada. Porque el f¨²tbol, que no puede estar m¨¢s atado a nuestra mon¨®tona cotidianidad, es, sin embargo, lo contrario del tedio diario, ya que est¨¢ al mismo tiempo ligado, como un bailar¨ªn al borde del abismo, a la posibilidad de cualquier inmenso cambio en el ¨²ltimo minuto. Y es, de hecho, una de las actividades en las que menos puede regirse uno por una cierta l¨®gica. Por eso se vuelve loco el perfeccionista de Pep Guardiola al tratar de controlarlo todo de forma matem¨¢tica cuando la gracia del f¨²tbol est¨¢ en que, hagas lo que hagas, nunca sabes lo que va a pasar, es impredecible y en un minuto, generalmente en un segundo, puede cambiar todo. ?No es lo que ha ocurrido al comienzo de esta temporada? Los serenos y casi clandestinos trabajos de Eusebio (est¨¢ creando silenciosamente una cantera formidable) y de Zubizarreta (que no ha fichado de cara a la galer¨ªa; para eso es vasco y sobrio y por eso siempre fue enemigo de las fotog¨¦nicas ¡°palomitas¡±) est¨¢n cuajando de repente, mientras que el Real Madrid ha revelado que no era la Do?a Perfecta que hab¨ªamos pensado. Ahora ¡ªcreo que tanta impaciencia no dejaba ver el horizonte¡ª se puede observar que, de momento, a falta de alg¨²n cambio futuro en el ¨²ltimo minuto, el Bar?a de Luis Enrique parece haber sabido mezclar fichajes muy oportunos (ahora resulta, por ejemplo, que era Rakitic y no Kross el sucesor id¨®neo de Xavi) con incorporaciones de jugadores de la cantera de verdadero genio (todo indica que el jugador del filial barcelon¨¦s Samper es superior a James, por ejemplo). De modo que la impaciencia no fue m¨¢s que un error monumental de este verano y la inteligente labor de Zubi y de Eusebio y de todos sus colaboradores merece m¨¢s bien nuestro reconocimiento, Luis Enrique seguro que ya se lo ha dado.
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