El drama de Bartomeu
Al presidente, en una posici¨®n de debilidad, no le ser¨¢ f¨¢cil desmarcarse de las sombras de Rosell y Laporta
No se sale de la din¨¢mica de las malas noticias cuando se toman malas decisiones, como ocurre en el Barcelona, convertido en un club pla?idero y sometido, experto en crear falsas expectativas y en abonar la confusi¨®n. Hay tanta toxicidad que la entidad tiene dif¨ªcil arreglo con o sin elecciones antes del a?o 2016. No hay m¨¢s rumbo que el marcado por una pelota que va y viene desde que el club se sostiene en un equipo cuyo t¨¦cnico parece no necesitar a nadie para defender su suerte. La vida barcelonista depende de que Luis Enrique haga feliz a Messi, cosa que en cualquier caso parece mucho m¨¢s posible que lograr que la directiva consiga ganarse a la gent blaugrana con su gesti¨®n, seriamente cuestionada un d¨ªa m¨¢s por la ¨²ltima decisi¨®n del TAS.
Las encuestas se?alan a Laporta como el aspirante mejor posicionado para ganar los pr¨®ximos comicios
No se puede apelar a la moral ni al esp¨ªritu de la ley en los t¨¦rminos que pretende hoy el Barcelona, por m¨¢s desacreditada y manchada que est¨¦ la FIFA, cuando se ha hecho trampa desde La Masia. Ning¨²n caso expresa mejor el proceder del consejo azulgrana: se empieza por no hacer caso de los requerimientos sobre la necesidad de poner en regla unas cuantas fichas de menores (Rosell; ¡°lo tenemos todo controlado¡±), despu¨¦s se clama contra la sanci¨®n impuesta (¡°La Masia no se toca¡±, rezaba la pancarta), m¨¢s tarde se admite que el club est¨¢ en falso (¡°se han cometido errores administrativos¡±, asumi¨® Bartomeu) y se acaba por protestar porque la sanci¨®n es excesiva (¡°no hay para tanto¡±, afirmaba el comunicado emitido ayer en el Camp Nou).
Tambi¨¦n se maniobr¨® de mala manera con el fichaje de Neymar y son muchos los pleitos en que est¨¢ metido el club, sorprendentemente contrariado cuando se le investiga despu¨¦s de sembrar sospechas sobre cualquiera que no militara en su causa titulada ¡°por la paz social¡±. Aunque el plan fue dise?ado por Rosell, Bartomeu firm¨® cuantos papeles salieron de las oficinas en calidad de vicepresidente deportivo. Ning¨²n ejecutivo tramita un fichaje, ni tampoco lo diligencia una federaci¨®n, sin una orden de los m¨¢ximos mandatarios de la entidad.
A Bartomeu no le ser¨¢ f¨¢cil pues desmarcarse del dimitido Rosell para llegar a 2016. La suya es una posici¨®n de debilidad, de manera que dif¨ªcilmente le alcanzar¨¢ con dar una nueva vuelta de tuerca al organigrama, como podr¨ªa ser prescindir del director deportivo Zubizarreta, despu¨¦s de rescindir el contrato del director general Antoni Rossich y no renovar a dos responsables de la cantera como Amor y Puig.
El drama de Bartomeu y Rosell, sin embargo, es que las encuestas se?alan a Laporta como el aspirante mejor posicionado para ganar los pr¨®ximos comicios. Nada ha distinguido m¨¢s a la actual junta que su lucha contra el legado del anterior presidente, que resumi¨® su obra en cuatro nombres: Cruyff, UNICEF, Catalu?a y Masia. Incapaz de nombrar a un heredero que pudiera competir con Rosell en 2010, a Laporta lo han resucitado sus enemigos, aun cuando ni siquiera ha confirmado que volver¨¢ a presentarse a las elecciones. V¨ªctima del presente y sin que se vislumbre el futuro, el Bar?a vive atrapado en el pasado.
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