La pasi¨®n del rey Cristiano
El promedio goleador del atacante del Madrid mejora el de la temporada pasada, pero parte de la afici¨®n lo se?ala, tiene problemas f¨ªsicos y personales, y su relaci¨®n con la directiva sigue fr¨ªa
El 15 de septiembre de 2013 Cristiano Ronaldo celebr¨® a lo grande la renovaci¨®n de su contrato con el Madrid. Lo festej¨® con su agente, Jorge Mendes, porque la firma ten¨ªa implicaciones que, m¨¢s que colmar su deseo de permanecer en el que consideraba el mejor club del mundo, saciaban su naturaleza competitiva. Primero, porque as¨ª se convert¨ªa en el futbolista mejor pagado de la historia, con unas cantidades netas que superan los 20 millones de euros anuales. Segundo, porque sent¨ªa que con la r¨²brica hab¨ªa torcido el brazo del presidente, Florentino P¨¦rez, que hasta el ¨²ltimo momento se hab¨ªa resistido a pagarle lo que finalmente le pag¨®.
La jornada de la renovaci¨®n fue dura para P¨¦rez. Lo dec¨ªan sus colaboradores. La operaci¨®n hab¨ªa prosperado contra pron¨®stico. No todos los directivos se la explicaron entonces. Pasar de 10 a 20 millones netos les pareci¨® un exceso. En eso coincid¨ªan con el presidente por unanimidad. Y alguno se atrev¨ªa a lanzar un pron¨®stico: ¡°Cristiano no acabar¨¢ su contrato en el Madrid¡±.
Un a?o y medio despu¨¦s Cristiano se encuentra en una de esas encrucijadas que, por extremas e irracionales, son exclusivas del f¨²tbol espa?ol. El hombre ha ganado dos Balones de Oro, ha participado en la conquista de la D¨¦cima, el sue?o del madridismo, y suma 36 goles en 33 partidos jugado</CF>s en todas las competiciones. Su promedio es de un gol cada 77 minutos, mejor que el a?o pasado, cuando hizo un gol cada 79 minutos. En cualquier pa¨ªs del mundo una trayectoria semejante invitar¨ªa a la rendici¨®n de los hinchas. No en el Bernab¨¦u. No en Chamart¨ªn, en donde cualquier incidente puede agotar el cr¨¦dito. El s¨¢bado pasado Cristiano escuch¨® que lo pitaban. Fueron pocos. Pero se sinti¨® herido.
La inmensa mayor¨ªa de los madridistas no habr¨ªan pitado al ¨ªdolo. Los pitos a Cristiano, cuando el speaker mencion¨® su nombre por la megafon¨ªa, antes del partido contra el Deportivo, representan a una minor¨ªa. Fueron pocos para ganar unas elecciones. Pero quiz¨¢s resulten suficientes para componer una masa cr¨ªtica: el material m¨ªnimo imprescindible para desencadenar una reacci¨®n nuclear en el ego de un hombre que se siente abandonado.
El curso pasado met¨ªa un gol cada 79 minutos; ahora marca cada 77
Cristiano sum¨® ante el Deportivo su tercer partido consecutivo sin meter goles. Pasarse 270 minutos sin marcar es algo extraordinario en el portugu¨¦s. Pero no es la primera vez que le sucede. Le ha ocurrido en todas las temporadas que ha jugado en el Madrid. Entre los cursos 2009-10 y 2010-11 se pas¨® cinco encuentros consecutivos sin anotar. Por aquellos d¨ªas tambi¨¦n le pitaron. Pero en 2010 el atacante no hab¨ªa logrado ning¨²n t¨ªtulo con el uniforme blanco, ni hab¨ªa desarrollado lazos afectivos con la afici¨®n.
Los equipos de f¨²tbol son instrumentos delicados y los equipos plagados de jugadores excepcionales multiplican su complejidad. Cualquier percance, cualquier desencuentro, puede desencadenar una cosa o la contraria en un mundo de gigantescas susceptibilidades. Hasta este mes el vestuario ha estado firmemente gobernado por el triunvirato que compusieron Ancelotti, Ramos y Cristiano, con Casillas al margen. Este modelo est¨¢ empezando a resquebrajarse con la ausencia de Ramos por lesi¨®n y la repentina melancol¨ªa de Cristiano.
Al portugu¨¦s le irritaron los pitos de una minor¨ªa, el s¨¢bado en el Bernab¨¦u
La visita de Florentino P¨¦rez a Valdebebas el lunes pasado tras la derrota (4-0) en el Calder¨®n fue interpretada de diversas formas en el club. En los despachos se proclam¨® que la intervenci¨®n presidencial fue el golpe de autoridad imprescindible para recuperar el compromiso de los empleados. Los jugadores vieron en ello un formalismo con fines propagand¨ªsticos y una se?al de desconfianza. Las relaciones entre la dirigencia y la plantilla no pasan por su mejor momento. Seg¨²n el entorno de P¨¦rez, en la reuni¨®n con los futbolistas Cristiano no se pronunci¨®. Ramos, por su parte, excus¨® su ausencia alegando que estaba cur¨¢ndose la lesi¨®n.
Dicen en el club que la saudade de Cristiano se dispar¨® cuando lo dej¨® su novia, la rusa Irina Shayk, hace poco m¨¢s de un mes. Si es as¨ª, el jugador debi¨® imaginarse golpeado por varios frentes, pues su rodilla derecha le volvi¨® a dar problemas. Desde la semana pasada, adem¨¢s, el portugu¨¦s se ve arrasado por cr¨ªticas que le reprochaban haber celebrado sus 30 a?os con una fiesta que parec¨ªa despreciar el sufrimiento del madridismo tras el 4-0 del derbi. La vanidad del fan¨¢tico no admite vanidades ajenas.
La plantilla siente que la directiva desconf¨ªa de su compromiso sin justificaci¨®n
El s¨¢bado ante el Deportivo pifi¨® un remate sobre la raya de gol, a pase de Benzema, evit¨® situaciones de uno contra uno que antes no elud¨ªa, y se mostr¨® asombrosamente indolente. Cuando el ¨¢rbitro se?al¨® el final se march¨® al vestuario el primero. Sin despedirse de la afici¨®n. En el palco cunde el apodo: Tristano.
Si el respaldo tiene como condici¨®n un rendimiento ininterrumpidamente extraordinario, entonces la gente confundi¨® al h¨¦roe con un robot.
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