El Athletic se redime en Tur¨ªn
Los de Valverde logran empatar con tantos de Williams y Gurpegui en su visita al Torino
Sabe el Athletic cu¨¢les son sus prioridades (por orden, Liga, Copa y Liga Europa) y cu¨¢les, sus problemas: falta de gol, falta de confianza y falta de combinaci¨®n. O el Athletic llega al ¨¢rea rival por los costados o no llega, a lo sumo choca y con suerte, gana el choque y sale ileso del topetazo. Para protegerse en la Liga, Valverde reserv¨® a Aduriz, el francotirador, y a Balenziaga, el correcaminos; y a Susaeta, el especialista. A priori todo una declaraci¨®n de intenciones. Y sin embargo, construy¨® un gol con los actores secundarios. Viguera, por el costado izquierdo, aguant¨® el topetazo con el defensa, se fue como si alguna vez hubiera sido un extremo y centr¨® como si toda su vida hubiera sido un asistente acreditado. Y el centro, preciso, precioso, perfecto, le empuj¨® con el interior de la rodilla Williams, con la calma y la precisi¨®n de quien llevara a?os enfrent¨¢ndose a las trampas que en muchas ocasiones propone la pelota, juguetona y tramposilla. El chico ni se inmut¨® y meti¨® un gol de menisco, un hueso tan desacreditado en el f¨²tbol porque solo trae desgracias.
TORINO , 2-ATHLETIC, 2
Torino: Padelli; Maksimovic, Glik, Moretti; Darmi¨¢n, El Kaddouri (Farnerud, m. 76), Gazzi, Benassi, Molinari; L¨®pez (Amauri, m. 72) y Mart¨ªnez (Quagliarella, m. 57). No utilizados: Castellazzi, Masiello, Vives y Bovo.
Athletic: Herrer¨ªn; De Marcos, Etxeita, Laporte, Aurtenetxe (Iraola, m. 57); San Jos¨¦, Rico; Muniain, Be?at, Viguera (Gurpegui, m. 57); y Williams (Sola, m. 72). No utilizados: Iraizoz; Ibai, Unai L¨®pez y Bustinza.
Goles: 0-1. M.9. Williams. 1-1. M. 17. Maxi L¨®pez. 2-1. M. 42. Maxi L¨®pez. 2-2. M. 73. Gurpegui.
?rbitro: M. Koukoulakis (Grecia).Mostr¨® tarjeta amarilla a los locales Benassi, Glik, Darmi¨¢n, y al visitante Be?at.
28.000 espectadores en el Estadio Ol¨ªmpico de Torino.
Nada era mejor para el Athletic que reivindicarse en una competici¨®n continental. Y lo ten¨ªa en la mano. Ten¨ªa al Torino en bandeja, pero le temblaron las manos para sostenerla. El Torino entendi¨® el mensaje y el Athletic ni mir¨® el buz¨®n. Hab¨ªa apostado por un cierto atrevimiento, con dos delanteros centro en los costados (Williams y Viguera) y Muniain jugando de falso nueve para reducirle la carga de trabajo. Los delanteros cumplieron en buena medida; el falso nueve fue el falso Muniain porque a los cantantes cuando se les va la voz solo pueden tocar la guitarra. Y, desgraciadamente para ¨¦l, Muniain est¨¢ en su a?o malo, ese en el que 365 d¨ªas parecen 365 meses.
Al Athletic le sorprendi¨® el ¨¦xito en la misma medida que al Torino le excit¨®. Lo de menos es que un equipo juegue con dos o tres centrales. El h¨¢bito no hace al monje. De pronto, el campo se inund¨® de camisetas granates. Por el centro del campo, organizaba el asunto Glik, un chicarr¨®n con el mismo arte que m¨²sculo, y arriba lo culminaba un rubio te?ido, con el pelo a lo futbolista y que ha recorrido un amplio cat¨¢logo de equipos desde que sali¨® de Can Bar?a para buscarse la vida. Ayer Maxi L¨®pez llam¨® a las puertas del cielo dos veces y las dos le abrieron. Al cuarto de hora empat¨® por piller¨ªa, metiendo la pierna antes que Aurtenetxe y el segundo lo marc¨® con un salto majestuoso y un cabezazo de esos que rigen los c¨¢nones del buen rematador. El cielo de Tur¨ªn se desplomaba sobre el Athletic que perdi¨® el pulso y el ritmo del partido. Los exteriores del Torino le superaban con facilidad, especialmente el belga El Kadouri, infatigable.
El argentino Maxi L¨®pez llam¨® dos veces a las puertas del cielo, y las dos se las abrieron
La teor¨ªa del souffl¨¦ volv¨ªa a apropiarse del Athletic, superofensivo en nombres, desafilado en las u?as. El gol fuera de casa le tranquilizaba, pero el miedo le sobreven¨ªa. El Torino era una lluvia intensa, no llegaba a aluvi¨®n pero daba muestras de ser capaz de inundar al Athletic y destruirle el edificio. Era como si el Athletic asumiera que el gol marcado en Tur¨ªn era su vida y el resto tangencial. Pero el f¨²tbol tienen sus c¨®digos. Ni el Torino era el AVE ni el Athletic la m¨¢quina de vapor. Cualquier circunstancia pod¨ªa alterar el ecosistema.
Valverde puso su granito de arena dando m¨¢s poder ofensivo al equipo al retirar a Aurtenetxe y meter en el campo a Iraola, lo que supuso cambiar de banda a De Marcos. El equipo se organiz¨® mejor, pero fue la aparici¨®n de un defensa por un delantero la que propici¨® el empate del Athletic. Gurpegui sustituy¨® a un buen Viguera y a la primera que tuvo, un libre indirecto de Be?at, lo cabece¨® de espaldas al nido de la escuadra. Y hasta pudo ganar el Athletic, con otro cabezazo al larguero cuando atardec¨ªa en el partido. Ciertamente se enfrentaban en Tur¨ªn dos equipos imprevisibles, pero la tarta la parti¨® el Athletic y se llev¨® la mejor parte. As¨ª se suele decir.
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