Pep me abronc¨® por escribir tan poco

Resulta habitual que, tras asistir a la presentaci¨®n en sociedad de un nuevo libro, poco importan su tem¨¢tica e intenciones, emprendamos el regreso al hogar con un ejemplar de dicho texto dedicado por el pu?o y letra del autor, menos dinero encima del que contamos mientras cerr¨¢bamos la puerta con llave, al salir de casa, y si acaso un par de tel¨¦fonos a los que llamar las tardes de domingo sin f¨²tbol, en especial las de verano. Sin embargo, y como toda norma tiene su excepci¨®n, supongo, el pasado mes de septiembre yo mismo sal¨ª de la presentaci¨®n en Madrid del esperado Herr Pep,de Mart¨ª Perarnau, sin el pertinente libro ni dedicatoria alguna del autor, un reguero de calderilla en los bolsillos, y unas palabras del propio Mart¨ª rond¨¢ndome la existencia, casi a modo de amenaza: ¡°En Alemania hay un se?or que te quiere conocer¡±.

El se?or result¨® ser Pep Guardiola, como me tem¨ªa, y la citaci¨®n oficial lleg¨® hace pocas semanas, aprovechando su obligada visita a Oporto para afrontar el encuentro de ida de los cuartos de final de la Champions League. Luciendo mi mejor camisa y con un libro de Jos¨¦ Luis Alvite en la mano, a modo de sencilla ofrenda, me present¨¦ en el lugar convenido, puntual, y a mi encuentro apareci¨® Manel Estiarte, todav¨ªa oliendo a laureles, metales nobles y agua bendita. ¡°Entiendo que estas no deben ser las mejores horas para quien madruga a las doce pero encantado de conocerte, Cabeleira¡±. Pasaban diez minutos de las siete de la tarde.

Luciendo mi mejor camisa me present¨¦ en el lugar convenido y a mi encuentro apareci¨® Manel Estiarte, todav¨ªa oliendo a laureles y agua bendita

Guardiola apareci¨® un poco despu¨¦s, tambi¨¦n muy sonriente, amable y disculp¨¢ndose por habernos hecho esperar. Me pregunt¨® si ya hab¨ªa cenado o si me apetec¨ªa alguna cosa, a lo que respond¨ª que una hamburguesa y una cerveza ser¨ªan un comienzo tan digno para una buena amistad como el aeropuerto de Casablanca, y ¨¦l aprovech¨® la repentina confianza para abroncarme por escribir tan poco y levantarme tan tarde. Luego se empe?¨® en que nos hici¨¦semos una fotograf¨ªa juntos y yo no supe decir que no, claro. Poco antes, el propio Pep hab¨ªa atendido la solicitud de una se?ora desde la distancia, placada suavemente por un miembro de la seguridad del club alem¨¢n: ¡°?A ver, Pep!¡­ Te tienes que hacer una foto conmigo que yo soy gallega, ?o¨ªste?¡±.

Ya de regreso al hotel, incapaz de controlar tantas emociones y con el bar cerrado, decid¨ª llamar a mi amigo Pablo para contarle que, por fin, hab¨ªa conocido al cromo de cromos, al rey de todos los ¨¢lbumes, pese a que mi reloj marcaba las dos y media de la madrugada, franja horaria portuguesa.

¡ª?Y qu¨¦ te cont¨® ese hombre?, me pregunt¨® intrigado, con voz de no haberse acostado todav¨ªa.

¡ªMe dijo que Lewandowski opina lo mismo que t¨².

¡ª?Lewandowski dice que Thiago es Dios?

¡ªTal cual, neno¡­

¡ª?Te lo dije! ?Y sabes si piensa volver al Bar?a alg¨²n d¨ªa, el Pep? Bueno¡­ Es igual. Cuelga, anda, que tengo que llamar a estos para contarles lo del polaco y es muy tarde.