Cavaliers, desconexi¨®n emocional
Las cosas no permanecen inmutables. Es probable que LeBron James todav¨ªa no est¨¦ en decadencia, pero su pel¨ªcula, como todas, abandonar¨¢ la cartelera antes de lo que pensamos
Fuera de temporada, los Cavaliers de Cleveland montaron la ¨²ltima versi¨®n de un superequipo de la NBA. Convencieron a su querido hijo LeBron James para que volviese a casa, donde se uni¨® a Kyrie Irving, por su parte reciente receptor de la versi¨®n NBA del t¨ªtulo de caballero: el contrato m¨¢s alto. A continuaci¨®n, el equipo cambi¨® a Andrew Wiggins ¡ªuna de las elecciones del draft¡ª, un taz¨®n de az¨²car y una docena de huevos por la superestrella barbuda Kevin Love. Tanto si se les amaba como si se les odiaba, los Cavs han formado un conjunto al que cualquiera querr¨ªa ver; una versi¨®n actualizada de los Heat de Miami de la Era de las Decisiones.
La semana pasada sintonic¨¦ un partido que los Cavaliers jugaban en casa contra los Raptors de Toronto, l¨ªderes de la Conferencia Este. Hacia el final, los Raptors ¡ªque son los anti-Cavaliers gracias a una serie de desconocidos sorprendentemente eficaces¡ª estuvieron a punto de hacerse con la victoria. Entonces, LeBron James marc¨® un triple desde el extremo del ¨¢rea y los Cavaliers ganaron su octavo encuentro consecutivo.
Acto seguido apagu¨¦ el televisor y me puse a ocuparme de los asuntos de la noche sin volver a pensar en el partido. No me alegraba de que los Cavaliers hubiesen ganado. Tampoco hubiese querido que perdiesen. No sent¨ªa nada.
Tanto si se les amaba como si se les odiaba, los Cavs han formado un conjunto al que cualquiera querr¨ªa ver; una versi¨®n actualizada de los Heat de la Era de las Decisiones.
Achaqu¨¦ parte de mi desinter¨¦s a los problemas de los Cavs con el baloncesto. Cuando Irving tiene el bal¨®n, Love no hace nada. Cuando Love tiene el bal¨®n, Irving no hace nada. Cuando James tiene el bal¨®n, nadie hace nada. Pero, por encima de todo, mi desinter¨¦s se deb¨ªa a una desconexi¨®n emocional.
Los Cavaliers de Cleveland son algo as¨ª como un segundo matrimonio precipitado. Sobre el papel ten¨ªa sentido, porque ella ya va entrando en a?os y a ¨¦l le acaban de ascender en el trabajo. Pero la primera vez que ella se cas¨® hubo cartas de amor t¨®rridas y promesas escritas a mano. Ahora hay la sala de un juzgado, el mejor amigo de alguno para hacer de testigo y una botella de champ¨¢n de graduaci¨®n media en una habitaci¨®n de hotel conseguida con descuento.
No valdr¨ªa la pena quejarse de nada de esto si el novio no fuese el mejor jugador de baloncesto del mundo. A no ser, por supuesto, que LeBron James ya no sea el mejor jugador de baloncesto del mundo. ?Es posible que a los 29 a?os ya se d¨¦ por satisfecho? (Michael Jordan abandon¨® la NBA para jugar al b¨¦isbol cuando ten¨ªa 30). ?Podr¨ªa ser que a los 29 hayan quedado atr¨¢s los tiempos de gloria en la NBA si se ha empezado a jugar el campeonato con 18? (La carrera de Jordan empez¨® cuanto ten¨ªa 21). ?Quiz¨¢ estoy exagerando un poco? (sobre todo con estas oportunas comparaciones con Jordan).
Desconocemos la respuesta a las dos primeras preguntas, pero s¨ª sabemos la de la ¨²ltima, que es: probablemente. LeBron James sigue siendo el principal reclamo de la NBA. La temporada todav¨ªa est¨¢ en sus comienzos, y los Cavaliers seguramente encontrar¨¢n la manera de jugar sin que los espectadores se queden dormidos.
No obstante, deber¨ªamos recordar que las cosas no permanecen inmutables durante mucho tiempo. Es probable que LeBron James todav¨ªa no est¨¦ en decadencia, pero su pel¨ªcula, como todas, abandonar¨¢ la cartelera antes de lo que pensamos.
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