El Bar?a obliga a mirar la clasificaci¨®n, no al campo
Aunque el juego del rival acostumbra a condicionar el f¨²tbol del Bar?a, hay una serie de constantes en cada partido del equipo de Luis Enrique: las selectivas y decisivas intervenciones de Bravo, la jerarqu¨ªa en las ¨¢reas de Piqu¨¦ y la dependencia de Messi. Los encuentros dependen del tiempo que tarda en marcar el 10, salvo que medie un gol de estrategia, como pas¨® en el cl¨¢sico y se repiti¨® en Bala¨ªdos, o se culmine una transici¨®n armada despu¨¦s de un robo de bal¨®n propiciado por el apret¨®n de los medios o los delanteros, incluso de Messi.
Las combinaciones son escasas y las p¨¦rdidas numerosas, m¨¢s que nada porque el equipo no est¨¢ bien sincronizado, hay mucha distancia entre las l¨ªneas y no sabe organizarse alrededor del cuero, sino que se obsesiona con buscar los espacios. La sensaci¨®n que se impone desde hace un tiempo es que al Bar?a ya no le interesa el f¨²tbol, prefiere las jugadas, las transiciones sustituyen al pase multiplicador.
Los medios m¨¢s t¨¦cnicos y exquisitos, aquellos que garantizan el control, la pausa y el dominio de la contienda, penan en favor de los volantes f¨ªsicos y directos, los que buscan el gol sin masticar la jugada, ni necesidad de asociarse, empe?ados en el remate. La propuesta exige mucha atenci¨®n en defensa y precisi¨®n en ataque, cosa que no siempre se da, como pas¨® en Vigo.
Los azulgrana ya suman 13 goles a bal¨®n parado, un dato que avala el trabajo t¨¦cnico ante la falta de juego
Se explica de esta manera que un futbolista tan inteligente como Busquets parezca menos importante que Mascherano, ausente ayer, al igual que el lesionado Alba, un lateral que le da mucho aire al Bar?a, a?orado por el mal partido de Adriano y Alves. El equipo no tuvo salida de bal¨®n, dif¨ªcilmente sali¨® de la presi¨®n y se achic¨®, empeque?ecido por un vitalista y estupendo Celta. Berizzo plante¨® un duelo individual, 11 contra 11, y durante mucho rato no se apreci¨® diferencia alguna, acaso la ventaja fue muchas veces para los celestes. El partido estuvo muy abierto e igualado, sin muchas ocasiones, tan confuso por parte azulgrana que Luis Enrique ech¨® mano de Xavi. A partir del interior, el equipo se posicion¨® mejor, se calm¨® y encontr¨® el gol en una falta botada por el propio Xavi.
Cabece¨® Mathieu contra el Madrid y ante el Celta. Ya van 13 goles de estrategia, dato que avala la faena de los t¨¦cnicos ¡ªespecialmente de Unzu¨¦¡ª, decisivos en partidos dif¨ªciles, d¨ªas en que apenas entra en juego Messi. A falta de desequilibrio y profundidad, se impone el bal¨®n parado: cada gol de Mathieu es un ¨¦xito de Luis Enrique de la misma manera que cada buen partido de Xavi es un triunfo del viejo Bar?a. Mathieu o Messi. As¨ª de camale¨®nica es la personalidad de un Bar?a que se remite al resultado y a la clasificaci¨®n, al resumen del partido, y no al campo de juego.
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