Oficio, Vidal y un presente
La Juventus se acerca a las semifinales tras batir por la m¨ªnima al M¨®naco (1-0) con una pena m¨¢xima inexistente transformada por el chileno, motor y alma del cuadro turin¨¦s
La vieja receta que tanto se aprecia en el calcio. Oficio, porter¨ªa a cero y no renunciar a un buen presente. De ese mejunje tan b¨¢sico y tan productivo tir¨® la Juventus, que bati¨® en su hogar a un meritorio M¨®naco (1-0) gracias a un penalti inexistente que fue transformado con sangre fr¨ªa por Vidal. No merecieron vencer los italianos, que dan un paso de gigante hacia las semifinales y en su aspiraci¨®n de volver a tener protagonismo en Europa, ni caer los monegascos, superiores en buena parte del duelo, una grata revelaci¨®n en esta Champions. Castigados en Italia por una decisi¨®n injusta, aferrados ahora al sue?o de voltear la situaci¨®n en el Louis II.
JUVENTUS, 1 - M?NACO, 0
Juventus: Buffon, Lichtsteiner, Bonucci, Chiellini, ?vra, Pirlo (Barzagli, m.74), Marchisio, Vidal, Pereyra (Sturaro, m.87), T¨¦vez y Morata (Matri, m.82).
M¨®naco: Subasic, Raggi (Berbatov, m.71), Carvalho, Abdennour, Kurzawa, Fabinho, Kondogbia, Dirar (Bernardo, m.51), Moutinho, Ferreira-Carrasco, Martial (Matheus Carvalho, m.87).
Gol: 1-0, m.57: Vidal.
?rbitro: Pavel Kr¨¢lovec (RCH). Amonest¨® Ricardo Carvalho en el minuto 56.
41.000 espectadores en el Juventus Stadium.
Ante la exuberancia del plantel de la Juve, el visitante respondi¨® con un planteamiento de contenci¨®n y pragmatismo que anul¨® a la Vecchia Signora durante los primeros 25 minutos. Un solo disparo a porter¨ªa, de T¨¦vez, y un discurso mon¨®tono y plano es lo que ofreci¨® el equipo de Massimiliano Allegri durante ese periodo. La pelota apenas pas¨® por las botas de Pirlo, signo de precariedad. Sin la intervenci¨®n de su metr¨®nomo ni las irrupciones del explosivo Pogba, ausente ayer por lesi¨®n, el cuadro italiano no enhebra y pierde casi todo el encanto.
As¨ª que el M¨®naco se creci¨® poco a poco. Su t¨¦cnico, Leonardo Jardim, prescindi¨® en el inicio del viejo Berbatov para reforzar el centro del campo a base de pulmones y musculatura. Kondogbia, ex del Sevilla, se impuso en ese terreno y a partir de su despliegue y del dinamismo de Moutinho se lanz¨® el conjunto del Principado. De ah¨ª la doble aparici¨®n de Kurzawa, lateral de largo recorrido y deficiente definici¨®n, o la clar¨ªsima oportunidad de Carrasco, incisivo desde el v¨¦rtice derecho, pero incapaz de batir a Buffon en un disparo a solo tres metros del portero italiano, a¨²n fino a sus 37 a?os.
Se activaron despu¨¦s Marchisio y Vidal en los bianconeri. Especialmente este segundo, bravo como pocos sobre el tapete, dechado de car¨¢cter como siempre para despertar a sus compa?eros. A falta de juego, la Juve dispone del coraje del chileno, hambriento, empe?ado en abrir la lata con dos disparos que llevaron m¨¢s intenci¨®n que tino. Y, a falta de juego, la Juve bien sabe ser agradecida. Por eso no hizo un feo al colegiado Pavel Kr¨¢volec, que interpret¨® como penalti una zorrer¨ªa de Carvalho sobre Morata. El zaguero roz¨® por detr¨¢s al ariete para que este perdiera el equilibrio cuando se dispon¨ªa a amortiguar un env¨ªo en largo de Pirlo y encarar a Subasic.
M¨¢s all¨¢ de la acci¨®n, discutible, las c¨¢maras revelaron que en todo caso transcurri¨® fuera del ¨¢rea. No lo interpret¨® as¨ª el ¨¢rbitro, que de ser consecuente deber¨ªa adem¨¢s haber expulsado al central por ser el ¨²ltimo hombre. El error, por tanto, fue de bulto. Y por eso de no desperdiciar el obsequio, Vidal ejecut¨® la pena m¨¢xima con la misma convicci¨®n con la que reba?a cada pelota. Golpeo limpio, con el empeine interior, y bal¨®n a la escuadra. Inapelable.
Solo as¨ª pudo la Juve abrir el cofre del M¨®naco, recuperado en esta edici¨®n para la causa europea despu¨¦s de muchos a?os de desaparici¨®n, desde que alcanzase la final en 2004 de la mano de Giuly y Morientes. Lo intent¨® con todo el conjunto de Jardim, que lejos de especular orden¨® adelantar l¨ªneas e introdujo a Bernardo y a Berbatov para ganar desequilibrio y pegada. El brasile?o aport¨® lo primero, pero se top¨® con la mano de Buffon, y el b¨²lgaro estuvo a punto de cabecear a la red en su primera intervenci¨®n en el duelo.
Pero nada de nada. Si acaso, de ah¨ª al desenlace otro error flagrante del juez checo, que no divis¨® un penalti clamoroso e infantil de Chiellini sobre Matheus, tercer recambio monegasco. Manos a la cabeza e incredulidad en los visitantes, indignados. Al final, oro para la Juventus, que con muy poquito obtuvo mucho. Todo lo contrario que su hu¨¦sped, castigado y magullado en Tur¨ªn.
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