Caperucita se come al lobo
El humilde BATE Borisov se impone en todo a un Athletic que sigue sin buenas noticias
Hay cuentos y cuentos. Es decir, hay formas de contar los cuentos. A priori, en el Borisov Arena se representaba el cuento de Caperucita y el lobo. Se supon¨ªa que el lobo era el le¨®n, o sea el Athletic, y Caperucita, el ingenuo BATE que hab¨ªa sido vapuleado sin piedad por el Oporto (6-0) en la primera jornada. En ese mismo instante, el equipo bielorruso agrand¨® su estigma de humilde y se convirti¨® en la pieza a cobrar por todo aquel que aspirase a acceder a los octavos de final. No ganar en Borisov era como comprar una entrada falsa para el futuro. Objetivo, Borisovera algo m¨¢s que el posible nombre de una pel¨ªcula polic¨ªaca, aunque la llegada a Minsk, donde se aloj¨® el Athletic, tuviera esos tintes polic¨ªacos de realidades presuntamente pasadas: un par de horitas en la aduana para entrar en el pa¨ªs.
El primer contacto del Athletic con el terreno de juego fue en el momento del partido. El primer contacto con el partido al cuarto de hora. Un saque de esquina perfectamente sacado y horriblemente defendido, le dio el primer mordico al lobo. Solo era el primero. El colmillo de Caperucita era retorcido. El BATE superaba en todo al Athletic: en la organizaci¨®n, f¨¦rrea y disciplinada, en la intensidad, en la anticipaci¨®n, en la combinaci¨®n, en la defensa y en el remate. Gente grande, fuerte y r¨¢pida, dirigida en la defensa por el corpulento Filipenko, en el medio por Karnitski y en ataque por un grandull¨®n con el que es imposible chocar, Signevich. El artista, el solista.
BATE, 2- ATHLETIC, 1
BATE Borisov: Chernik; Khagush, Polyakov, Filipenko, Mladenovic; Yablonsky, A. Volodko; Gordejchuk (Olekhnovich, m. 89), Karnitsky (Rodionov, m. 86), M. Volodko (Yakovlev, m. 78); y Signevich. No utilizados: Soroko; Tubic, Aleksievich, y Pavlov.
Athletic: Iraizoz; Iraola (Toquero, m. 77), San Jos¨¦, Laporte, Balenziaga; Iturraspe, Be?at; Muniain, Mikel Rico (Susaeta, m. 46), Ibai G¨®mez (De Marcos, m. 46); y Aduriz. No utilizados: Herrer¨ªn; Etxeita, Gurpegui y Guillermo.
Goles: 1-0. M. 19. Polyakov. 2-0. M. 41. Karnitski. 2-1. M. 44. Aduriz.
?rbitro: St¨¦phane Lannoy (Francia). Mostr¨® tarjeta amarilla a Be?at, Toquero y Polyakov.
Borisov Arena: Unos 10.000 espectadores.
El Athletic era fiel a s¨ª mismo. Quer¨ªa lavarse a cara en Europa, la que hab¨ªa ensuciado en la Liga con un juego plano, gris, y carente de goles. Ped¨ªa Valverde a sus jugadores buenas noticias de Europa. Pero le enviaron la carta habitual del ¨²ltimo mes: p¨¦rdidas continuas de bal¨®n, centros err¨¢ticos, c¨®rners que parecen cesiones a la defensa. Solo Muniain con su osad¨ªa y Laporte con su solvencia firmaban algo parecido a una rectificaci¨®n. El resto era una fe de errores ya sabida.
Hasta la suerte le hizo un gui?o malvado al Athletic, que ni con ella contaba, cuando un disparo de Karnitski roz¨® la puntera de la bota de Iraola lo justo para sentar en el suelo a Iraizoz, que se lanzaba a donde el bal¨®n inicialmente se dirig¨ªa. Sin juego y sin suerte, al lobo se le empezaron a caer los dientes.
Las noticias eran las ya conocidas: la combinaci¨®n muere con los errores en el pase (ahora de Iturraspe, ahora de Be?at, ahora de los centrales) y a bal¨®n parado (la vieja arma rojiblanca) m¨¢s que centros, el Athletic enviaba invitaciones de boda. El BATE, vertical y con una velocidad supers¨®nica en las bandas, se hizo con el partido. Solo algunos excesos, quiz¨¢s sorprendidos por su propio buen juego, le impidieron matar el encuentro. Un bal¨®n al poste, alguna sucesi¨®n de disparos... demasiados sustos para un lobo precavido y fam¨¦lico.
Los rojiblancos firmaron centros err¨¢ticos y c¨®rners que eran cesiones
Y esto surgi¨® Aduriz para escorarse en un centro de Muniain y disparar cruzado cuando el ¨¢rbitro franc¨¦s, demasiado preocupado por la est¨¦tica y los gestos, ya se llevaba el silbato a la boca para decretar el descanso. Fue una acci¨®n individual del llanero solitario. El gol le daba vida, pero no le dio juego.
Los bielorrusos impusieron su verticalidad y velocidad supers¨®nica
Valverde movi¨® fichas en el descanso. Susaeta sustituy¨® a un acobardado Ibai G¨®mez y De Marcos fue la ¨²ltima opci¨®n que le quedaba en el baile de medias puntas, en la b¨²squeda de alguien que haga no lo que hac¨ªa Herrera, pero que al menos cubra ese espacio vac¨ªo. Comoquiera que el BATE dio un paso atr¨¢s, confiando su ataque al contragolpe, pareci¨® que el Athletic dominaba, pero todos sus intentos los acunaba con la cabeza, con el pecho o con el pie Filipenko. De ese virtual dominio, solo sac¨® el Athletic un disparo potente de Susaeta que Chernik desvi¨® en su vuelo.
Ocho veces hab¨ªa jugado el equipo bielorruso contra equipos espa?oles y ocho hab¨ªa perdido. A la novena lleg¨® la vencida. Tan dudoso honor le correspondi¨® al Athletic, que ya forma parte de la historia del f¨²tbol bielorruso. La victoria hace dos a?os ante el Bayern de M¨²nich (3-1) era la gloria nacional del equipo que dirige Yermakovich. Ahora su historia europea ya tiene dos l¨ªneas en el libro de oro. Y el Athletic, sin noticias de Europa, colista con un punto y obligado a derrotar al Oporto en su pr¨®ximo doble enfrentamiento. M¨¢s que noticias, necesita cambiar la enciclopedia.
El mon¨®logo en Borisov fue igual de mon¨®tono que desde hace un mes.
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