Un partido en la noria
Durante casi una hora, entre el Madrid y el Bar?a lograron desconectar a Messi, tiene m¨¦rito lo primero, es una herej¨ªa lo segundo
Cuesti¨®n de momentos, gira que gira la noria. As¨ª discurri¨® la trama de un cl¨¢sico por cap¨ªtulos. En el equilibrio inicial, por un palmo se le fue el brindis a Cristiano, estrellado contra el larguero, y emboc¨® un secundario del gol, Mathieu.
Desde el arranque, el duelo presagiaba contradicciones, imprevistos. Emerg¨ªa CR, no desgastaba la suela Messi. Entremedias, Neymar fall¨® el tanto de su vida, un revulsivo total para el Madrid, a hombros de Marcelo, que, con el eco de la BBC y alguno m¨¢s, tampoco es un primer espada. Lo que s¨ª fue Piqu¨¦, clave para sostener el andamiaje local cuando el visitante fue el gobernador absoluto. El encuentro era un carrusel, as¨ª que con el mejor Madrid lleg¨® un espasmo azulgrana, el gol de Luis Su¨¢rez. Irrumpi¨® entonces otro Bar?a, ya sin CR pero con Messi, ese conjunto con apego a correr al espacio, m¨¢s gestor de partidos que estilista. Lo fue m¨¢s que en los ¨²ltimos tiempos el Madrid, pero no fue capaz de administrar sus buenos tramos. Por fases era mejor uno, luego otro...
Durante casi una hora, entre el Madrid y el Bar?a lograron desconectar a Messi, tiene m¨¦rito lo primero, es una herej¨ªa lo segundo. Imponente Marcelo en las dos direcciones, Cristiano fij¨® a Alves, m¨¢s defensa que nunca, y el hecho de que Bale esta vez s¨ª aceptara el tajo como cuarto centrocampista permiti¨® a su medio campo bascular mejor, llegar a las ayudas en los costados. Ni palabra dec¨ªa Messi, al que Rakitic, extraviado, dejaba a la intemperie. Ni mu dijo Luis Enrique, que nada corrigi¨® hasta el 2-1 ca¨ªdo del cielo. Hasta entonces, sin La Pulga se achat¨® el equipo azulgrana que pas¨® de suspirar por su delantera de etiqueta, con Luis Su¨¢rez de broncas con Pepe y Neymar como un parvulario ante Casillas, a colgarse del m¨¢stil de Piqu¨¦, Mathieu y Bravo.
Todo lo contrario sucedi¨® en el Madrid, que s¨ª cont¨® con el pu?al de Cristiano, el baile de Benzema, la solidaridad de Bale y el efecto Marcelo, que por una noche casi fue Messi durante mucho rato. El mundo al rev¨¦s. La valent¨ªa del brasile?o al atacar al argentino, o lo que es lo mismo, encomendarse a la ofensiva aun a costa de liberar al astro. De Marcelo parti¨® la jugada que concluy¨® con el primer aviso de CR, su larguerazo. Y un sinf¨ªn m¨¢s. De alguna forma, el lateral marcaba el camino a todos.
Dicharachero como es, Marcelo transmiti¨® optimismo a los suyos, que nunca se encogieron. El Madrid no renunci¨® a jugar en el campo enemigo, con la zaga adelantada. Tampoco se achic¨® tras el gol de Mathieu, epis¨®dico. La respuesta visitante fue ejemplar, m¨¢xime tras una pifia monumental de Neymar ante Casillas. Empat¨® CR, que estuvo en todas, en un remate que exigi¨® al mejor Bravo, en una asistencia a Bale que deriv¨® en gol anulado. Al portugu¨¦s le sobraron cent¨ªmetros para no estar en fuera de juego. Piqu¨¦ hubo de multiplicarse, hasta ser el centinela primordial.
Si el primer tanto barcelonista no desabroch¨® al Madrid, el segundo s¨ª. El acierto de Luis Su¨¢rez, ya con menos acidez y m¨¢s pendiente del f¨²tbol, abri¨® las puertas al Bar?a de este curso, que se felicita cuando puede poner el turbo, cuando tiene horizontes. Ya para entonces hubo otro Messi m¨¢s aut¨¦ntico, que centr¨® su posici¨®n, y mayor actividad de Neymar, aunque con mucho revuelo y nula efectividad. Creci¨® Messi y se dispers¨® CR. El Madrid perdi¨® ¨¢nimo en la medida que el gol del uruguayo tambi¨¦n supuso una losa para el gran Marcelo de la primera hora. As¨ª de simple, fue un gol y no un entrenador, el que rehabilit¨® al Bar?a, m¨¢s natural desde la aparici¨®n de Busquets y Xavi. Ya no volvi¨® el Madrid, sometido hasta el final. El f¨²tbol no perdon¨® que desaprovechara sus momentos. Lo que s¨ª hizo el Bar?a tras mil partidos en 90 minutos, con la noria dale que dale.
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