El Madrid presume de laterales
Carvajal y Marcelo encauzan la eliminatoria en dos acciones aisladas y Cristiano se reivindica con un gol de cabeza
El Madrid despach¨® con oficio un liger¨ªsimo partido de Champions en campo alem¨¢n. La victoria habr¨ªa valido para una buena fiesta hace solo una d¨¦cada. Pero los tiempos han cambiado y este Madrid atraviesa el Rin cada vez con m¨¢s confianza. Enfrente tuvo un endeble Schalke, m¨¢s valiente que cualificado. Lo tumb¨® sin jugar especialmente bien. Le bast¨® con dos acciones inesperadas de sus laterales. Carvajal primero y Marcelo al final, ambos tirando de pierna de palo. Uno para asistir a Cristiano y el otro para embocar un misil.
Schalke, 0-Madrid, 2
Schalke: Wellenreuther; Uchida, H?wedes, Nastasic, Aogo; H?ger (Meyer, m. 81), Matip, Neust?dter (Kirchhoff, m. 58); Boateng; Choupo-Moting y Huntelard (Platte, m. 32). No utilizados: Fuchs, Ayhan, Barnetta y Wetklo.
Real Madrid: Casillas; Carvajal (Arbeloa, m. 81), Pepe, Varane, Marcelo; Isco (Illarramendi, m. 84), Kroos, Lucas Silva; Bale, Benzema (Chicharito, m. 78) y Cristiano Ronaldo. No utilizados: Keylor, Medr¨¢n, Nacho y Jes¨¦.
Goles: 0-1. M. 26. Cristiano. 0-2. M. 79. Marcelo.
?rbitro: Martin Atkinson. Amonest¨® a Neus?dter, Boateng, Kroos y Kirchoff.
Unos 78.000 espectadores en el Veltins Arena de Gelsenkirchen.
El Schalke se despleg¨® con coraje y se repleg¨® formando un tri¨¢ngulo de hombres frente a su porter¨ªa. El medio del campo se superpoblaba cerca de la media hora de partido cuando Carvajal busc¨® el prado solitario y bacheado que se extend¨ªa junto a la banda. Cuando Boateng lo encim¨®, cambi¨® el bal¨®n al pie izquierdo, dio dos pasos hacia el ¨¢rea y enga?ando a su marcador meti¨® el centro de zurda. El recurso inesperado envi¨® la pelota al espacio a¨¦reo sin due?o que se abr¨ªa entre el portero, el biso?o Wellenreuther, y sus defensas centrales. Ah¨ª se elev¨® Cristiano, apareciendo como una sombra rosa entre Matip y H?wedes para estirar el cuello y cabecear a la red. Lo necesitaba. Necesitaba el gol como una conjura contra las malas vibraciones, las sospechas, la sensaci¨®n de abandono. Lo celebr¨® vociferando frente a la grada que le hab¨ªa pitado durante media hora.
El gol encauz¨® un partido de curso inesperado para el Madrid ante un adversario que sali¨® a buscarlo a campo abierto. Los tres centrales del Schalke elevaron la presi¨®n y no permitieron distracciones. Hubo errores, producto de la falta de espacios y del mal estado del campo. Hubo balones divididos y casi siempre los gan¨® un alem¨¢n. Alentado por el empuje de Matip y Neust?dter, el Schalke hizo de cada posesi¨®n un asalto r¨¢pido. All¨ª donde no se presum¨ªa un talento especial surgi¨® la personalidad de H?ger, la exuberancia de Choupo-Moting y la astucia de Huntelaar. Suele ocurrir con los equipos alemanes. Consiguen compensar con orgullo las desigualdades objetivas.
El Madrid se reorden¨® bajo la direcci¨®n de un soberbio Pepe. Bast¨® el ingreso del portugu¨¦s para darle al equipo la consistencia que no hab¨ªa tenido en las pasadas semanas, juntar las l¨ªneas y mejorar las transiciones. No fue suficiente, en cualquier caso, para cerrar viejas brechas. En el minuto 25, Huntelaar descubri¨® el pasaje. Tir¨® una diagonal a la espalda de Kroos y cruz¨® el zurdazo. El estadio cantaba el primer gol de la noche cuando Casillas atrap¨® la pelota. Fue una excelente intervenci¨®n del portero en el momento preciso. La clase de acontecimiento que cambia la marea. En la siguiente jugada, Cristiano hizo el 0-1. Y tras el saque, Huntelaar se tir¨® el bal¨®n largo en un intento de desborde y se top¨® con los tacos de Varane. El holand¨¦s se fue al vestuario lesionado. Le sustituy¨® Platte.
Ancelotti hizo debutar a Lucas Silva como titular. La noticia parece sepultar definitivamente las aspiraciones de Illarramendi de establecerse en el Madrid. El brasile?o se form¨® en la posici¨®n de interior derecha, con misiones de escolta de Kroos. Maestro en el arte de estar siempre bien perfilado, Kroos es una garant¨ªa de salida prolija a la que Ancelotti no quiso renunciar. Lucas le acompa?¨® bastante bien, despu¨¦s de unos primeros minutos dubitativos. Le costar¨¢ adaptarse a los ritmos del f¨²tbol europeo. Deber¨¢ aprender a poner el cuerpo, a pensar antes de actuar, a jugar a dos toques. Las cosas que Kroos hace con tanta naturalidad.
El partido transcurri¨® sin demasiados sobresaltos para el Madrid, que no hizo nada extraordinario, ni para bien ni para mal. Result¨® llamativa la ausencia de un pasador que suministrara balones a los velocistas, incapaces de explotar los espacios que dej¨® el rival a la espalda de sus zagueros en varias fases del encuentro. Las ocasiones cayeron con cuentagotas. Una vez Benzema, en un mano a mano, y otra Cristiano, de falta directa, pusieron a prueba el temple de Wellenreuther. El chico respondi¨® bien. La oposici¨®n no permit¨ªa un aprendizaje tranquilo pero la hinchada se manifest¨® con generosidad. Marcha tras marcha. No hubo tregua para los tambores ni para los coros de esta afici¨®n abnegada.
Faltaban 15 minutos para el final cuando un cambio de orientaci¨®n de Boateng encontr¨® desmarcado a Uchida frente a la defensa del Madrid. La dejada favoreci¨® al joven Platte. El tiro se estrell¨® en el travesa?o. Fue una se?al de alarma. El Madrid acudi¨® a la llamada con el cambio de paso caracter¨ªstico de los equipos que van sobrados. Cristiano jug¨® con Marcelo en el pico del ¨¢rea y el lateral hizo lo que hab¨ªa hecho Carvajal una hora antes, solo que desde la banda opuesta. Cambi¨® la pelota de pierna, de la zurda a la derecha, y cuando la defensa quiso salirle resolvi¨® el problema armando el perfil menos bueno. Dirigido al palo contrario desde 25 metros, el derechazo se transform¨® en el 0-2 definitivo. La cuarta victoria madridista de la historia en Alemania. Un resultado magn¨ªfico. Tan bueno que cumple con el doble efecto de asegurar medio pase a cuartos y pacificar el club.
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