Williams, de Bilbao de toda la vida
El delantero rojiblanco causa sensaci¨®n tras su enorme partido frente al Real Madrid
Evans, Langdford, Davies, Mac Lennan... Williams. Parecido no es lo mismo, como rezaba el espect¨¢culo de Faemino y Cansado. Los cuatro primeros eran brit¨¢nicos, estudiantes o aprendices de empresarios, burgues¨ªa pura y dura de los albores del siglo XX; el quinto es de Bilbo, de madre liberiana y padre ghan¨¦s, un producto de Lezama, de nombre I?aki, que es como se conoc¨ªa a los top manta en Bilbao y que incluso tuvieron una canci¨®n, ¡°I?aki, ze urrun dago Kamerun¡± (I?aki, qu¨¦ lejos est¨¢ Camer¨²n), compuesta por el grupo Zarama.
La distancia entre la nueva joya del Athletic y sus antecesores brit¨¢nicos era tan inmensa como el oc¨¦ano. Sus padres se conocieron en un campo de refugiados en Accra (Ghana), por los designios de la guerra y comenzaron su ¨¦xodo que, caprichos del destino, les llev¨® a Barakaldo, en Bizkaia, en 1994. Naci¨® ¨¦l, I?aki Williams, un chicarr¨®n del sur que parec¨ªa del norte, pero al que le queda mucho por vivir. El s¨¢bado, ante el Real Madrid, se doctor¨®. Con 20 a?os exhibi¨® sus condiciones de velocista, su agilidad para salir de las trampas del rival y su desparpajo para tirarle un ca?o a Ronaldo o proponerle una carrera larga a Pepe... y gan¨¢rsela.
Goleador en las categor¨ªas inferiores, Valverde le ha colocado como falso extremo
Cuando Valverde lo cambi¨®, ya agotado, San Mam¨¦s atron¨® con un grito un¨¢nime: ¡°I?aki, I?aki, I?aki¡±, que en cierto modo parec¨ªa un reconocimiento a todos los subsaharianos que venden paraguas, pel¨ªculas, discos o bolsos en el Casco Viejo bilba¨ªno. La melod¨ªa debi¨® llegar a sus o¨ªdos porque el domingo todos los i?akis dec¨ªan ser amigos de I?aki. Y quiz¨¢s lo fueran. Y si no, su argucia comercial no era m¨¢s pecaminosa que la de un dentista recomendando un dent¨ªfrico.
Porque I?aki Williams, la nueva sensaci¨®n del Athletic, sabe de qu¨¦ va la vaina. Sus padres se buscaron la vida en Pamplona, en la vendimia y el cuidado de los animales, lo que llev¨® a ocupar su ocio en el Pamplona. No era un club cualquiera: de ah¨ª hab¨ªan salido jugadores como Iriguibel, Satrustegi, De Andr¨¦s, Ziganda, Larrainzar o Monreal, entre otros. No era mala academia para un futbolista que exhib¨ªa un f¨ªsico portentoso. A los 10 a?os se lo llev¨® el Athletic, siempre atento a lo que sucede en Navarra, donde sabe que la actitud del futbolista est¨¢ garantizada.
Estaba claro que el Athletic fichaba a un futbolista diferente. ?l nunca ha negado que siendo vasco jam¨¢s renuncia a su alma africana, es decir, a su poder vertiginoso, a su potencia y a su visi¨®n de gol. El Madrid lo supo bien cuando arras¨® la banda izquierda en la segunda mitad, convencido de que su alma africana y su aprendizaje vasco le pasaportaban hacia el futuro. Ha marcado un gol con el Athletic, pero con el segundo equipo hizo 13 en 18 partidos, el segundo a?o, y ocho en 14 en el primero. Pero es que, adem¨¢s, en el juvenil obtuvo 31 goles en 31 partidos en Liga de Divisi¨®n de honor y cuatro en siete de Copa del Rey. O sea, que aunque Valverde le haya inventado la posici¨®n de falso extremo, Williams, el vasco-ghan¨¦s-liberiano, es fundamentalmente un goleador en estado puro. Lo que ha demostrado hasta el momento es que se trata de un futbolista dif¨ªcil de marcar. Todo un principio. Por cierto, es negro.
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