Una goleada contra la congoja
Espa?a se alivia ante la d¨¦bil Luxemburgo y Diego Costa por fin espanta sus fantasmas
Ante la d¨¦bil Luxemburgo, Espa?a, acongojada en estos tiempos, jug¨® dos partidos. El colectivo lo gan¨®, como era de esperar, pese a esta ¨¦poca de zozobra. Y lo hizo con profesionalidad, tom¨¢ndose como deb¨ªa el bolo oficial ante un adversario de cuarta. Esta vez, un buen entrenamiento con se?ales optimistas para la renovaci¨®n en curso: tuvieron nota los pretorianos que resisten y los muchachos que piden paso. Entre unos y otros figura Diego Costa, protagonista del segundo duelo de la noche. Su reto, peleado como estaba con Diego, con Costa y con el mundo entero, fue otra cosa, estuvo mucho m¨¢s re?ido. De repente, con la Roja por bandera, el jugador del Chelsea se hab¨ªa vuelto un cenizo. Anotador distinguido en la Liga, y no digamos en el arranque de la Premier, jam¨¢s a un ariete le cost¨® tanto marcar con la selecci¨®n espa?ola. Enigmas del f¨²tbol, donde tantas y tantas veces lo m¨¢s l¨®gico es la il¨®gica. Desde que debutara el pasado 5 de marzo, a Costa le ha costado 515 minutos hacer diana. Pocas veces un simple gol a Luxemburgo pudo causar tanto alivio, en el propio futbolista y en sus mecenas en La Roja.
LUXEMBURGO, 0 - ESPA?A, 4
Luxemburgo: Joubert;Laurent, Chanot, Philipps, Jaenisch; Holter, Mutsch (Deville, m. 85), Gerson; Martins (Turpel, m. 60), Bensi y Da Mota (Pay, m. 74). No utilizados: Laterza, Martins, Moris, Joachim, Schnell, Hoffman, Luisi.
Espa?a: De Gea; Carvajal, Piqu¨¦, Bartra, Alba; Busquets; Koke, Silva (Pedro, m. 69), Iniesta (Bernat, m. 69); Alc¨¢cer y Costa (Rodrigo, m. 81). No utilizados: R. Garc¨ªa, Azpilicueta, Iturraspe, Casillas, Albiol, Juanfran, Cesc, Cazorla, Casilla.
Goles: 0-1. M. 26. Silva. 0-2. M. 41. Alc¨¢cer. 0-3. M. 68. Diego Costa. 0-4. M. 87. Bernat.
?rbitro: Pawel Gil (Polonia). Amonest¨® a Holter, Costa y Piqu¨¦.
Unos 8.000 espectadores en el estadio Josy Barthel.
Tras el fiasco de Eslovaquia, Del Bosque alter¨® el sistema y Espa?a se dispuso con un 4-4-2, con un medio campo en rombo, con Busquets de ancla, Koke a la derecha, Iniesta a la izquierda y Silva como enganche para Diego Costa y Alc¨¢cer que, como m¨ªnimo, va para jugador del mes. A nadie benefici¨® m¨¢s el giro que a Silva, que disfruta en la frontera del ¨¢rea. El canario se movi¨® con soltura, tanto en sus sociedades con Iniesta como con los dos delanteros. Ingobernable para el arcaico radar de los luxemburgueses.
Vertebrado en torno a Silva, en el primer tiempo el equipo espa?ol tuvo otra gracia, nada que ver con la jornada del pasado jueves. Por supuesto, la oposici¨®n no fue la misma. La UEFA programa estas eternas fases de clasificaci¨®n con todas las puertas abiertas y el calendario se rellena con selecciones que apenas dan la talla ni como teloneros. De ah¨ª que en partidos de este pelo sea obligado poner a equipos como Espa?a ante su espejo, medirles por su respuesta consigo mismos, no en funci¨®n del adversario. Partidos que no encumbran pero pueden ser un borr¨®n hist¨®rico, como lo son para La Roja derrotas del pasado en Islandia o Chipre, por ejemplo.
En el Gran Ducado, Espa?a se lo tom¨® con seriedad, sin cantinfladas. Los tiempos no est¨¢n para bromas. Frente a un rival con ¨¢nimo y nada m¨¢s, los de Del Bosque manejaron bien los registros, tanto por el pasillo central, como por las orillas, donde Carvajal ventil¨® bien al equipo. Las l¨ªneas luxemburguesas se quebraban cuando la pelota circulaba con geometr¨ªa, a ras de suelo, o cuando cog¨ªa vuelo desde la posici¨®n de Piqu¨¦ y Bartra, que superaban las barreras con pases en largo. Todo en orden hasta el ¨²ltimo instante.
Durante m¨¢s de una hora, Espa?a se rindi¨® a pies de Diego Costa, que encaden¨® media docena de ocasiones, unas claras y algunas clar¨ªsimas. Nada peor que un goleador obsesionado con el gol. Esa es su paradoja. Ofuscado Costa, al que le vino de maravilla la presencia de Paco Alc¨¢cer, que no ha necesitado a?os de matr¨ªcula para saber c¨®mo agitar a las defensas, Silva acudi¨® al rescate. La metamorfosis espa?ola ha provocado que sea precisamente el canario el m¨¢ximo goleador de esta convocatoria. El jugador del City caz¨® un remate estupendo con la zurda tras un inocente despeje de un contrario.
Del segundo tanto se encarg¨® Alc¨¢cer, que ha entrado en La Roja al rev¨¦s que Costa, como un tiro. Tres partidos oficiales y tres goles. Hay muescas de Villa en este delantero del Valencia, que no solo es un rematador did¨¢ctico, con las dos piernas o con la cabeza. Domina el desmarque y es un conquistador de microespacios. Dej¨® constancia en la asistencia de Silva, a la que lleg¨® un pie antes que cualquiera de la muchedumbre de defensas locales. Y al chico, modesto y terrenal, no se le ve sufrir de actualidad.
Resuelto el marcador, Espa?a baj¨® de nivel y opt¨® por gestionar sin m¨¢s el encuentro con un solo objetivo, el triunfo de Diego Costa, el partido que m¨¢s se le atragant¨®. Hasta que de rebote en rebote y con un zaguero luxemburgu¨¦s haciendo el canelo al evitar como un parvulario un fuera de juego en el ¨¢rea peque?a, Costa revent¨® el bal¨®n contra la red. Rabia, mucha rabia tras siete meses de una odisea propia de esos misterios que tiene el f¨²tbol. A esta Espa?a todo le cuesta m¨¢s, y el hispano-brasile?o lo ha pagado. Abierta la lata, solo cabe esperar al verdadero Diego Costa, a quien Del Bosque retir¨® poco despu¨¦s de su estreno goleador.
Con el respiro de Costa, lleg¨® el tiempo de los novatos, el de Bernat y Rodrigo. Ellos, con Alc¨¢cer al inicio de la jugada, se fabricaron el cuarto tanto, obra del lateral del Bayern M¨²nich. Un buen s¨ªntoma, un gol de futuro entre tres reci¨¦n llegados. En esta Roja no sobra nadie. Costa, los que ya llegan y los que llegar¨¢n.
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