El regate derriba un muro
El Atl¨¦tico vapulea al Malmoe empujado por la habilidad de Arda, Griezmann, Koke y Juanfran
Dec¨ªa Johan Cruyff que no hay sistema defensivo que aguante el regate. La imprevisibilidad de un recorte, de cambiar el bal¨®n de pierna a pierna, de un juego de cintura desconcertante, f¨²tbol de toda la vida en su dimensi¨®n m¨¢s libertaria, puede derribar un muro como el que plante¨® el Malmoe. Cinco defensas y un juego primario fueron desarbolados por el arte del regate encarnado por Arda, Juanfran y Griezmann. A golpe de enga?o, y con Koke como director de orquesta, entre los tres fraguaron un triunfo holgado que permite al conjunto de Simeone mirar al futuro de la competici¨®n con cierto desahogo. God¨ªn aument¨® la goleada con un cabezazo en un c¨®rner para no perder las costumbres y Cerci, tambi¨¦n tras un recorte hacia adentro, y un segundo zurdazo, despu¨¦s de que el primero diera en el palo, culmin¨® una tunda muy trabajada. Cinco goles que le vendr¨¢n muy bien a los colchoneros para hacer cuentas en las ¨²ltimas jornadas de esta fase de grupos que ha enderezado tras el traspi¨¦ inicial en Atenas.
Atl¨¦tico, 5- Malmoe, 0
Atl¨¦tico: Moy¨¢; Juanfran, God¨ªn, Miranda, Siqueira; Mario Su¨¢rez, Sa¨²l, Koke; Arda (Ra¨²l Garc¨ªa, m. 69), Griezmann (C. Rodr¨ªguez, m. 73) y Mandzukic (Cerci, m. 78). No utilizados: Gim¨¦nez, Ra¨²l Jim¨¦nez, Oblak, G¨¢mez.
Malmoe: Olsen; Tinnerholm, Johansson, Halsti, Helander, Ricardinho (Konate, m. 92); Eriksson (Thern, m. 88), Adu, Forsberg (Kroon, m. 67); Rosenberg y Thelin. No utilizados: Cibicki, Hammar, Mehmeti, Azinovic.
Goles: 1-0. M. 49. Koke. 2-0. M. 62. Mandzukic. 3-0. M. 64. Griezmann. 4-0. M. 89. God¨ªn. 5-0. M. 94. Cerci.
?rbitro: Matej Jug (Eslovenia). Amonest¨® a God¨ªn, Johansson y Rosenberg.
Unos 50.000 espectadores en el Vicente Calder¨®n.
Fue el uno contra uno, ese recurso tan en desuso, tan enterrado en el f¨²tbol moderno, el que alivi¨® al Atl¨¦tico, que no hab¨ªa encontrado manera de meterle mano al cerrojo sueco en los primeros 45 minutos. Cuando el constante bombardeo de centros a¨¦reos al que sometieron los rojiblancos al blindaje sueco parec¨ªa que no daba para m¨¢s, apareci¨® Arda en un costado del ¨¢rea. All¨ª se revolvi¨® escondiendo la pelota con esa forma de protegerla y culebrear que parece detener el tiempo. Suficiente para descolocar a la defensa del Malmoe cuando la pelota le volvi¨® de un rechazo y poder filtrarle un bal¨®n a Koke que este pic¨® con suavidad y cruzado sobre la salida de Olsen. Entre dos bajitos reventaron un entramado defensivo al que tambi¨¦n contribuy¨® a desgastar Juanfran. Descaradamente posicionado como extremo m¨¢s que lateral, fue una pesadilla para Ricardinho. Las reminiscencias de su pasado siguen muy presentes en el juego de Juanfran, que manej¨® todo el repertorio que se le exige a un jugador de banda. Lo intent¨® en corto en el dos contra uno, y con cintura o por velocidad cuando decid¨ªa encarar a su desesperado par, que padeci¨® una tortura.
De Juanfran, tras otra internada da?ina culminada con una pared, sali¨® un centro de Koke raso que pesc¨® Mandzukic con la puntera en el primer palo. Por fin aplic¨® el goleador croata esa capacidad de anticipaci¨®n que se le demanda a cualquier jugador de ¨¢rea. A veces peca de est¨¢tico, de esperar el centro clavado en el coraz¨®n del ¨¢rea. La primera vez que se movi¨® para anticiparse a un pase y no esperarlo encontr¨® el gol.
El franc¨¦s fue el primero en romper la mon¨®tona din¨¢mica del primer tiempo
El tercer jugador que desequilibr¨® desde el regate fue Griezmann, que fue de menos a m¨¢s. ?l fue el primero en romper la mon¨®tona din¨¢mica de un primer tiempo muy previsible. Lo hizo cuando se solt¨® con ese cambio de ritmo que le permite desequilibrar y combinar a la carrera. Se liber¨® Griezmann y una pared con Arda, otra suerte que derriba muros cuando se ejecuta con precisi¨®n, le dej¨® ante Olsen. Su remate fue ansioso, un zurriagazo a reventar la pelota que se estrell¨® en el larguero y que Mandzukic no acert¨® a concretar de cabeza cuando le cay¨® el rechazo. Hasta ese momento, hab¨ªa habido muchas imprecisiones y cierta pesadez con el bal¨®n en los futbolistas de Simeone. Maniatado el Malmoe, que solo ense?¨® en ataque la potente carrera de Forsberg, el Atl¨¦tico se vio obligado una vez m¨¢s a llevar el peso del partido. Le cuesta todav¨ªa fluir por el centro como lo hace por los costados.
Es extra?o ver al Atl¨¦tico sin contragolpe, sin esa capacidad de maniobra que mostraba para replegar y desplegarse. Mandzukic le ha cambiado esa se?a de identidad tan rentable hist¨®ricamente, tan trascendente en los ¨¦xitos cosechados desde que lleg¨® Simeone. Ahora, cuando los partidos est¨¢n empatados, ese guardar la zona en su campo a la espera de un error no tiene tanto sentido porque no puede penalizar a sus contrarios como hac¨ªa antes con Diego Costa. Tiene que dominar el juego y abrirlo a las bandas a la espera de que su gigante delantero atrape alguna rosca. All¨ª clavado, entre los tres centrales que dispuso el Malmoe, tres tallos como ¨¦l de altos, Mandzukic se convirti¨® en un referente f¨¢cil en el primer tiempo. No se le puede exigir la movilidad de Costa, ni la capacidad para el desmarque de ruptura que ten¨ªa el hispanobrasile?o, pero s¨ª la capacidad de pensar unas d¨¦cimas antes para buscar los centros. A veces, Mandzukic espera tanto como se desespera.
Busc¨® mucho el Atl¨¦tico las bandas con Juanfran y con Siqueira. Eso le dio para ese primer acto en el que mayormente jug¨® un partido de centros al ¨¢rea en aluvi¨®n, muchos de ellos despejados a c¨®rner por la abigarrada defensa sueca. En esa mutaci¨®n a equipo m¨¢s dominador ha intercambiado los pases filtrados al espacio por una bater¨ªa de saques de esquina. Esta vez no le sirvieron para abrir el marcador. No lo hizo hasta que Arda recuper¨® el regate, que efectivamente, como dice Cruyff, derrib¨® un muro.
Juega Griezmann, aplaude el Calder¨®n
Gorka P¨¦rez, Madrid
Son pocos los jugadores que consiguen generar un runr¨²n de expectaci¨®n en el Calder¨®n cada vez que tienen el bal¨®n en su poder. Pero si hay uno que lo ha logrado en poco m¨¢s de dos meses es Griezmann, ayer titular en la punta junto a Mandzukic, y de nuevo m¨¢ximo generador de ese sonido que tiene embelesada a la afici¨®n y que le acompa?a cada vez que arranca en direcci¨®n a la porter¨ªa. El hecho de que fuera el protagonista involuntario del primer pique entre seguidores y t¨¦cnico por su cambio ante el Celta demuestra el grado de entusiasmo que ha generado el franc¨¦s de los 30 millones de euros entre los aficionados rojiblancos. Parece adem¨¢s que Griezmann es hasta el momento el mejor acompa?ante del nueve del Atl¨¦tico, que sigue todav¨ªa adapt¨¢ndose al estilo del equipo, y que ayer sum¨® su segundo gol en Europa.
A diferencia de Mandzukic, Griezmann se movi¨® por distintas zonas del ataque evitando que las defensas fijasen su marca, lo que le gener¨® m¨¢s huecos para la llegada de los jugadores de segunda l¨ªnea como Koke o Sa¨²l. Fruto de un desmarque por la banda derecha, el franc¨¦s recibi¨® un pase interior pero envi¨® el bal¨®n al larguero cuando el gol parec¨ªa cantado. El rechazo lleg¨® hasta Mandzukic, pero el punta fue incapaz de remacharlo.
Observar a Simeone en la zona t¨¦cnica es contemplar de qu¨¦ jugador espera el argentino algo distinto. Y cada vez que Griezmann se lanz¨® al suelo, tir¨® un desmarque, o prolong¨® una jugada el argentino lo acompa?¨® con palmadas. Con el tanto inicial de Koke, el Atl¨¦tico se afloj¨® el cintur¨®n y tras el segundo, de Mandzukic, lleg¨® el turno de Griezmann. En su segundo disparo franco el franc¨¦s consigui¨® enviar el bal¨®n a la red con un remate desde dentro del ¨¢rea. Fue el broche dorado para un partido que no hizo m¨¢s que afianzar la relaci¨®n entre estadio y jugador. Los aplausos de Simeone por su gol se mezclaron con el estruendo del p¨²blico. Un sonido que le acompa?¨® mientras, agradeciendo el gesto, el franc¨¦s se despidi¨® de la afici¨®n antes de ser sustituido. Todo un bautismo de mano contra mano.
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