La Real cambia su suerte en Getafe

Casi un a?o llevaba la Real Sociedad sin saber qu¨¦ se siente al ganar fuera de casa. Once meses de sequ¨ªa que concluyeron anoche en Getafe. Supieron sobreponerse los donostiarras a una mala primera parte y a un conjunto azul¨®n corajudo que ni mucho menos mereci¨® irse en blanco.

Vive tiempos raros este Getafe, con entrenadores que se van y fichajes que no llegan, pero a¨²n mantiene ciertos elementos en los que sostener su permanencia en Primera. ?lvaro V¨¢zquez pasa por ese momento ¨¢lgido que dan los goles. Cada vez que coge el bal¨®n se siente capaz de meterlo en la porter¨ªa, gran sensaci¨®n para un delantero. Sarabia no apareci¨® tanto, pero, a cambio, Pedro Le¨®n empieza a parecerse al jugador que era.

La primera mitad se convirti¨® en un aut¨¦ntico duelo particular entre Pedro Le¨®n y Rulli. El volante del Getafe cargaba el rifle a la m¨ªnima pero siempre se encontraba con los guantes de Rulli, y cuando no, ah¨ª estaba el larguero. Estuvo enorme el joven portero argentino de la Real, que desbarat¨® una doble ocasi¨®n justo antes del pitido. Las paraba con la cara, literalmente, porque tuvo que ser atendido por un balonazo en el rostro.

Pocas noticias de la Real Sociedad en ese periodo, incapaz de agarrar la pelota y hacer algo productivo con ella. Y eso que jugadores de pie fino no le faltaban. Canales, Granero, Rub¨¦n Pardo o Xabi Prieto aseguran un buen trato del cuero, pero para eso hay que tenerlo y el Getafe no estaba dispuesto a permitirlo.

Todo un premio el cero a cero para los donostiarras, que se fueron a descansar conscientes de ello. Peor no se puede hacer, debieron pensar, as¨ª que se soltaron a jugar. Cambio de campo y cambio de partido, porque todo parecido con lo visto hasta entonces era pura coincidencia. Apareci¨® Canales como debe aparecer un jugador con su clase, acariciando el bal¨®n. Y cada caricia era un pu?al para la defensa del Getafe. Se sent¨ªa a gusto la Real haciendo rodar el esf¨¦rico sobre el c¨¦sped, pero el gol lleg¨® por arriba. Una falta que cabece¨® I?igo Mart¨ªnez al palo y que rebot¨® en Guaita para irse dentro del marco. Hasta esa pizca de suerte tuvieron los de Moyes.

Precisamente la que no tuvieron los locales. Ni un claro penalti a Sarabia vio el ¨¢rbitro. Ocurri¨® justo despu¨¦s del tanto visitante y los de Moyes vieron amenazado su bot¨ªn, por lo que volvieron a recular. El final del partido fue un asedio al marco realista, lo natural cuando los diez jugadores de un equipo deciden defender en su ¨¢rea. Pero no fue el d¨ªa del Getafe, que se march¨® apaleado y sin saber por qu¨¦ ni siquiera se llev¨® un punto.