Prohibido desconectar
Espa?a se deja ir ante Bielorrusia en su estreno en el Mundial, pero se enmienda con un arrebato de furia en la recta final (38-33)
Dicen los que saben de balonmano que en un Mundial, m¨¢s all¨¢ del pedigr¨ª de un equipo, es esencial la mente. Saber manejar la psique de los partidos. Un momento de despiste o un instante de relax pueden afear al m¨¢s guapo. Y Espa?a, coqueta en su condici¨®n de campeona, perdi¨® el encanto peligrosamente ante Bielorrusia y se parti¨® en dos hasta que volvi¨® a la tierra, sali¨® del shock y meti¨® la directa en el tramo final. Suspiros, alivio. Primer triunfo, vital para empezar.
Se peinaba el flequillo Ra¨²l Entrerr¨ªos antes de que arrancase la funci¨®n, que para algo era el estreno de la campeona. ¡°?Vamos, vamos!¡±, les arengaba a sus compa?eros, a los que uno por uno les dio un empell¨®n en el pecho por si las moscas. La premiere, en un campeonato del mundo, siempre es peligrosa. Lo sabe el capit¨¢n y por eso activ¨® a los Hispanos desde el principio. Bielorrusia, un adversario de doble filo enganchado a la pegada de Sirhei Rutenka, uno de los mazos del Barcelona, no invitaba a los despistes.
Espa?a, 38-Bielorrusia, 33
Espa?a: Sierra (p), Rocas (5, 3 de p), Maqueda (6), Morros, Guardiola (1), Ca?ellas (5) y Ugalde (1) -siete inicial-; Tom¨¢s (4), Dujshebaev (3), Entrerr¨ªos (3), Aginagalde (6), Chema Rodr¨ªguez (1), Rivera (1), Garc¨ªa (2) y P¨¦rez de Vargas (ps).
Bielorrusia: Charapenka; D.Rutenka (2), Pukohouski (4, 1 de p), Shylovich, S.Rutenka (1), Tsitou (5) y Babichev (4) -siete inicial-; Brouka (1), Kamyshyk (3), Nikulenkau (3), Shylovich (4), Shumak (4), Kniazeu (1), Baranau (1), Chystabayeu, Matskevich (ps).
Parciales cada 5 minutos: 3-3, 8-5, 10-7, 15-10, 17-13, 21-17 (descanso) 25-21, 28-23, 29-26, 32-30, 35-31 y 38-33.
?rbitros: J. Novotny y V. Horacek (RCH). Excluyeron dos minutos a Ugalde, Viran Morros, por Espa?a, y a Babychev (2) y Shumak, por Bielorrusia. Expulsaron por roja directa a S. Rutenka y Shumak.
Duhail Handball Sports Hall.
Lo entendi¨® bien Maqueda, que penetr¨® como un quitanieves en el primer lance y abri¨® el marcador, y le sigui¨® la pista Aginagalde, otra perforadora de cuyo rendimiento dependen muchas de las opciones de Espa?a en este Mundial. El rival, lejos de volver la cara, propuso un cuerpo a cuerpo en el primer tramo. Rocosa y f¨ªsica, replic¨® con dureza. No se amilanaron los hombres de Manolo Cadenas y desplegaron ese 6-0 defensivo que tan buenas cosechas les ha reportado. Y, en ese terreno, pocos como Viran Morros. ?l levant¨® el dique de hormig¨®n que apuntalaron Guardiola y Maqueda. Tambi¨¦n Sierra, inconmensurable en sus tres primeras intervenciones.
¡°?Yo soy espa?ol, espa?ol, espa?ol!¡±, profer¨ªan el medio centenar de seguidores espa?oles instalados en las gradas del futurista Duhail Sports Hall, con mucho asiento vac¨ªo. Muchos de ellos, lo qu¨¦ son las cosas, eran los mismos que la velada anterior se dejaban las cuerdas vocales para jalear a Catar. En esta ocasi¨®n lo hicieron cuando los ¨¢rbitros expulsaron a Rutenka en el minuto 18. Un castigo excesivo. El l¨ªder bielorruso golpe¨® con el pecho en el rostro de Viran Morros y este cay¨® a plomo. Acto seguido: ?Plof! El zambombazo de Ca?ellas a la cruceta reson¨® por todo el recinto. Se resarci¨® despu¨¦s, con un rectificado en suspensi¨®n, marca de la casa.
La renta creci¨® hasta los cinco goles, todo iba sobre ruedas. Rocas estaba certero desde los siete metros, y Antonio Garc¨ªa y el estilista Dujshebaev atinaban para demostrar que Espa?a no es s¨®lo nervio y m¨²sculo, un muro. Si el guion lo exige, tambi¨¦n est¨¢ ah¨ª el recurso del lanzamiento exterior. El problema es otro. Se llama desconexi¨®n. En el segundo acto, el equipo de Cadenas se encasquill¨® y se dej¨® ir. No hab¨ªa manera. El bal¨®n no entraba de ninguna forma. ?Pim, pam, pum! Al mu?eco o al soporte publicitario. Una y otra vez.
Bielorrusia, una selecci¨®n en crecimiento, se apoy¨® en Shylovich y Tsitou, en Pulhouski y Shumak. Tanto ¨ªmpetu le puso este ¨²ltimo grandull¨®n que en una de esas le asest¨® un mangazo tremendo a Maqueda. Cartulina roja, otra baja en el combate. No impidi¨® que su equipo redujese la diferencia a un s¨®lo un gol, cuando quedaban menos de 10 minutos para el ep¨ªlogo del careo. Espa?a se qued¨® blanca, como anestesiada, hasta que Ca?ellas, designado como el mejor del partido, termin¨® con el lapso de sopet¨®n. Una arrancada de furia y los ¨²ltimos zarpazos de V¨ªctor Tom¨¢s devolvieron el color.
Fue un buen aviso para navegantes. La desconexi¨®n est¨¢ prohibida.
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