El Bayern, la revoluci¨®n inacabada de Guardiola
Las m¨²ltiples bajas y una l¨ªnea de centrales muy deficiente son los principales problemas de un equipo espectacular
La revoluci¨®n contracultural de Pep Guardiola en el Bayern de M¨²nich no est¨¢ ni mucho menos terminada. El juego espectacular del equipo alem¨¢n ha dejado entrever grietas. Comenzando por la defensa. La plantilla no cuenta con los centrales adecuados para interpretar los planteamientos innovadores del t¨¦cnico, impulsor de maniobras que obligan a la defensa a convivir con 50 metros de campo a la espalda.
El cat¨¢logo de zagueros resulta deficiente. Boateng exhibe un desplazamiento de bal¨®n admirable pero experimenta peligrosas lagunas de concentraci¨®n; Badstuber se produjo una rotura en el muslo ante el Oporto por la que estar¨¢ entre tres y cuatro meses de baja; Dante es distra¨ªdo y lento a un tiempo; y Benatia, el central llamado a resolver con su velocidad los problemas del achique, es un atleta que carece de la perspicacia suficiente para leer el juego. Alarmado ante los altibajos de una l¨ªnea que resulta vital para armonizar el juego de posici¨®n y conducir al equipo a campo contrario, Guardiola prob¨® con Alaba, el lateral zurdo, como central. Alaba, verdadero genio del f¨²tbol, fue el mejor. Pero sufri¨® una lesi¨®n de ligamentos y estar¨¢ dos meses de baja.
La baja de Robben por lesi¨®n aboc¨® al equipo a la planicie
Empe?ado en la b¨²squeda de soluciones al problema de la l¨ªnea de contenci¨®n, y ante la amenaza constante de los contragolpes, Guardiola lleg¨® a experimentar con tres centrales. La decisi¨®n, que podr¨ªa considerarse anatema del c¨®digo guardiolano, rest¨® un volante. Para compensar la contradicci¨®n mand¨® elevar la presi¨®n a cotas lindantes con la temeridad. Durante semanas Badstuber, Boateng y Benatia se convirtieron en los centrales m¨¢s osados del f¨²tbol mundial. Cada anticipaci¨®n bordeaba la imprudencia y muchas veces entregaban el bal¨®n a los contrarios. Lesionados Schweinsteiger, Lahm y Thiago, cualquier esfuerzo era poco en la tarea de circular el bal¨®n sin un interior puro. El atasco ha sido evidente en muchos partidos esta temporada. Solo la inspiraci¨®n de Xabi Alonso, verdadero administrador general del juego, lo ha podido remediar.
El solitario cruce del desierto de Alonso parece concluir. La recuperaci¨®n de Thiago despu¨¦s de un a?o de infortunios f¨ªsicos ha puesto fin a estos padecimientos t¨¢cticos. El volante espa?ol ofrece salidas por delante de Alonso que el agitado Schweinsteiger no siempre encontr¨®. Es tan completo que lo mismo est¨¢ sirviendo para dar volumen de juego que para desequilibrar por habilidad o meter goles. Sus actuaciones en los dos partidos contra el Oporto resultaron decisivas para lograr el pase a semifinales. Thiago se agigant¨® cuando peor lo pas¨® su equipo. Su implicaci¨®n en el proyecto result¨® tan evidente como la inconsistencia de G?tze, el mediapunta. Envanecido desde la final del Mundial, G?tze dosifica sus apariciones como si regalase gotas de oro l¨ªquido.
Si la ausencia de Thiago le rest¨® refinamiento a la elaboraci¨®n, la baja de Robben por lesi¨®n aboc¨® al equipo a la planicie. El extremo holand¨¦s, que asegura que se recuperar¨¢ para las semifinales, no solo posee el mejor mano a mano del Bayern. En ocasiones ha dado la impresi¨®n de que si ¨¦l no desbordaba no lo hac¨ªa nadie. Para repararlo, Guardiola hace que los laterales, Rafinha y Bernat, alcancen la l¨ªnea de fondo y centren a discreci¨®n. Ning¨²n equipo en Europa es capaz de descargar m¨¢s balones sobre el ¨¢rea rival. Ah¨ª resultan letales las apariciones de M¨¹ller y Lewandowski, dos rematadores perseverantes, astutos y valientes.
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