El infierno ya es un jard¨ªn
El Madrid olvida sus problemas con una pl¨¢cida goleada en el que fue su campo maldito
Era un infierno y ahora es un jard¨ªn. Ser¨¢ que ya apenas quedan avernos en este f¨²tbol estandarizado del siglo XXI, tiempo en el que se antojan imposibles las aventuras como la que protagoniz¨® el Deportivo para dar vuelo a una leyenda en su estadio ante el Real Madrid, una sucesi¨®n de ¨¦xitos que va camino de convertirse en batallitas de veteranos. En la Liga que ya no llena los estadios y ha fomentado que un solo futbolista supere de largo el salario de toda la plantilla contra la que se enfrenta apenas hay espacio para la ¨¦pica. Para la de los peque?os, claro. Ese futbolista, Cristiano Ronaldo, no hab¨ªa marcado jam¨¢s en Riazor, pero ayer lo hizo tres veces.
Deportivo, 2-R. Madrid, 8
Deportivo: Lux; Laure, Sidnei, Diakit¨¦, Luisinho; ?lex Berganti?os, Medunjanin; Juanfran (Juan Dom¨ªnguez, m. 45), Fari?a (Toch¨¦, m. 73), Cuenca; y H¨¦lder Postiga (Cavaleiro, m. 45). No utilizados: Fabricio, M. Pablo, Canella y Toch¨¦
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Modric (Isco, m. 70), Kroos, James; Bale (Chicharito, m. 76), Benzema (Illarra, n. 59) y Cristiano Ronaldo. No utilizados: Keylor Navas, Nacho, Carvajal y Coentrao.
?rbitro: P¨¦rez Montero. Amonest¨® a Sidnei y Sergio Ramos
Goles: 0-1. m. 29. Cristiano Ronaldo; 0-2, m. 35, James; 0-3, m. 40, Cristiano Ronaldo; 1-3, m. 50, Medunjanin, de penalti; 1-4, m. 65, Bale; 1-5, m. 75, Bale; 1-6, m. 77, Cristiano Ronaldo; 2-6, m. 83, Toch¨¦; 2-7, m. 87, Chicharito; 2-8, m. 90, Chicharito
Riazor. Unos 30.000 espectadores
M¨¢s all¨¢ de la calidad solidificante de los productos que usa en el cabello, Cristiano no dio la impresi¨®n de despeinarse. As¨ª gan¨® el Real Madrid en A Coru?a, con ocho goles, la mayor goleada de su historia fuera del Bernab¨¦u. Un fusilamiento que disipa dudas y sortea alguna crisis que comenzaba a amanecer; una demostraci¨®n contundente para reforzar un credo que est¨¢ por conformar pero que parte de postulados ya conocidos: el equipo que adiestra Carlo Ancelotti, por m¨¢s que trate de modular su f¨²tbol para dominar otras suertes, tiene una querencia a esperar, crearse el espacio y explotarlo. Ah¨ª es imparable. Y en otros detalles, por ejemplo los relativos a la definici¨®n, tampoco es manco en comparaci¨®n con rivales del pelaje de este modesto Deportivo.
Que la victoria madridista era una cuesti¨®n de galope qued¨® claro cuando, tras un inicio pl¨¢cido, el Deportivo tuvo la soga al cuello despu¨¦s de sacar en falso un c¨®rner que se convirti¨® en una contra de Cristiano. El tiro se fue alto y un murmullo recorri¨® Riazor, que se hab¨ªa entregado con el habitual alborozo de los grandes d¨ªas, con la esperanza ¨ªntima de vivir una nueva jornada m¨¢gica ante un oponente tot¨¦mico, una suerte de referencia que entronca a tanto deportivista con el pasado glorioso, lo que no deja de ser una manera de rejuvenecer.
La grada quer¨ªa creer, pero el equipo le dio motivos para no hacerlo, escasamente concreto para sacar fruto de las llegadas a las inmediaciones de Casillas. El Deportivo transit¨® media hora bajo el efecto del placebo, manejando el bal¨®n de manera aseada y a ratos pinturera, en alg¨²n lance de Luis Fari?a o Medunjanin, dos orfebres. El Madrid hasta hubiera parecido displicente si nadie supiese de su plan tantas veces repetido. No importa el rival ni su condici¨®n. "El equipo m¨¢s caro del mundo", como le denomin¨® el t¨¦cnico deportivista, V¨ªctor Fern¨¢ndez, en la v¨ªspera, se repliega y aguarda, apenas fuerza el error rival en la circulaci¨®n, que invariablemente llega porque no siempre se pueden acabar las jugadas.
Y en la respuesta el Madrid suele ser imparable. Por eso el Deportivo, antes de bajar los brazos en la media hora final, sufri¨® m¨¢s con el bal¨®n en los pies por el temor de lo que le pod¨ªa suceder si lo perd¨ªa, que cuando se parapet¨® sin ¨¦l al borde del ¨¢rea con dos l¨ªneas bien agrupadas ante Lux. Le perdi¨® su incapacidad para ser absolutamente fiel a esa idea de contenci¨®n y guardarse de las fortalezas del rival, le derrot¨® la paciencia del Madrid, que sab¨ªa que llegar¨ªa su momento, su puesta de largo: una respuesta tras p¨¦rdida local en la que Arbeloa encontr¨® un carril para lanzarse sin oposici¨®n y sacar un n¨ªtido centro al ¨¢rea que emboc¨® Cristiano a la red. Resolvi¨® bien el lateral, pero el m¨¦rito del tanto estuvo sobre todo en el lance del portugu¨¦s, capaz de levitar para conectar un bal¨®n que llegaba blando, con la fortaleza precisa para darle velocidad e imprimirle destino lejos del meta Lux.
La desventaja golpe¨® al Deportivo, que sinti¨® entonces que estaba ante una monta?a trocada en cordillera cuando casi sin soluci¨®n de continuidad Benzema encontr¨® otro erial al caer hacia su zurda para habilitar desde all¨ª a James. El colombiano demostr¨® que es un excepcional talento y que adem¨¢s tiene gol: toc¨® con sutileza para abrir un ¨¢ngulo imposible y colocar el bal¨®n en la escuadra. Ca¨ªdo el teatrillo blanquiazul, montado el blanco, Cristiano hurg¨® en la herida con el tercer gol en un mal entendimiento de Lux con sus centrales.
Bast¨® un cuarto de hora para que el Madrid resolviese el partido, para buscar un colch¨®n ante el amago de rebeli¨®n deportivista, que lleg¨® al inicio de la segunda parte con un gol de penalti de Medunjanin tras mano de Sergio Ramos. El Deportivo se hab¨ªa rehecho en la medular con Dom¨ªnguez, un futbolista del que le resulta demasiado caro prescindir. Con ¨¦l y el burbujeante Cavaleiro, en lugar del inocuo Postiga, quiso afianzarse el equipo de V¨ªctor Fern¨¢ndez, pero cuando Riazor recuperaba el aliento para empujar hacia un milagro, Ancelotti encontr¨® en a su vera a Illarra.
Casualidad o no, tras la entrada de Illarra se cerraron los caminos abiertos hacia Casillas y el partido se aboc¨® a un final verbenero y hasta humillante para el Deportivo. Y ah¨ª, en ese pim pam pum, marc¨® dos veces Bale, otra Cristiano para redondear su triplete, y hasta tuvo tiempo para sumarse el mexicano Chicharito, que en apenas un cuarto de hora se mostr¨® y regal¨® un gol maravilloso y otro m¨¢s terrenal, una tarjeta de visita que redonde¨® el sometimiento y dej¨® claro que para el Deportivo, como para tantos otros equipos que engrosan la cada vez m¨¢s numerosa clase media-baja de la Liga, competir contra colosos como el Madrid es una quimera, algo que quiz¨¢s alg¨²n d¨ªa se le contar¨¢ a los nietos como un leve recuerdo.
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