Costa de Marfil, campe¨®n de ?frica tras 22 penaltis
Los 'elefantes' derrotan a Ghana en un duelo sin juego ni goles (0-0) Barry, el portero costamarfile?o, gran protagonista en la tanda
Las dos potencias del f¨²tbol africano colisionaron ayer en Bata (Guinea Ecuatorial) para disputarse la supremac¨ªa del balompi¨¦ continental. Tal fue el choque que del partido no sali¨® ni un gramo de juego. Costa de Marfil se proclam¨® campe¨®n tras una tanda de penaltis interminable que sirvi¨® de conclusi¨®n de un partido horroroso (0-0). Fueron necesarios 22 lanzamientos desde el punto fat¨ªdico y que interviniesen los porteros. El meta costamarfile?o, Barry, se convirti¨® en el gran protagonista al detener el penal que le lanz¨® su colega ghan¨¦s y transformar el suyo, a la postre definitivo. Antes hab¨ªa protagonizado un extra?o episodio revolc¨¢ndose en el suelo entre penalti y penalti quej¨¢ndose de una lesi¨®n.
Bastante se tuvo que aburrir Teodoro Obiang desde el palco viendo semejante exhibici¨®n de nulidad futbol¨ªstica. El presidente guineano salud¨® uno por uno a los jugadores antes del partido y se dispuso a presencia la final de esta Copa de ?frica que lleg¨® de rebote a su pa¨ªs, despu¨¦s de la negativa de Marruecos por miedo al ¨¦bola. Este encuentro definitivo sigui¨® con la t¨®nica del torneo: poco juego y mucha igualdad.
Se tuvo que aburrir Obiang desde el palco viendo semejante exhibici¨®n de nulidad futbol¨ªstica
Y eso que calidad hab¨ªa en el terreno de juego. Yaya Toure es una de las mayores estrellas mundiales, aunque bien es cierto que sus a?os de m¨¢xima plenitud ya pasaron. El jugador del Manchester City es capit¨¢n general en Costa de Marfil. Su influencia en el c¨¦sped es absoluta y eso se not¨® en los primeros minutos, cuando los llamados elefantes dominaron el encuentro, al menos territorialmente. Gervinho, la otra figura del equipo, apenas apareci¨®, muy a disgusto con un f¨²tbol que para nada va con su estilo.
Mientras tanto Ghana se limitaba a estar bien colocadita. Que nadie abandone su puesto y pierna fuerte cada vez que una sombra naranja pase cerca, debieron ser las ¨®rdenes de Avram Grant, aquel t¨¦cnico israel¨ª que dirigi¨® al Chelsea en una final de Champions. No hay que olvidar que Ghana fue la ¨²nica selecci¨®n a la que Alemania no pudo derrotar en el pasado Mundial, donde exhibi¨® un f¨²tbol atrevido, aunque con escasos r¨¦ditos.
En esta final la osad¨ªa era cosa hereje. El juego de ambos consist¨ªa en pasarse el bal¨®n al pie en zonas intrascendentes y mandarlo arriba de una patada si un rival se acercaba. Y as¨ª transcurr¨ªa la historia, de forma anodina, porque en las zonas de ataque no hab¨ªa gente suficiente como para inquietar. Solo las acciones a bal¨®n parado salpimentaban el tost¨®n que decid¨ªa el rey de ?frica. No hubo ocasiones significativas, tan solo tiros lejanos que sal¨ªan a metros del marco. Por lo tanto, lo l¨®gico era que la copa se jugase en los penaltis, y ah¨ª fue menos malo Costa de Marfil.
No falt¨® la pol¨¦mica, que tuvo su c¨¦nit en el partido de cuartos entre la anfitriona Guinea y T¨²nez. El partido se fue a la pr¨®rroga con un controvertido penalti a favor de los guineanos, que se impusieron en el tiempo extra. En semifinales las quejas fueron de los locales, que se consideraron agraviados por las decisiones arbitrales. Ghana venc¨ªa por 0-3 y ya con el encuentro decidido los aficionados guineanos protagonizaron altercados que obligaron a suspender el partido durante m¨¢s de media hora
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