A?o en blanco para Van Gaal
Alejado de sus figuras y sin esquema fijo, los vaivenes del t¨¦cnico desconciertan al United
Criado en el seno de una familia cat¨®lica y conservadora, bajo el r¨ªgido marco pedag¨®gico que impregn¨® despu¨¦s su labor en los banquillos, a Louis van Gaal no le gusta dejar un solo detalle al azar. Intervencionista por naturaleza, el t¨¦cnico holand¨¦s acostumbra a controlarlo pr¨¢cticamente todo. Con ¨¦l al mando, no hay cabida para la arbitrariedad. Por eso, a las altas esferas del Manchester United no les result¨® extra?o que nada m¨¢s poner el pie en la ciudad deportiva del club, el pasado verano, el preparador ordenase levantar una hilera de cipreses protectora en torno al campo principal del centro de entrenamiento de Carrington. ?La raz¨®n? El viento. Demasiada exposici¨®n, pens¨® el bueno de Louis.
Capeado el temporal en los ensayos, la corriente se filtr¨® por otras rendijas y amenaza ahora con transformarse en un vendaval. El Manchester United, con la mano de hierro del holand¨¦s, no carbura. Y en los despachos, confundidos por los continuos vaivenes a los que somete el entrenador a su plantilla, aderezada con una inversi¨®n en fichajes cercana a los 200 millones de euros, comienza a agotarse la paciencia. La eliminaci¨®n de los diablos rojos en la Copa inglesa el lunes, a cargo del tierno Arsenal de Ars¨¨ne Wenger, profanador de Old Trafford en cuartos (1-2), es el ¨²ltimo episodio de una campa?a dominada por el desconcierto.
En agosto, el United ya se sonroj¨® en la Copa de la Liga despu¨¦s de que el Milton Keynes Dons, un equipo de la Tercera inglesa. 4-0. Un accidente, pensaron los dirigentes. Despu¨¦s, conforme avanz¨® el calendario, el cuadro de Van Gaal fue de bandazo en bandazo, sin una hoja de ruta ni un estilo definidos. Tropez¨® con rivales te¨®ricamente muy inferiores como el Swansea, el Leicester o el Southampton de su amigo Ronald Koeman, y cay¨® en el derbi mancuniano contra el City. Ahora es cuarto en la Premier League, a 10 puntos del l¨ªder, el Chelsea. Las opciones de rascar alg¨²n t¨ªtulo este curso, por tanto, se antojan imposibles.
El bajo nivel de Di Mar¨ªa, criticado, es la muestra m¨¢s sintom¨¢tica de la zozobra que reina en Old Trafford
A su llegada, Van Gaal solicit¨® tres meses de gracia, el tiempo suficiente para que su ideario cuajase y el equipo cogiese poso. Pero nada de eso. Juega mal, de forma intermitente. S¨®lo los destellos individuales y las paradas del meta De Gea le han permitido mantenerse a flote en la liga. Pero el problema, m¨¢s all¨¢ de los resultados, es a¨²n mayor. El distanciamiento del t¨¦cnico con algunas de las estrellas de la plantilla es patente y el desbarajuste crece y crece.
La viva imagen de ese laberinto en el que se halla el United es el argentino Di Mar¨ªa. Reclutado a cambio de los 75 millones de euros abonados al Real Madrid, es la incorporaci¨®n m¨¢s elevada en la historia del f¨²tbol ingl¨¦s y tiene el honor de lucir el 7, dorsal sacro en El Teatro de los Sue?os. Sin embargo, tan s¨®lo es un esbozo de lo que fue en Chamart¨ªn. La cr¨ªtica de la prensa contra ¨¦l es feroz.
¡°Se ha convertido en un extremo inconsistente y desinteresado, alejado de ese jugador hambriento que iba de ¨¢rea a ¨¢rea y se sacrificaba por el equipo¡±, retrataba el diario The Guardian tras la ca¨ªda en la Copa, donde fue expulsado de forma absurda despu¨¦s de ver una amarilla y, acto seguido, dar un tir¨®n por detr¨¢s a la camiseta del ¨¢rbitro. Su falta de adaptaci¨®n a Inglaterra y el hecho de que vendiera su mansi¨®n tras el asalto que sufri¨® en febrero conduce a pensar a diversos medios brit¨¢nicos que buscar¨¢ una salida en junio.
Eliminado en la Copa y la Copa de la Liga, el Manchester tampoco tiene opciones en la Premier League
Otro caso sintom¨¢tico es el del colombiano Falcao. Anta?o un goleador implacable, su pegada parece estar oscurecida por el cielo plomizo de Manchester. El 9 suma s¨®lo cuatro dianas esta temporada y, entre lesiones y actuaciones discretas, visita con asiduidad el banquillo. ¡°Quiz¨¢ le falte motivaci¨®n. Debe demostrar lo que vale¡±, expuso a principios de a?o Van Gaal, que frente al Arsenal volvi¨® a prescindir una vez m¨¢s del ariete pese a la necesidad de tener que voltear el marcador.
Los espa?oles Mata y Herrera son otra muestra de la zozobra que impera en el equipo. Incorporado como pieza estrat¨¦gica, en un trasvase de 45 millones, el primero ha ido desapareciendo del c¨¦sped poco a poco, mientras que el segundo ha recorrido el camino inverso: ha pasado del ostracismo ¡ªlleg¨® a enlazar cuatro partidos sin un s¨®lo minuto¡ª a convertirse en el pilar del centro del campo. Por ah¨ª tambi¨¦n deambula el belga Fellaini, uno de los nombres que figuraban de inicio en la hoja de descartes de Van Gaal, que el lunes tuvo que agachar la cabeza cuando Welbeck, el prometedor delantero al que dej¨® escapar en verano, firm¨® el gol que apuntill¨® al United.
¡°No perdimos por ellos, sino por nuestra propia actuaci¨®n¡±, argument¨® el holand¨¦s, que a¨²n no encuentra un once tipo y ha empleado cinco sistemas diferentes sin ¨¦xito. La ventolera, pese a los cipreses, le azota en el cogote. Y su a?o pinta en blanco.
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