Atl¨¦tico, 0-Real Madrid, 0: Todos contentos por el Calder¨®n
El Atl¨¦tico logra neutralizar a un Madrid superior en el primer tiempo Nadie llega descarrilado a la vuelta, aunque el 0-0 consuela m¨¢s a los de Simeone
Queda suspense en el derbi madrile?o en Europa. La final de cuartos queda para el Bernab¨¦u, tras un duelo inicial con caras y cruces para los dos. De entrada, la noche de Oblak, el ¨²nico cierre para un Madrid superior, decidido y autoritario, avasallador en campo contrario con un rival deste?ido. Luego, el Atl¨¦tico de Mandzukic, en el papel de Diego Costa, capaz de desquiciar a su adversario y empinar a su equipo, tan contagiado por el pulso del croata, de zafarrancho en zafarrancho con todos, que termin¨® en alza, con golpes de pecho. De un Madrid absorbente a un Atl¨¦tico aut¨¦ntico. Todos felices, nadie llega descarrilado a la vuelta, aunque el cero a cero suele consolar mejor al visitante del segundo cap¨ªtulo. Pero entre estos dos equipos nada es una certeza. Nada es lo que parece. Ocurri¨® en el primer episodio, que arranc¨® con un guion inopinado.
Atletico, 0-Madrid, 0
Atl¨¦tico: Oblak; Juanfran, Miranda, God¨ªn y Siqueira; Su¨¢rez, Gabi, Koke (Torres, m. 83), Arda y Griezmann (Ra¨²l Garc¨ªa, m. 77); y Mandzukic.No utilizados: Moy¨¢, Gim¨¦nez, Tiago, Sa¨²l y G¨¢mez.
Real Madrid: Casillas; Carvajal (Arbeloa, m. 85), Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Modric, Kroos, James; Bale, Benzema (Isco, m. 76) y Cristiano. No utilizados: Keylor Navas, Illarra, Pepe, Khedira y Jes¨¦.
?rbitro: Milorad Mazic (Serbia). Amonest¨® a Mandzukic, Ramos, Ra¨²l Garc¨ªa, Mario Su¨¢rez y Marcelo. Marcelo y Mario Su¨¢rez se pierden la vuelta por sanci¨®n.
Unos 52.500 espectadores en el Vicente Calder¨®n.
Socarr¨®n este Ancelotti, en el primer tramo el Madrid le desminti¨® desde el primer segundo. Si el empate le val¨ªa, no lo pareci¨®. En los tiempos del Espartaco Simeone, no ha habido mejor respuesta de los blancos en el Calder¨®n, lanzados a por el partido sin miramientos, a la carga de Oblak, de largo el mejor de los locales. Esta vez, el Atl¨¦tico no era ese equipo que anuda al rival, que le atosiga por toda la pradera. El cepo de verdad lo puso el Madrid, colonizador de la pelota, aventurado al frente como desde hace tiempo no se le conoc¨ªa en el Manzanares. No lo esperaban los colchoneros, que se quedaron tiesos como nunca, a merced de un centinela de a¨²pa como Varane, sometidos por el pincel de un estupendo Kroos, a la vera del ubicuo James, al comp¨¢s de la infinita partitura de Modric, al dictado de Benzema... Con el Madrid solo pod¨ªa Oblak, con tenazas en las manos en un cara a cara con Bale, en otro disparo lejano del gal¨¦s, en una rosca con el empeine exterior de James. Pim, pam, pum¡ Y Oblak y m¨¢s Oblak, el h¨¦roe inesperado.
Sostenido por su portero, en el Atl¨¦tico no hab¨ªa pisadas de Arda y Koke, lo que le dejaba descamisado cuando tiraba serpentinas si apa?aba alguna pelota. Tampoco enganchaban Griezmann y Mandzukic, m¨¢s proclives a amurallar al rival que a la vanguardia, y casi siempre a muchas cuadras de Casillas, lo que propiciaba la presi¨®n alta de los madridistas. No era el Atl¨¦tico machote, con Gabi y Mario Su¨¢rez fuera de pista, subyugados por el ritmo de Kroos, Modric y James. A partir de ese tridente, el Madrid puso la pelota en marcha, con pocos toques, sin conducciones innecesarias. A falta de otro recluta para la circulaci¨®n, ah¨ª estaba Benzema, al que no le pueden las prisas.
Por una vez, el centro del campo era blanco, por fin el Madrid se lo tom¨® como un centro de operaciones. No le llegaba el garfio al Atl¨¦tico, con los laterales reculados, y con Arda y Koke m¨¢s tiempo de la cuenta en la misma orilla. Si, por casualidad, alguien se citaba con Mandzukic all¨¢ en el horizonte, el croata, sin turbo, quedaba retratado en carrera por cualquier zaguero visitante. En seco, el ariete solo encadenaba faltas en contra, hasta cinco antes de los diez minutos. No encontraba amparo el cuadro de Simeone, salvo en algunos c¨®rneres, porque no era ese equipo macizo tan reconocible. Al Madrid le faltaba Cristiano, el m¨¢s ausente, mientras Bale se daba al tajo.
Mandzukic, en el papel de Diego Costa, desquici¨® a su rival y empin¨® a su equipo
A salvo con Oblak, el Atl¨¦tico resopl¨® con el descanso. De vuelta, primero consigui¨® que el partido tuviera m¨¢s curvas. Mantuvo el apetito el Madrid, pero su adversario ya tuvo otro diente, con Mandzukic guerrero, de p¨²gil con Ramos, Carvajal y el que se interpusiera. Sangre y sudor, codazo va, codazo viene. Poco a poco, los locales rebajaron el ritmo de su rival, por lo que brind¨® Arda, m¨¢s agitador en este tramo, una bendici¨®n para los rojiblancos.
Asalto a asalto, el grupo de Simeone neutraliz¨® a su oponente, rebajado finalmente por los cambios. Los t¨¦cnicos operaron en direcci¨®n contraria. Ancelotti se encomend¨® al 4-4-2, sin Benzema y con Isco. Y como otra se?al, Arbeloa por Carvajal, m¨¢s pico y pala. Enfrente, el t¨¦cnico argentino toc¨® la corneta del juego directo, primero con Ra¨²l Garc¨ªa y luego con Torres. Y, como escolta, a¨²n batallaba Mandzukic, el Cid del Manzanares. Lleg¨® el momento del Atl¨¦tico, que ya no requer¨ªa de Oblak. Los focos estaban cerca de Casillas, en cuyo per¨ªmetro terminaron los rojiblancos con una reacci¨®n de machotes. El Atl¨¦tico se despidi¨® como el genuino Atl¨¦tico, en¨¦rgico, fervoroso, con su columna de medios conquistando el centro del campo, con su ataque en batall¨®n. Empate a todo, un tiempo para cada uno y sin tregua rumbo a Chamart¨ªn sin Su¨¢rez y Marcelo, sancionados. Todos a una, todos contentos.
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