Cuando los raros eran los dem¨¢s
Alberto Garrido, culturista que logr¨® superar la adicci¨®n a los esteroides anabolizantes, relata la espiral diab¨®lica en que se hab¨ªa convertido su vida antes de dejarlo
Alberto Garrido no medir¨¢ mucho m¨¢s de 1,70 metros y pesa apenas 65 kilos. Habla suave y es tan ligero y fino que parece que podr¨ªa salir volando si se pusiera en medio de una corriente de aire. Cuando ense?a una fotograf¨ªa de un ¨¦mulo de Sylvester Stallone, sin duda, que posa exhibiendo sus 95 kilos de m¨²sculo, brazos tatuados y mirada de malo bajo una ancha frente en la que el flequillo es apenas una insinuaci¨®n, tiene que jurar y rejurar varias veces que s¨ª, que ese hombre que asusta es ¨¦l tambi¨¦n. ¡°S¨ª¡±, se r¨ªe Garrido, quien ha decidido hablar de su adicci¨®n ¡ªalgo in¨¦dito en Espa?a¡ª y de c¨®mo la ha superado, y de c¨®mo se puede romper el c¨®digo de silencio y verg¨¹enza, para sentirse mejor, para confortar a sus padres y enviar un mensaje a todos los que piensan que los esteroides son como caramelos. ¡°Es como las fotos de anuncios de suplementos del antes y el despu¨¦s, pero al rev¨¦s. Y he sido eso, un Stallone, la mitad de mi vida exactamente, 20 de mis 40 a?os. He estado haciendo pesas en los gimnasios de los 18 a los 38 a?os, y quien dice hacer pesas dice tambi¨¦n consumir anabolizantes¡±.
El primer ¡®hermano¡¯ le dijo que los esteroides no eran tan peligrosos como el tabaco
?Cu¨¢nto da?o han hecho al mundo, y no solo a la historia del cine, Schwarzenegger y sus Conan y Terminators y Stallone y sus Rambos y Rockys! Se puede gritar as¨ª a la cara de Garrido y ¨¦l asiente, ¨¦l que entr¨® por primera vez a un gimnasio a levantar hierro cuando ten¨ªa 18 a?os.
¡°Empec¨¦ en Madrid y lo hice porque quer¨ªa tener un cuerpo est¨¦ticamente en los c¨¢nones de belleza de la ¨¦poca, 1992. Empec¨¦ tranquilo. Despu¨¦s, di un paso m¨¢s y model¨¦ tales m¨²sculos y tales venas, que podr¨ªa haber competido, y entre mis amistades estaba el campe¨®n gallego, que lleg¨® a ir al campeonato de Espa?a, pero a m¨ª no me dio por competir¡±, dice Garrido, cuyos comienzos fueron cautos. ¡°Al principio ni siquiera iba todos los d¨ªas, solo dos o tres a la semana, pero a medida que entraba en el mundillo de los anabolizantes, pas¨¦ a entrenarme dos horas todos los d¨ªas. Iba in crescendo, pero lo pod¨ªa compaginar con el trabajo de administrativo en una empresa el¨¦ctrica. Y a quien me preguntaba le dec¨ªa que todo lo consegu¨ªa tomando solo prote¨ªnas...¡±
Los anabolizantes los conoci¨® Garrido porque a ellos le llev¨® su curiosidad. Una pregunta a un compa?ero de pesas. ¡°Jo¨¦, qu¨¦ cuerpo tan bueno tienes. ?C¨®mo lo has conseguido? Y ¨¦l te dice, pues mira, hay unas sustancias... Y tambi¨¦n, ante tus dudas, te aclara que no son peligrosas para la salud, no m¨¢s peligrosas que fumar, por ejemplo. Y as¨ª te venden la moto¡±.
Garrido empez¨® a probarlas, lo que supuso una inevitable conexi¨®n con la otra persona, la que le empez¨® a vender los primeros productos, que de entrada, son baratos. ¡°Pero, ?qu¨¦ pasa?¡±, dice. ¡°Que despu¨¦s pasas a un ciclo m¨¢s grande, y luego a otro, y ya entras en una espiral. Como la persona del primer contacto a veces no me pod¨ªa suministrar ciertos productos, comenc¨¦ a entrar en los foros de Internet para contactar con gente que en el mismo foro te ofrece su cat¨¢logo y su lista de precios. Empiezas haciendo un pedido de prueba. Pides una sustancia que sabes que funciona a los tres y cuatro d¨ªas y te da unas se?ales inequ¨ªvocas: el clembuterol, temblor de manos y sudoraci¨®n, por ejemplo. Y ya te aseguras de que no te vende falsificaciones. Ya asegurado, le pides un ciclo de unos 300 euros. Y tambi¨¦n ¨ªbamos a comprar a farmacias de Portugal, donde la legislaci¨®n no es tan estricta. Y a medida que vas haciendo ciclos te vas viendo como quieres verte, lo que te anima a seguir, y te da una gran seguridad. Cuando sales por la noche, en las fiestas, notas que la gente te respeta m¨¢s, y ligas m¨¢s, triunfas, y lo necesitas, porque con la testosterona te pasas el d¨ªa empalmado... Hasta que llega un d¨ªa en el que te empiezas a gastar much¨ªsimo dinero en ciclos. Y con tu vendedor entablas una relaci¨®n de s¨ªndrome de Estocolmo. Es el colega que te da los productos que t¨² quieres, y encima, como ves que lo que antes te costaba 70 te lo deja en 50, dentro de tu ceguera y tu locura, piensas incluso que te est¨¢ haciendo el favor de tu vida. Y coges tal confianza con ¨¦l que hasta parece un amigo que quiere compartirlo todo contigo".
Desmitificar los gimnasios
Era tan elevado el consumo de anabolizantes de Alberto Garrido, que no hab¨ªa operaci¨®n de la Guardia Civil en la que su nombre no apareciera como uno de los mayores clientes. Pas¨® en la Operaci¨®n Escudo y luego en la Operaci¨®n Baner, que se cerraron con un centenar de detenidos. Pero Garrido no fue uno de ellos.
¡°Para nosotros, para la UCO, Garrido era simplemente un consumidor, una v¨ªctima, y como tal le tratamos cuando hablamos con ¨¦l¡±, dice Manuel S¨¢nchez, jefe del cuerpo operativo de la Guardia Civil. ¡°Nuestra tarea no es solo la represi¨®n del delito, sino tambi¨¦n la prevenci¨®n, un trabajo social para evitar que un consumo tan da?ino se extienda. Para eso es necesario desmitificar los gimnasios y que personas como Garrido hablen, no solo como testigos ante los tribunales o con nosotros para ayudarnos a investigar, sino tambi¨¦n a la sociedad para alertar de un peligro al que no se da a¨²n mucha importancia¡±.
"Pero cada vez te gastas m¨¢s dinero. Cada ciclo son nuevas sustancias: Testovir¨®n, Winstrol, que es estanozolol, Primobol¨¢n, nandrolona, trembolona, boldona... Quemadores de grasa como el clembuterol, hormonas tiroideas T3 y T4, hormona de crecimiento, insulina, que hace que todo lo que comes se transforme antes, IGF1... Todo lo que hay. Y t¨² eres autodidacta, investigas en los foros, que solo hablan de los beneficios, pero nunca de los problemas, de la ca¨ªda del pelo, de la vascularidad conseguida con hormona de crecimiento... Lo tratas como el que fuma, que lee que el fumar produce c¨¢ncer y no lo cree, as¨ª nosotros con todas las campa?as de informaci¨®n sobre los males de los anabolizantes. Est¨¢s en tu espiral y te da igual. Y en el gimnasio y luego, fuera, pues al final solo te relacionas con la gente que hace lo mismo, acabamos siendo una peque?a secta. Una secta que nos impide una relaci¨®n de pareja normal, pues nunca puedes explicar a tu chica qu¨¦ es lo que tienes por los cajones y cuando se lo explicas, te deja, pero a ti te da igual: pens¨¢bamos que los raros son los dem¨¢s. Nosotros ¨¦ramos hermanos¡±.
La espiral estuvo a punto de romperla Garrido hace cuatro a?os, cuando eran tan grandes los abscesos de pus que le produc¨ªan los pinchazos directamente en los m¨²sculos de brazos, hombros y piernas ¡ª¡°dos jeringas enteras de 5ml tres veces por semana¡±, dice¡ª, le obligaron a ir al hospital. ¡°Me sacaron un litro de pus de una pierna y estuve tan mal que pens¨¦ en dejarlo. Adem¨¢s, ten¨ªa tantas deudas, pues gastaba m¨¢s de lo que ganaba en la empresa, unos 1.200 euros al mes, y me embarqu¨¦ en cr¨¦ditos encadenados, cada vez m¨¢s caros, que mi padre, prejubilado, volvi¨® a trabajar y tuvo que hipotecar la casa para pagar la deuda de 60.000 euros... Y, pese a eso, pasado el primer shock, en el hospital solo estaba deseando que me dieran el alta para no perder tiempo y seguir con mis ciclos. Pero dos a?os despu¨¦s toqu¨¦ fondo. Con la ansiedad, el estr¨¦s y las sustancias, pues tambi¨¦n tomaba el estimulante efedrina, no pod¨ªa dormir, y el traficante me empez¨® a vender orfidales, que tomaba cada vez m¨¢s. Y un d¨ªa, en junio de 2012, me qued¨¦ dormido y cuando me levant¨¦ no sab¨ªa ni d¨®nde estaba, y no pod¨ªa ni orinar del dolor que sent¨ªa. En el hospital me dijeron que sufr¨ªa un fallo renal agudo y que si hubiera ido tres horas m¨¢s tarde habr¨ªa muerto o estar toda la vida encadenado a la di¨¢lisis. Mis padres lloraban y yo me mor¨ªa de verg¨¹enza. No volv¨ª a pincharme, pero como cualquier drogadicto, porque esto es una droga, sufr¨ª un s¨ªndrome de abstinencia psicol¨®gico. Y descubr¨ª que no hay centros especializados en vigorexia, as¨ª que fui a un psiquiatra, que me trat¨®. Y fue fundamental el apoyo de mis padres...¡±
Se inyectaba tres veces a la semana en los m¨²sculos jeringas de 5ml enteras
Dos a?os despu¨¦s, sin m¨²sculo apenas ni pesadillas, Garrido se siente limpio, solo y v¨ªctima de unos efectos secundarios que no acaban de dejarle, como la depresi¨®n, la sordera y la falta de producci¨®n de testosterona por su cuerpo, que solo hace seis meses ha vuelto a funcionar de nuevo pero muy poquito a poco. ¡°Hago cosas que antes no hac¨ªa, me he apuntado a clases de ingl¨¦s y a un equipo de rugby, corro en carreras populares...¡± dice. ¡°Pero no tengo amigos, y a los 40 es dif¨ªcil empezar una vida nueva. Los amigos, los hermanos, de la secta ya he roto con ellos. Y estoy seguro de que cuando me vean esos amigos en el peri¨®dico, eso les har¨¢ pensar. No creo que me insulten¡±.
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