El Bar?a copia mal al Madrid
El sentido del juego colectivo madridista subray¨® todav¨ªa m¨¢s la derrota blaugrana, un equipo distinguido por su capacidad para asociarse a partir de los medios
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El Madrid es un equipo mucho m¨¢s estable futbol¨ªsticamente que el Bar?a. Tiene un plan y dispone de recursos y alternativas suficientes, al pie y al espacio, en ataque est¨¢tico o al contragolpe, con el marcador a favor o en contra, para jugar distintos partidos en uno, como se vio en el Bernab¨¦u, que no perdi¨® la confianza en la victoria ni con el gol de Neymar. Alrededor de Benzema, el delantero por excelencia cuando se trata de discutir sobre f¨²tbol, el Madrid someti¨® al Barcelona. Nunca se sinti¨® exigido, ni desde la t¨¢ctica ni f¨ªsicamente, ni individual ni colectivamente, como si tuviera ya muy visto el partido, quiz¨¢ porque se ha pasado mucho tiempo jugando con tres delanteros, como el Bar?a en Chamart¨ªn. Ni siquiera precis¨® de Cristiano Ronaldo, especialmente abstra¨ªdo del cl¨¢sico, para penalizar los errores del Barcelona.
El sentido del juego colectivo madridista subray¨® todav¨ªa m¨¢s la derrota blaugrana, un equipo que precisamente se hab¨ªa distinguido por su capacidad para asociarse a partir de los medios, ahora mismo disminuidos por la n¨®mina de atacantes y por la confusi¨®n de los zagueros, tanto da que el portero sea Ter Stegen como Bravo, abatido finalmente en la Liga. Aunque no se sabe si el Madrid de ma?ana se acabar¨¢ pareciendo al Barcelona campe¨®n de ayer, el Bar?a de hoy es una mala copia de lo que fue el mejor Madrid. Los blaugrana se partieron por la mitad y se entregaron al escarnio de la hinchada del Bernab¨¦u, divertida con la rueda de cambios, agradecida con los suyos, reiterativa en la rechifla con Neymar, Messi y el debutante Luis Su¨¢rez.
Apenas hubo noticias del Bar?a desde que Casillas le sac¨® un remate de gol a Messi con 0-1. El momento Su¨¢rez, generado desde que se supo que el uruguayo reaparecer¨ªa en Madrid, se acab¨® con el rechazo del portero del Madrid. El 9, cuyo puesto estaba reservado desde que Pedro, Munir y Sandro se turnaron como complementos de Neymar y Messi, estuvo certero en el cambio de orientaci¨®n que habilit¨® al 11 en el gol y en la asistencia al 10.
Los errores individuales de los azulgrana no disimulan sus dudas como equipo ante un rival con buen gusto
Ante un adversario ya hecho y cuajado como el Madrid, el Barcelona es un equipo en construcci¨®n, circunstancia apreciable en los dos partidos m¨¢s dif¨ªciles que ha tenido, en Par¨ªs y en Madrid. Luis Enrique pretende combatir la previsibilidad y la rutina que tanto hab¨ªan amordazado al equipo frente a los rivales m¨¢s convencionales con unas rotaciones tan imprevisibles que han acabado por sorprender al propio Bar?a. Las rotaciones son especialmente peligrosas en un conjunto que prioriza a los especialistas: no es lo mismo jugar con Xavi que con Rakitic, con Mathieu que con Alba, con Piqu¨¦ que con Mascherano.
Fuerte con los d¨¦biles, el Barcelona se muestra d¨¦bil cuando enfrenta a los fuertes, en los momentos en que se mide si va por buen camino, si est¨¢ en lo cierto, cuando en juego est¨¢ su credibilidad. Todav¨ªa es un equipo discontinuo, irregular, indefinido, sobre todo por lo que respecta a los laterales y a los interiores, ahora que ha decidido juntar a los delanteros y atacar por dentro a partir de Messi. Los goles del Madrid permiten se?alar a determinados jugadores como culpables del 3-1. Piqu¨¦ se resbal¨® en el penalti (1-1), se defendi¨® mal el c¨®rner rematado Pepe (2-1) y no se supo defender la transici¨®n rematada por Benzema (3-1). Los errores individuales, sin embargo, no deben disimular las penalidades colectivas ni estructurales del Barcelona.
A Luis Enrique le toca corregir las disfunciones para evitar que el liderato sea tan fr¨¢gil como era la imbatibilidad de Bravo. El riesgo mayor, sin embargo, es que el equipo pierda la identidad con tanta confusi¨®n como hubo en el Bernab¨¦u ante un Madrid con buen gusto por el f¨²tbol.
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