¡°Mi identidad fue mi prisi¨®n¡±
Honey Thaljieh, cofundadora y primera capitana de la selecci¨®n femenina de f¨²tbol de Palestina, habla de las barreras sociales, pol¨ªticas y culturales que se ha encontrado en su carrera
¡°Soy palestina, ¨¢rabe, cristiana, mujer y juego al f¨²tbol¡±. He aqu¨ª el conflicto, el punto de partida, el leitmotiv del relato de la vida de Honey Thaljieh (nacida en Bel¨¦n hace 30 a?os), cofundadora y primera capitana de la selecci¨®n femenina de f¨²tbol de Palestina, que ella misma narra con la solidez, la pausa y la intencionalidad de alguien que quiere mandar un mensaje de superaci¨®n en cada frase. Por su destreza en la oratoria podr¨ªa sonar a cantinela de autoayuda, a una cierta intenci¨®n de imprimir un si luchas por tus sue?os lo conseguir¨¢s, que puede llevar la conversaci¨®n a una especie de discurso guionizado. Su historia, de hecho, ya forma parte del guion del documental Los rebeldes del f¨²tbol 2, que recoge la vida de cinco figuras que se erigieron como h¨¦roes sociales a trav¨¦s del f¨²tbol y que se proyect¨® el lunes en el Thinking Football Film Festivalde Bilbao, que continuar¨¢ hasta el s¨¢bado. ¡°Estoy orgullosa de que me presenten como h¨¦roe social¡±, asegura, sonriente, en el hall de un hotel a pocos metros del Guggenheim, en Bilbao.
Todo empez¨® en las calles antiguas y estrechas de Bel¨¦n, donde jugaba con chicos en contra de la opini¨®n de su familia y las cr¨ªticas de la comunidad. ¡°Al principio solo era un hobby, pero me di cuenta de que me encantaba. Luego empec¨¦ a crecer y despu¨¦s de la primera y la segunda intifada encaramos desesperaci¨®n, destrucci¨®n, guerra. La mayor¨ªa perdi¨® la esperanza¡±, recuerda. ¡°Todas las noches, los soldados asaltaban nuestra casa y nos sacaban fuera sin importarles la lluvia o el fr¨ªo. Nuestro coche fue destruido, mi primo fue asesinado. Era muy duro ver los cad¨¢veres en el suelo. Esas im¨¢genes siempre est¨¢n en la cabeza. A veces tienes pesadillas¡±, recuerda. Thaljieh encontr¨® en el f¨²tbol una forma de canalizar la rabia. ¡°Pens¨¦ que con el f¨²tbol se pod¨ªa conseguir algo. En lugar de sentirse sin esperanza, de la desesperaci¨®n, se pod¨ªa construir algo, dar esperanza a la sociedad y a las mujeres¡±.
En 2005, el equipo jug¨® su primer partido internacional y se cre¨® la Liga
M¨¢s tarde, cuando estudiaba en la universidad de Bel¨¦n, Thaljieh vio un anuncio que buscaba chicas a las que les interesara el f¨²tbol. ¡°Eres la primera que quiere jugar al f¨²tbol¡±, le dijo su profesora. Consiguieron entonces formar un grupo de cuatro o cinco jugadoras, el germen de la futura selecci¨®n. ¡°Fue muy dif¨ªcil por todas las barreras, sociales, culturales y pol¨ªticas. Y las cr¨ªticas como que las mujeres no deben jugar al f¨²tbol, llevar pantalones cortos, que deben cubrirse la cabeza. Las cr¨ªticas lo hicieron dif¨ªcil, pero decidimos que nosotras no solo est¨¢bamos jugando al f¨²tbol. Era mucho m¨¢s que f¨²tbol¡±. Esto fue en 2003. Dos a?os m¨¢s tarde, la Federaci¨®n Palestina de F¨²tbol autoriz¨® la creaci¨®n de la selecci¨®n. Jugaron su primer partido internacional contra Jordania, crearon la primera liga nacional femenina, y participaron en torneos como el campeonato de la Federaci¨®n de F¨²tbol de Asia Occidental. En 2009 Palestina disput¨® el primer partido internacional en casa, en Cisjordania, tambi¨¦n contra Jordania, ante unos 14.000 espectadores. Dos d¨ªas antes de ese partido, Thaljieh se lesion¨®. ¡°Era mi sue?o. Por lo que hab¨ªa esperado tanto tiempo. Ten¨ªa tantas ganas de jugar que al final el entrenador me dej¨® entrar los ¨²ltimos tres minutos¡±, recuerda.
Mediapunta, con gusto por finalizar las jugadas, Thaljieh colg¨® las botas en 2009, despu¨¦s de arrastrar una serie de lesiones y habiendo marcado unos 17 goles, seg¨²n sus c¨¢lculos. En 2012 se convirti¨® en la primera mujer de Oriente Pr¨®ximo en obtener un m¨¢ster de la FIFA. Ahora trabaja para la organizaci¨®n, en comunicaci¨®n corporativa, adem¨¢s de colaborar con varios proyectos sociales relacionados con el f¨²tbol.
Desde las calles de Bel¨¦n hasta su llegada al m¨¢ximo organismo del f¨²tbol mundial, queda un relato forjado mediante la lucha contra las desigualdades. ¡°Como palestina, crec¨ª bajo la ocupaci¨®n y la opresi¨®n: mi identidad fue mi prisi¨®n. Como cristiana, viv¨ª en una sociedad musulmana dominada por el hombre. Como ¨¢rabe, en un mundo con mucho racismo y estereotipos, mi etnicidad tambi¨¦n se convirti¨® en mi prisi¨®n. Y por ser mujer, en una sociedad patriarcal, donde el f¨²tbol era una actividad de hombres, mi g¨¦nero fue mi prisi¨®n. Todas estas identidades se convirtieron en mi prisi¨®n, pero tambi¨¦n a trav¨¦s de ellas encontr¨¦ la libertad para ser de la manera que soy¡±.
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