Los cepos de Simeone
El t¨¦cnico rebaja desde la pizarra las llegadas de Messi y la efervescencia de Neymar
Hace 10 d¨ªas, cuando acab¨® el encuentro del Camp Nou, Simeone charl¨® con sus jugadores en el vestuario largo y tendido hasta el punto de que se gan¨® una multa de la LFP por comparecer tarde en la sala de prensa. No le gustaba lo que hab¨ªa visto y, por m¨¢s que se?alara p¨²blicamente errores globales como la intensidad y la gazuza, entendi¨® en secreto que su planteamiento no hab¨ªa sido el id¨®neo. Un desequilibrio en la pizarra que se exigi¨® corregir, sobre todo porque no quer¨ªa el protagonismo y la fertilidad futbol¨ªstica de Messi y Neymar en la Copa. El entrenador argentino, intervencionista y exitoso como es, lo consigui¨®. O casi.
Aprendi¨® Simeone que a Messi no se le puede poner como pareja de baile a un futbolista en rodaje y novel en estas lides como G¨¢lvez, a quien descompuso con su break dance del bal¨®n. Esta vez le encorset¨® a Siqueira, hasta el punto de que le oblig¨® a subir al v¨¦rtice del ¨¢rea cuando tiraban saques de esquina para anular la posible contra del 10, que le segu¨ªa resignado. A Siqueira, en cualquier caso, le echaron un capote generoso el mediocentro m¨¢s cercano (Koke) y tambi¨¦n el interior (Arda), siempre y cuando Alves no fuera un carrilero de luces largas. Una red de rivales que a Messi le result¨® complicado descuadrar, que no imposible porque est¨¢ en su punto.
Olvidadas las sucesivas lesiones musculares del curso anterior y la obcecaci¨®n en el Mundial, Messi vuelve a ser el 10, Aladino, el genio del bal¨®n. Y resulta complicado echarle el lazo. ¡°Es el mejor jugador de la historia¡±, le reconoci¨® Luis Enrique en la previa del duelo. Una concesi¨®n que aprob¨® Simeone, al menos si se atiende a las trampas que plante¨® en el Camp Nou para que Leo no se expresara con comodidad, que no encontrara las rampas que llevan a sus compa?eros de fechor¨ªas Neymar y Luis Su¨¢rez, tampoco la que lleva al gol. Aunque Leo, inspirado, ley¨® con acierto que deb¨ªa inclinar el juego sobre el otro costado, siempre con cambios de orientaci¨®n medidos. En uno de esos, s¨®lo Oblak pudo escupir el disparo de Neymar; y en otro Luis Su¨¢rez se hizo el lio. Y en varios esl¨¢lones s¨®lo falt¨® el pase o chut final. No fall¨®, sin embargo, desde el punto de penalti. O, m¨¢s bien, en la definici¨®n del rechaz¨®.
A Siqueira, en su misi¨®n de tapar a Messi, le echaron un capote generoso el mediocentro m¨¢s cercano (Koke) y tambi¨¦n el interior (Arda)
Para anestesiar a Messi y al Barcelona en general, tambi¨¦n decidi¨® Simeone que su equipo se definir¨ªa por la presi¨®n alta, argucia que ya le mejor¨® la cara al equipo en el duelo de Liga festejado por el Barcelona (3-1). Ocurri¨®, sin embargo, que el acoso lo realizaron sobre todo Griezmann y Torres (luego Mandzukic), los dos delanteros, mal secundados por la segunda l¨ªnea. Un alivio para el Barcelona que sacaba sin demasiados apuros el esf¨¦rico en la ra¨ªz del juego; pero tambi¨¦n una satisfacci¨®n del Atl¨¦tico porque el equipo azulgrana no se instal¨® en campo ajeno como ocurriera hace 10 d¨ªas.
El otro cepo de Simeone fue el intercambio de posiciones de Gabi y Koke. Coloc¨® al primero, m¨¢s defensivo, en la banda izquierda para taponar las subidas de Alba y las posibles asociaciones con Neymar; y al segundo lo atornill¨® en el eje con la idea de que actuara de trampol¨ªn con su preciso pase. No brill¨® ninguno y eso casi le vale a Simeone. Resulta que Leo hizo su gol y Simeone tiene de nuevo la pelota en su tejado.
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