La venganza de Rosell resucita a Laporta
Un juez que para nada parece interesado en el f¨²tbol ha dictado una sentencia muy ilustrativa si no ejemplar t¨¦cnicamente sobre las muchas cuitas que se dirimen en los palcos de los estadios, una caldera de pasiones a menudo m¨¢s revanchista que cualquier litigio que se pueda dar en la cancha, y m¨¢s en el Bar?a. No discute el magistrado sobre las cuentas hechas por Laporta ni las reformuladas por Rosell, ambas bien presentadas desde el criterio contable del presidente que sale y del que entra, y las dos aceptadas, sino que dirime sobre las salvedades y su interpretaci¨®n, para concluir que no hubo p¨¦rdidas sino un beneficio de cuatro millones en el c¨®mputo global del mandato de la anterior directiva.
Aunque habr¨¢ opiniones antag¨®nicas y se continuar¨¢ discutiendo sobre el maquillaje econ¨®mico que se practica en los clubes, el dictamen supone un rev¨¦s monumental para una directiva que ha utilizado a los socios como fuerza de choque para avivar pleitos personales que ten¨ªan f¨¢cil soluci¨®n en la asamblea del Bar?a. La directiva que preside Bartomeu qued¨® tan aturdida con la decisi¨®n de Mart¨ªnez Borrego que tard¨® ocho horas para comunicar que mantiene abierta la posibilidad de recurrir en el plazo legal de 20 d¨ªas, circunstancia que le imposibilita para volver a convocar a la asamblea que ya invoc¨® Rosell.
Los socios escrutar¨¢n ahora a Bartomeu para saber si es reh¨¦n del expresidente o decide poner punto final
Los movimientos de Bartomeu ser¨¢n muy escrutados por unos socios que quieren saber si todav¨ªa es reh¨¦n de Rosell o, por el contrario, quiere desmarcarse con vistas a las elecciones de 2016. La sentencia le ofrece la posibilidad de cerrar el conflicto con la directiva de Laporta o, por contra, mantener un contencioso que desde la intervenci¨®n del juez precisa de una mejor explicaci¨®n para que no se interprete como un pleito personal y revanchista que agrava el desgaste institucional del Bar?a, y m¨¢s ahora en que ya no podr¨¢ disponer del mandato de la Asamblea de Compromisarios. Rosell no par¨® de malmeter ni de injuriar como ex vicepresidente, como candidato y como presidente, contra Laporta. Jam¨¢s tuvo un sentido institucional del cargo como le ofrec¨ªa la condici¨®n de candidato m¨¢s votado de la historia del Barcelona.
Rosell edific¨® su estruendosa victoria sobre la herencia del desfigurado Laporta, derrotado en una moci¨®n de censura, incapaz de delegar en un candidato ganador en las elecciones de 2010. Ning¨²n presidente se encontr¨® con una posici¨®n de tanto privilegio y unidad como Rosell: ten¨ªa una herencia deportiva espl¨¦ndida, ¨²nica en el barcelonismo, y una masa social entregada, deseosa solo de que se sanearan las cuentas, corrigieran las formas y se respetaran activos ya consolidados alrededor de la marca m¨¦s que un club. Al cabo de tres a?os, Rosell dimit¨ªa de mala manera, sin dar mayor explicaci¨®n, despu¨¦s de fracturar la masa social, empobrecer al equipo, comprometer la instituci¨®n con patrocinadores como Qatar y judicializar el club, incluso por el fichaje de Neymar.
La inquina contra Laporta fue una de las constantes del mandato de Rosell. No par¨® de sembrar ciza?a ni de sospechar sobre su obra de gobierno hasta llevarla a los tribunales. La sentencia parece invitar a la generosidad, toda vez que los demandantes entienden tambi¨¦n que se les ha dado la raz¨®n ¡ªel juez respeta sus n¨²meros y advierte que el ¨²ltimo ejercicio de Laporta se cerr¨® con saldo negativo¡ª, motivo quiz¨¢ para poner el punto final al caso. Lo contrario significar¨ªa seguir fomentando el odio, la venganza y el rencor. No caben m¨¢s interpretaciones despu¨¦s de que ya se hayan manifestado los socios y la justicia. Ya solo queda por hacerlo la junta de Bartomeu, enfrentada ahora a Laporta, resucitado por Rosell.
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