Noche de estrellas en el Camp Nou

El Bar?a ataca o defiende, ha dejado de jugar a f¨²tbol, o al menos juega de una manera diferente a como sol¨ªa cuando mandaban los centrocampistas, porque su idea del juego colectivo ha perdido peso ante el poder¨ªo de sus delanteros: Neymar, Luis Su¨¢rez y Messi. Marcaron los tres y los azulgrana se apuntaron una victoria muy estimulante por la categor¨ªa del rival, hasta ayer invicto; por el escenario, pocos como el Camp Nou; y por la entidad del torneo, la Copa de Europa. El Bar?a entrar¨¢ en el sorteo de octavos con ventaja, como primero de su grupo, despu¨¦s de protagonizar un meritorio remonte ante el PSG: 3-1, cerrado por el omnipresente Luis Su¨¢rez.

No le anima al Bar?a m¨¢s ambici¨®n que la de ganar partidos, uno despu¨¦s de otro, no quiere trascender ni marcar estilo, convencido de momento que el fin justifica los medios, y m¨¢s en la Champions. Los azulgrana disputan muchos partidos en uno, mudan seg¨²n las circunstancias, act¨²an en funci¨®n del marcador, ¨²nicamente condicionados por Messi, de nuevo definitivo, decisivo a la hora de convertir un encuentro muy peligroso en una victoria reparadora, muy agradecida para la autoestima del Bar?a. Los futbolistas se acostumbran a sufrir para que resuelvan las estrellas: Messi, Neymar y Su¨¢rez.

A veces da la sensaci¨®n incluso de que Luis Enrique se divierte m¨¢s con las alineaciones que con los encuentros, convencido de que la suerte de su equipo pasa sobre todo por su capacidad de sorpresa. Ausente por sanci¨®n Alves, el Bar?a prescindi¨® de salida de los laterales y jug¨® con los cuatro centrales en n¨®mina, los dos medio centros y los tres delanteros de siempre, los ¨²nicos fijos ante cualquier rival, tambi¨¦n ante el PSG. El t¨¦cnico asturiano recuper¨® un despliegue muy barcelonista en las situaciones extremas desde los tiempos de Cruyff: el famoso 3-4-3. La interpretaci¨®n de Luis Enrique, sin embargo, fue muy sui g¨¦neris, m¨¢s bien un popurr¨ª alejado de la ideolog¨ªa azulgrana por la ausencia de centrocampistas, sobre todo de Xavi, suplente con Jordi Alba y Rakitic.

Sin Alves, sancionado, el t¨¦cnico prescindi¨® de laterales y recuper¨® el 3-4-3

La novedad estuvo en la posici¨®n de Messi, reubicado como interior, mientras Pedro y Neymar abr¨ªan el campo y Luis Su¨¢rez ejerc¨ªa de 9. El equipo se garantiz¨® un mejor control, una de sus penalidades en Par¨ªs, y a cambio se desajust¨® a ratos en la presi¨®n, una concesi¨®n excesiva ante un contrario que se distingue por su f¨²tbol de transiciones r¨¢pidas, y perdi¨® inicialmente desequilibrio, m¨¢s que nada porque le costaba que entrara en acci¨®n Messi. Activar al 10 era tan vital como auxiliar al indefenso Mathieu, enfrentado a un excelente extremo como Lucas Moura. As¨ª se vio en el 0-1, cuando el brasile?o centr¨® para Matuidi, cuya dejada cay¨® a los pies de Ibrahimovic, infalible por primera vez como visitante en el Camp Nou, terminal en su remate sin parar ante Ter Stegen.

Anudado en ataque est¨¢tico, el Bar?a encontr¨® alivio en los cambios de orientaci¨®n de Mascherano y la pujanza de Luis Su¨¢rez. Un bal¨®n largo del argentino acab¨® a pies del uruguayo, que se sac¨® un excelente centro cruzado para la llegada al segundo palo de Messi. Igualado el marcador, los azulgrana se esmeraron en las posesiones y en la recuperaci¨®n, en la disputa de los balones divididos, cada vez m¨¢s viriles ante un rival f¨ªsico y t¨¢ctico, a gusto con los duelos individuales que planteaba la zaga de tres del Bar?a. El partido se puso precioso por igualado y emocionante, imposible perder detalle en el Camp Nou.

El equipo azulgrana o ataca o defiende, ha dejado de jugar al f¨²tbol

A pesar del sufrimiento de Mathieu y la descolocaci¨®n de Busquets, incapaz de comprender el jerogl¨ªfico de Luis Enrique, los dos equipos intercambiaban golpes y ocasiones (Moura y Su¨¢rez), hasta que entr¨® en juego Neymar: 2-1. El brasile?o condujo de forma soberana un bal¨®n robado a Motta y antes de pisar el balc¨®n del ¨¢rea solt¨® un disparo duro y ajustado a media altura imposible para Sirigu. Los errores estructurales, sin embargo, continuaban sin ser corregidos, de manera que aument¨® la sensaci¨®n de sufrimiento del Barcelona, de peligro del PSG, siempre bien enfocado a partir de Lucas Moura.

Las montoneras se sucedieron en el ¨¢rea de Ter Stegen. No paraba de sacar balones Bartra y achicaba y correg¨ªa Mascherano. El choque se puso tan dif¨ªcil para el Bar?a que a Luis Enrique no le qued¨® m¨¢s remedio que cambiar de plan con el marcador a favor: puso una defensa de cuatro con Bartra de lateral y entraron a escena Rakitic y Xavi. Luis Enrique recurr¨ªa a los centrocampistas para recuperar el control del juego y Blanc daba entrada a delanteros en busca del 2-2. Los cambios aliviaron al Bar?a, que recuper¨® su mejor versi¨®n cuando Xavi se asoci¨® con Messi, definitivo en la aceleraci¨®n del 3-1.

El equipo que acab¨® el partido nada ten¨ªa que ver con el que empez¨® y, sin embargo, el Bar?a cant¨® victoria al inicio y al final, primero a partir de la paciencia y el esfuerzo, momentos en que parec¨ªa quemarle la pelota, y despu¨¦s por medio del talento, redimido por la pegada de las tres estrellas, terminales en un partido de m¨¢xima exigencia, justo cuando protagonizaban las portadas de la prensa de Europa. El Bar?a es consecuente con un p¨®ster ocupado por Neymar, Messi y Luis Su¨¢rez, un gol por barba contra el PSG.