Hacer un ¡®karembeu¡¯
"Fitzgerald dec¨ªa que no hay segundos actos en la vida de los americanos. El Bernab¨¦u a los m¨¢s tiernos no les concede ni uno"
Entre los grandes jugadores fracasados del Real Madrid destacaron dos: Christian Karembeu y Nicol¨¢s Anelka. El primero fue clave en la s¨¦ptima Copa de Europa; el segundo, en la octava. Karembeu se dej¨® la u?a en el bal¨®n y Anelka le dio a la pelota con el cogote sin mirar la porter¨ªa.
En el Madrid el fracaso siempre es relativo. Se echa la vista atr¨¢s, se atisban jugadores que pasaron con m¨¢s pena que gloria y van encontr¨¢ndoseles m¨¦ritos. Prosinecki y Hagi, por ejemplo. El Maradona de Belgrado y el Maradona de los C¨¢rpatos: acabaron colocados en el Bar?a, uno detr¨¢s de otro.
Karembeu fue el culebr¨®n de los noventa. Hubo un momento en que a Lorenzo Sanz, cuando daba el parte de las negociaciones, se le pon¨ªa cara de Do?a Adelaida. Lo quisimos tanto, y nos peleamos tanto por ¨¦l, que no sab¨ªamos si ven¨ªa para el f¨²tbol o para el baloncesto. En la nota del fichaje EL PA?S inform¨® as¨ª de sus caracter¨ªsticas: ¡°Se mueve por la banda derecha¡±. Por la derecha pod¨ªa moverse una gallina, pero aquello sonaba a jugador irrepetible. Uno de clase, Javier Villar, dijo que ten¨ªa un t¨ªo en G¨¦nova y anunci¨® que Karembeu era negro. ¡°Karembeu en la Sampdoria lo est¨¢ haciendo muy bien¡±, dec¨ªa de vez en cuando Villar, nuestro Maldini de Campolongo. Al Madrid Karembeu le cost¨® un ojo de la cara, pero habr¨ªa que ver las facturas telef¨®nicas de Villar para mantenerse en el top-ten de populares del instituto. El juego de Karembeu fue rampl¨®n, de pocas exquisiteces y mayormente irrelevante. En las semifinales Karembeu se movi¨® por la derecha hasta llegar al ¨¢rea y le arre¨® un punteirolo a la pelota que el portero casi fue a protestarle al ¨¢rbitro.
Ni Illarra, ni Khedira, ni Chicharito son a¨²n h¨¦roes inesperados en la Champions
La aportaci¨®n cultural de Anelka en Madrid fue subirse una pernera del ch¨¢ndal. Ahora los chicos celebran los goles como Cristiano, pero a finales de los noventa, cuando estaban atormentados, no se acoplaban a su grupo de B y echaban de menos A, se sub¨ªan el pantal¨®n del ch¨¢ndal, s¨®lo uno, y se paseaban por los pasillos del colegio con el neceser y el walkman. La historia de Anelka en Madrid fue una historia de disidencia. Yo todas las ma?anas iba al quiosco con miedo a encontrarme a Anelka en las portadas: ¡°Medito suicidarme¡± y debajo un subt¨ªtulo: ¡°Alucinan con Anelka¡±. Pues bien: Anelka recogi¨® un bal¨®n en la ida de semifinales en el Bernab¨¦u y fusil¨® al Bayern; el primero del 2-0 (el segundo fue de M¨ªchel Salgado en propia puerta: hay que ser un genio para marcar un gol en propia puerta y que suba a tu marcador). En la vuelta Anelka dio un cabezazo entre dos defensores y mat¨® la eliminatoria: fue el gol que evit¨® la pr¨®rroga.
Ni Illarra, ni Khedira ni Chicharito arrastran de momento la maldici¨®n de los h¨¦roes inesperados de la S¨¦ptima y la Octava. El alem¨¢n est¨¢ de vuelta, el vasco naufrag¨® el a?o pasado y al mexicano no le han dejado ense?arse en ¨¦ste. Son secundarios sin grandes expectativas. Pero al Madrid se viene a triunfar en momentos caprichosos. Fitzgerald dec¨ªa que no hay segundos actos en la vida de los americanos; el Bernab¨¦u a los m¨¢s tiernos no les concede ni uno. Sin embargo hoy se ha quedado una de esas tardes de clima raro en que sales de casa sin saber cu¨¢l va a ser el chico de tu vida. De saber su misterioso n¨²mero el t¨ªo de Villar podr¨ªa dar alguna clave: ojal¨¢ Karembeu, despu¨¦s de tantos a?os, siga haci¨¦ndolo muy bien.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.