Nadal se arremanga ante Carre?o
El campe¨®n de 14 grandes vence 7-5 y 6-3 y se cita con Cuevas en cuartos
Para llegar a los cuartos del torneo de Rio, en Brasil, Rafael Nadal tiene que arremangarse, porque Pablo Carre?o le ense?a los dientes, las garras y las ganas antes de inclinarse por 7-5 y 6-3. El campe¨®n de 14 grandes es hoy una inc¨®gnita. Es imposible predecir si al partido acudir¨¢ el tit¨¢n o el simple hombre, si asombrar¨¢ con golpes imposibles o intentar¨¢ labrarse la victoria sudando, corriendo y sufriendo. El n¨²mero tres mundial, que no ha disputado ni 20 encuentros desde Wimbledon 2014, busca sobre arcilla los automatismos que le permitan reencontrarse con las victorias rutinarias y los triunfos sin ¨¦pica. Ante Carre?o compiti¨® desde la consistencia, sin grandes brillos. Si gana su duelo de cuartos, contra el uruguayo Cuevas, entrar¨¢ en el top-10 hist¨®rico de victorias.
El agresor fue Carre?o. Como tantos tenistas antes que ¨¦l, el gijon¨¦s lleg¨® al encuento del mallorqu¨ªn sabiendo que jugar a ritmo era perder, que esperar el fallo del rival era su condena y que no disparar primero era someterse voluntariamente a un tiroteo. Como tantos otros antes que ¨¦l, esa reflexi¨®n, que le inclin¨® a adoptar riesgos que no toma otras tardes, le llev¨® a so?ar con el triunfo, para luego caer derrotado. Carre?o jug¨® mucho y bien. Fue agresivo. Con su fenomenal coordinaci¨®n al rev¨¦s, no sufri¨® con el drive alto del n¨²mero tres. Con su convencimiento, se atrevi¨® a robarle el tiempo asaltando la red. Con todo eso, se adelant¨® con un break en la primera manga y salv¨® tres bolas de set.
A los 23 a?os, Carre?o es la mejor esperanza de La Armada. No hay ning¨²n espa?ol instalado en la elite m¨¢s joven que ¨¦l. Tampoco hay ninguno al que gu¨ªe un entrenador del prestigio de Javier Duarte, la cara visible del grupo de t¨¦cnicos que consigui¨® la primera Copa Davis de Espa?a (2000). El sello de Dudu, como se conoce al exseleccionador, se vio en la lectura t¨¢ctica que hizo Carre?o del duelo. El aspirante atac¨® y atac¨®, percuti¨® con su rev¨¦s sobre el drive del favorito e intent¨® no entrar en peloteos (que los aguant¨® bien). Si Nadal se impuso fue porque este fue un combate entre un peso pesado y un peso medio. Una pelea entre uno de los mejores tenistas de todos los tiempos y otro que apenas despierta en el profesionalismo. Carre?o se distingue por la solidez, no por la brillantez. En lo que lleva de carrera, se le han atragantado los finales apretados. Esa barrera, la de mandar en los puntos decisivos, es la que le obliga a competir ahora como n¨²mero 55, cuando su raqueta probablemente merecer¨ªa un r¨¢nking m¨¢s alto. Cuando las bolas quemaban los cordajes, prevaleci¨® el n¨²mero tres mundial.
El mallorqu¨ªn se enfrentar¨¢ ahora a Pablo Cuevas. Sabe lo que significa eso. Durante el Abierto de Australia, Nadal se entren¨® con el uruguayo cuando busc¨® un salto de calidad, tanto ritmo tiene el n¨²mero 23 y tan fuerte le pega. Cuevas, coronado la semana pasada en Sao Paulo, no es una perita en dulce. Al contrario. Con su rev¨¦s a una mano revienta la pelota, compite bien y es un peligro sobre tierra. Tras dos encuentros en la arcilla brasile?a, y arrastrando todav¨ªa las dudas de un 2014 lleno de nubarrones, Nadal afronta un examen. Por otra parte, David Ferrer se medir¨¢ al argentino Juan M¨®naco por un puesto en semifinales
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