A por la d¨¦cima Champions
El delegado, Carlos Naval, y el utillero, Joaquim Ibarz, han vivido los cuatro t¨ªtulos de la Copa de Europa del Barcelona
Los jugadores del Barcelona no hab¨ªan nacido cuando Carlos Naval (Lleida, 1955) lleg¨® al Barcelona en 1972. Trabaj¨® en el f¨²tbol base, como administrativo, tramitando fichas y se fue a la mili en 1977. Volvi¨® al club en 1980, para enrolarse otra vez en el f¨²tbol infantil y juvenil. En 1983 Joaquim Ibarz (Barcelona, 1959) entr¨® a formar parte del equipo de jardineros que cuidaba del c¨¦sped del Fabra i Coats, el campo de la Meridiana donde jugaban los filiales. All¨ª le conoci¨® Naval, que lo frecuentaba como delegado. Cuenta Ibarz que una ma?ana el se?or Combas, jefe de personal del club, le dijo: ¡°Hay una vacante como utilero del primer quipo, Pi¨¦nsatelo¡±. ¡°No me pens¨¦ nada, le dije que s¨ª a la primera¡±, recuerda Ibraz, que lleg¨® al primer equipo con Maradona y Menotti. Naval, con Cruyff, en la temporada 1987-1988. Juntos suman cuatro Copas de Europa. Juntos, van a por la d¨¦cima. Nadie en el Bar?a suma m¨¢s que ellos.
Ibraz lleg¨® al primer equipo con Maradona y Menotti. Naval, con Cruyff, en la temporada 1987-1988
Para Ibarz ser¨¢ la s¨¦ptima final porque estuvo en Sevilla. ¡°La mayor decepci¨®n que he vivido, era tremendo ver a la gente llorar alrededor del autocar¡±, cuenta. Tambi¨¦n sufri¨® la decepci¨®n de la final de Atenas, donde tambi¨¦n estuvo Naval, un tipo de tanta bondad que d¨ªas despu¨¦s le llevo en mano la carta de despido a Zubizarreta. ¡°Me pareci¨® poco humano enviarla por correo¡±, asegur¨® despu¨¦s. Recuerda el delegado azulgrana que tras conquistar Wembley, la primera Copa de Europa de la historia del Barcelona durmi¨® en su habitaci¨®n. De hecho, ¡°durmi¨® la copa porque yo no pegu¨¦ ojo¡±, admite. Tambi¨¦n sucedi¨® en Par¨ªs, pero no en Roma: Pep ¨Cque tras derrotar a la Sampdoria se mare¨® en los festejos y hubo que acostarle- le pidi¨® la copa para subirla a la habitaci¨®n y compartirla con sus hijos. Ibarz, al que llaman Tahamata (¡°me lo puso Koeman porque dec¨ªan que me parec¨ªa al jugador del Ajax¡±, cuenta) vio el zapatazo del holand¨¦s desde un lugar privilegiado. ¡°Antes solo ve¨ªan el partido en el banquillo los suplentes, un utilero y un fisioterapeuta. Se estaba acabando el partido y con Jaume Langa nos avisaron de que para los penaltis, baj¨¢ramos al c¨¦sped. Y nos pill¨® justo detr¨¢s de la porter¨ªa. Nos volvimos locos¡±, explica.
La mayor decepci¨®n que he vivido fue en la final de Sevilla, era tremendo ver a la gente llorar alrededor del autocar¡±, dice Ibarz
¡°La organizaci¨®n antes era muy diferente¡±, recuerda Naval; ¡°todo era m¨¢s manual. Nuestro funcionamiento era tambi¨¦n distinto, ¨¦ramos menos: no hab¨ªa analistas, no hab¨ªa gente de v¨ªdeo, hab¨ªa tres masajistas, dos de material, un jefe de prensa para todo el club, Peris y yo. Y para de contar¡±. Y claro, tambi¨¦n estaba el m¨ªtico Chema Corbella, al que tanto echa en falta Ibarz. ¡°Hemos pasado m¨¢s de 30 a?os juntos, mano a mano, cada d¨ªa. No olvidar¨¦ jam¨¢s el abrazo que nos dimos en Par¨ªs tras el gol de Eto¡¯o. Para m¨ª es como un hermano¡±, dice. Despedido a principio de temporada, ser¨¢ la primera final que no pasen juntos. ¡°Yo no vi el gol de Samuel. Estaba en el cuarto de los m¨¦dicos. Entr¨¦ a saber a qui¨¦n le tocaba el dopaje con 1-0 y sal¨ª con el empate¡±, explica el delegado. Los dos coinciden: ¡°Si no es por Andr¨¦s y por Vald¨¦s, de esa final no salimos¡±. ¡°De hecho, yo tengo la teor¨ªa de que V¨ªctor ha sido decisivo en todas. Porque en Roma los primeros diez minutos nos salva otra vez y, en Wembley, tiene acciones muy puntuales pero decisivas, aunque all¨ª fuimos muy superiores¡±, a?ade Naval.
Los dos vuelven a coincidir en que la final de Roma es la de Gladiator. ¡°Todav¨ªa me emocion¨®¡±, reconoce Ibarz; ¡°era la primera vez que pas¨¢bamos por una situaci¨®n como esa antes de un partido. Guardiola hace subir a todos, apaga la luz, y saca el v¨ªdeo¡ cuando termin¨® el v¨ªdeo est¨¢bamos s¨²per motivados, con la piel de gallina. Nunca hab¨ªa visto una cosa parecida. Fue todo un impacto¡±. ¡°As¨ª era Pep. Para m¨ª fue especial esa victoria por ¨¦l, porque le conoc¨ªa desde que le tramite la ficha para el Bar?a, hab¨ªamos ganado la primera en Wembley y ganamos en Roma. Fue bonito¡±, suma Naval.
La organizaci¨®n antes era muy diferente, todo era m¨¢s manual¡±, recuerda Naval
La ¨²ltima, hasta ahora, remite a Londres. ¡°Fue la consagraci¨®n de un estilo, la que menos se sufri¨® durante el partido, porque pudimos marcar m¨¢s, pero en la que m¨¢s sufr¨ª en la organizaci¨®n. Tuvimos que marchar dos d¨ªas antes por culpa de la nube t¨®xica de un volc¨¢n island¨¦s, que ya nos hizo la vida imposible camino de Milan. La UEFA se limpiaba las manos, como el jueves no pod¨ªamos aterrizar nos fuimos el mi¨¦rcoles por la tarde. Un caos. Pero sali¨® bien¡±, dice Naval. Taha lo ten¨ªa todo preparado en los ba¨²les habituales. ¡°Antes viaj¨¢bamos con muchos menos embalajes¡±, cuenta.
M¨¢s all¨¢ de las derrotas en una final, a los dos el Bar?a le ha dado alg¨²n disgusto. A Ibarz le operaron de pancreatitis hace 20 a?os, a Naval casi se lo lleva por delante un infarto estomacal. Los dos estar¨¢n ma?ana en Berl¨ªn. Suman ocho y buscan la quinta.
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