Un gol de Castro con mucha historia
La fecha del 21 de marzo de 1971 qued¨® como una de las grandes en la historia del Celta de Vigo y no s¨®lo por la victoria sobre el Madrid, aunque tambi¨¦n por eso.
Aquella temporada, la UEFA hab¨ªa decidido transformar la Copa de Ferias (Copa de Ciudades en Feria) en torneo oficial. Ya no se ir¨ªa por invitaci¨®n, sino por clasificaci¨®n. A Espa?a le corresponder¨ªan cuatro plazas.
Y ese era el objetivo del Celta, un objetivo que arrebat¨® a la ciudad. El Celta ten¨ªa un buen equipo, fort¨ªsimo en Bala¨ªdos, donde estaba invicto. Un equipo compacto, con dos perlas. Una, el medio defensivo Enrique Costa, que ser¨ªa traspasado al Bar?a. La otra, el fino y escurridizo delantero Rodilla, cuya aparici¨®n fue fulminante. Con 19 a?os, Kubala le hizo debutar en la selecci¨®n ante Grecia. Y m¨¢s: le meti¨® en el equipo Resto de Europa que jug¨® en el homenaje al portugu¨¦s Coluna, en diciembre de 1970. Y ah¨ª estuvo, con los Cruyff, Beckenbauer, Fachetti¡
El Celta hab¨ªa ampliado Bala¨ªdos con una nueva tribuna que elevaba la capacidad a 40.000. La inauguraci¨®n estaba prevista para un Espa?a-Polonia sub-23, pero las obras estuvieron terminadas justo para recibir al Real Madrid, a cinco jornadas del final.
La ciudad herv¨ªa, claro. Era un Madrid un poco de entreguerras, en la que los ye-y¨¦s iban cumpliendo a?os y el veterano Gento estaba al borde de la retirada. Por primera vez, el Madrid (y Gento) no se hab¨ªan clasificado para la Copa de Europa, despu¨¦s de ?quince! presencias consecutivas. Jugaba la Recopa, en la que llegar¨ªa a la final, que perder¨ªa tras desempate con el Chelsea. En la Liga hab¨ªa empezado as¨ª as¨ª, pero en la segunda vuelta hab¨ªa mejorado mucho. Cuando llegaba esa jornada veintis¨¦is, amenazaba ya al tr¨ªo de cabeza, Valencia, Atl¨¦tico y Bar?a. Tra¨ªa victorias de sus dos ¨²ltimas salidas, al Camp Nou y San Mam¨¦s. Amenazaba la imbatibilidad de Bala¨ªdos.
Las 40.000 localidades del remozado Bala¨ªdos volaron entre espectaculares colas en la Central de Espect¨¢culos, donde se vend¨ªan. La directiva declar¨® D¨ªa del Club, lo que supon¨ªa que todos los socios ten¨ªan que pagar y la recaudaci¨®n fue de ocho millones, que ayudar¨ªan a pagar la obra, como el traspaso de Enrique Costa al Bar?a. Hab¨ªa sido vendido por 11 millones, pero segu¨ªa en el Celta hasta final de la temporada. Adem¨¢s del dinero, el Bar?a met¨ªa en la operaci¨®n la ficha de Castro, una perla de la ¨¦poca. Interior cerebral, fan de Luis Su¨¢rez cuando ni?o. Y de Vel¨¢zquez luego.
Ese a?o la participaci¨®n en la Copa de Ferias se obten¨ªa por clasificaci¨®n y no por invitaci¨®n
Santiago Castro, gallego de Mugrados, hab¨ªa despuntado en El Ferrol, en Segunda, donde hac¨ªa la mili en la Marina. De ah¨ª le fich¨® el Bar?a. La primera temporada le fue mal, porque aunque consigui¨® el traslado a Barcelona, le tuvieron frito: ¡°El Jefe de la Comandancia era perico, me dijeron. No me dejaban ni entrenar y me frieron a guardias. Tanto fue as¨ª, que ped¨ª el traslado a Madrid, y all¨ª al menos pude entrenarme algo. ?A¨²n tengo pesadillas sobre aquella temporada. Hasta ah¨ª lleg¨® la obsesi¨®n!¡±.
S¨®lo pudo entrar a final de temporada, en la Copa de Ferias y la Copa, cuando acab¨® la mili. Estuvo en el banquillo el d¨ªa del penalti de Guruceta. El segundo fue titular. Debut¨® en la Liga en el Bernab¨¦u, el d¨ªa de la lesi¨®n de Bustillo. Pero en la 70-71, con Buckingham, se vio suplente. Cuando sobrevino la oportunidad de entrar en la operaci¨®n Costa, le agrad¨®: ¡°Lo que quer¨ªa a esa edad era jugar. Y volv¨ªa a Galicia¡±.
La semana del partido tiene una sorpresa. Aunque la operaci¨®n no era efectiva hasta la 71-72, el Bar?a decide, para reforzar al Celta, cederlo en los ¨²ltimos cinco partidos, empezando por el del Madrid, claro. As¨ª que viaj¨® antes de tiempo.
El Celta se concentra en el Parador de Tuy. Su entrenador, Juan Arza, un navarro-andaluz que fue leyenda como jugador en el Sevilla, (algo as¨ª como el Kubala o el Di St¨¦fano del club sevillano), se siente inc¨®modo cuando le preguntan si Castro va a ser titular. En la delantera hay, adem¨¢s, la baja de Rodilla. Arza se muestra renuente. Es un refuerzo ca¨ªdo del cielo, pero sin encaje con el resto. Por otra parte, hay presi¨®n en la calle y en la prensa, y m¨¢s con la ausencia de Rodilla. El Madrid llega el s¨¢bado en coche cama y se aloja en Samil. Mu?oz, que en sus inicios hab¨ªa jugado en el Celta y es bien recordado, se muestra prudente y cort¨¦s en sus declaraciones. Reconoce que se juegan la Liga. Al Madrid el partido le llega en mal momento, en v¨ªsperas de la visita europea del Cardiff, frente al que hay que remontar un 1-0 de la ida.
Era un Madrid un poco de entreguerras, en la que los ye-y¨¦s iban cumpliendo a?os
Ha llovido toda la semana, pero en la ma?ana del domingo clarea y sale el sol. Como hay viento, se conf¨ªa en que eso ayude a secar el campo. Conf¨ªa sobre todo el Madrid. Los barrizales de Bala¨ªdos, cuyo terreno sufr¨ªa mucho los desbordamientos del r¨ªo contiguo, el Lagares, eran legendarios en la ¨¦poca. Hoy se ha aliviado el problema
A las cuatro y media saltan al campo:
Celta: Gost; Isabelo, Rivas, Hidalgo; Costas, Manolo; Lezcano, Almagro, Doblas, Rivera y Jim¨¦nez. Hay un ?oh! de decepci¨®n cuando se ve que no est¨¢ Castro. Real Madrid: Borja; Zunzunegui, Benito, Sanch¨ªs; Grande, Zoco; Amancio, Pirri, Grosso, Vel¨¢zquez y Mara?¨®n. Zunzunegui hab¨ªa sido del Celta. Se le pita, por haberse marchado. El ¨²nico aplaudido del Madrid es Pirri, que viene de hacer el mi¨¦rcoles dos goles con la selecci¨®n en Valencia, ante Francia, con los que igual¨® un 0-2.
Arbitra el valenciano Card¨®s, protestad¨ªsimo.
Al Madrid el partido le llega en mal momento, en v¨ªsperas de la visita europea del Cardiff
El campo est¨¢ pesado y el Madrid se mueve mal. El entusiasmo del Celta le encajona y apenas sale. Al descanso, cero a cero y el p¨²blico se queja de dos penaltis en el ¨¢rea del Madrid. La segunda parte tiene el mismo son. En el minuto 60, Zoco, lesionado, deja el sitio a De Felipe. Se pide otro penalti, el m¨¢s claro seg¨²n las cr¨®nicas de la ¨¦poca, de Benito a Doblas. El Celta renueva su rabia atacante y por fin llega el gol, en el 70, en cabezazo en escorzo de Jim¨¦nez. Inmediatamente, Arza retira al delantero centro, Doblas, y mete a Castro, para calmar el juego y retener el bal¨®n. Mu?oz reacciona al rev¨¦s: retira al medio Grande para meter a Fleitas, delantero goleador.
El Madrid pasa al ataque, en una de sus cl¨¢sicas reacciones y vuelca el campo sobre el ¨¢rea de Gost. Queda m¨¢s de un cuarto de hora. En juego est¨¢, por un lado, la lucha por la Liga; por el otro, la persecuci¨®n de la plaza UEFA.
El apret¨®n dura y dura, Gost lo pasa mal, pero en una de las pocas salidas del Celta, Castro agarra un tirazo fenomenal. ?2-0! El refuerzo de ¨²ltima hora, el hombre cedido por el Bar?a para la ocasi¨®n, resuelve. Es el 87 y ya no hay tiempo para m¨¢s. Bala¨ªdos estalla en j¨²bilo. Los madridistas, fatigados, bajan la cabeza.
Aquella fue la Liga que gan¨® el Valencia ese d¨ªa que perdi¨® en Sarri¨¢ en la ¨²ltima jornada, mientras empataban en el Manzanares el Atl¨¦tico y el Bar?a. El Madrid se qued¨® a dos puntos del campe¨®n. ?Los puntos de Bala¨ªdos? El Celta fue sexto y se convirti¨® en Eurocelta. Se inscribi¨® entre los clasificados para la primera Copa de la UEFA, aunque la aventura ser¨ªa corta: cay¨® a la primera, ante el Aberdeen escoc¨¦s.
Castro trabaja hoy en el cuadro t¨¦cnico del Celta. Ha seguido en el club desde entonces. Recuerda, claro, con cari?o aquel d¨ªa: ¡°En realidad, el Madrid siempre se me dio bien. Durante los diez a?os que jugu¨¦, les marqu¨¦ gol casi siempre. Claro, que ese fue especial. Le pegu¨¦ con todo y esos balones suelen salir para cualquier lado. ?Pero sali¨® para donde deb¨ªa!¡±.
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