Marcelinho dispara al Bar?a

Marcelinho, con seis triples y 22 puntos, espole¨® a un Bar?a en serios apuros tras tres derrotas consecutivas y un mal inicio de partido ante el Panathinaikos. El equipo azulgrana se mostr¨® irregular, impreciso e inseguro a veces; vibrante y resolutivo en otros momentos. Sus vaivenes emocionales se expresaron en los vaivenes de su juego ante un rival cori¨¢ceo y afilado como el Panathinaikos. El final fue sorprendente. El Barcelona parec¨ªa tenerlo encarrilado (77-70) pero una serie de errores en cadena de Thomas y Tomic, con dos faltas en ataque y una p¨¦rdida, apretaron el marcador a falta de un minuto y medio para el final (77-76). Entonces fue el Panathinaikos el que fall¨® con dos p¨¦rdidas de Diamantidis y Batista que convirtieron en decisivo el dos m¨¢s uno de Doellman a 56 segundos de la conclusi¨®n.

La salida del Barcelona en el Palau retrat¨® la inseguridad de su juego y de su ¨¢nimo. Tres derrotas consecutivas (Santiago, Berl¨ªn y Bilbao) y un rosario de lesiones parecieron pesarle como una losa. Sus ataques mor¨ªan ante la primera l¨ªnea del quinteto griego, a veces sin que llegara siquiera a intuirse un lanzamiento. Sus defensas carec¨ªan de la concentraci¨®n, sincron¨ªa y agresividad necesarias para frenar a Gist, Slaughter y Nelson.

El Panathinaikos jugaba a no dejar correr y el Barcelona no pudo hacerlo. El bal¨®n quemaba en las manos del quinteto azulgrana. Cinco p¨¦rdidas combinadas con cuatro triples en pocos minutos del Panathinaikos escoraron el marcador (6-16). El descaro y la mu?eca de Hezonja, con un par de triples, le espolearon.

Xavi Pascual ech¨® mano de Oleson y Abrines dos jugadores que sal¨ªan de un largo periodo de convalecencia de sus lesiones. Y el equipo, tras alg¨²n titubeo m¨¢s (28-35), acab¨® de entonarse. Encontr¨® por fin el punto de intensidad, el ritmo y las circulaciones de bal¨®n que le permitieron llegar al descanso con empate a 37. Y, acto seguido, apretaron el acelerador con los seis triples ¡ªcinco consecutivos¡ª de Marcelinho en el tercer cuarto. A partir de ese momento domin¨® y remach¨®, pese al ajustado final, un partido vital para sus aspiraciones.