El fin del f¨²tbol
Al final de cada Champions, cuando las gradas se vac¨ªan como una ba?era de agua, y unos se?ores sin demasiado entusiasmo barren el confeti, cag¨¢ndose en el que lo puso de moda, siempre aparece Pancho corriendo por la playa y gritando ¡°?Chanquete ha muerto!¡±. Significa que se acab¨® el f¨²tbol durante una larga temporada, y que como en todo fin, hay que prepararse para el luto. La Champions constituye la ¨²ltima frontera. Una vez se atraviesa, a principios de junio, ya s¨®lo queda la desolaci¨®n. En ese per¨ªodo des¨¦rtico en el que se constata una ausencia total de partidos, podr¨ªan crecer los cactus.
Sin Liga, sin Copa y sin competiciones europeas, lo que equivale casi a una privaci¨®n total de bebida, el f¨²tbol nos aboca a un triste verano, y lo que m¨¢s es grave, y no por ello aburrido, a salir todas las noches para hacer frente a la ley seca. Un buen amante del f¨²tbol, al que sin partidos en directo los d¨ªas le cojean, tarda algunas semanas en aclimatarse a esa oquedad. Le duele el agujero. En el fondo, el aficionado nunca se repone por completo hasta que comienza la Liga a finales de agosto, y la vida vuelve a tener sentido. Ya lo advert¨ªa aquella pancarta de Old Trafford: ¡°Manchester United, hijas y esposa: por este orden¡±.
Ya lo advert¨ªa aquella pancarta de Old Trafford: ¡°Manchester United, hijas y esposa: por este orden¡±
Privados del f¨²tbol, algunos se refugiar¨¢n en el Tour de Francia, otros en los gifs de Messi y Boateng, y alg¨²n suicida en una novela de 812 p¨¢ginas. Pero todos, de vez en cuando, oir¨¢n un ruido desasosegante, parecido al del suelo de madera que cruje en mitad de la noche: es el f¨²tbol dormido, que reclama su vuelta.
Cuando Xavi levant¨® el trofeo que implicaba el triplete, las emociones adquirieron aspecto de felicidad. Sin embargo, apenas aguantaron unas horas dentro de ese vestido. Algo, que a¨²n no ten¨ªa nombre, se fue apagando despacio. Ninguna alegr¨ªa futbol¨ªstica resiste al sentimiento de vac¨ªo que dejan el ¨²ltimo partido de la temporada y el adi¨®s de Xavi. El aficionado no es de piedra. Ganar la Champions es una conquista soberbia, pero antes o despu¨¦s su frenes¨ª se mitiga. Y entonces, adviertes con horror que tu fabuloso plan para ma?ana se desmorona, pues era seguir viendo partidos, que nadie jugar¨¢. La visi¨®n del desierto que se extiende entre esa constataci¨®n y el retorno de la Liga dentro de dos meses, te empuja a creer que ganar la Champions es s¨®lo un poco menos triste que perderla. En ambos casos el castigo es el fin de f¨²tbol.
Caes en una nostalgia parecida a la de aquellos d¨ªas de verano en los que consegu¨ªas besar a la chica, o viceversa, la v¨ªspera del final de las vacaciones. La alegr¨ªa del beso era inmensa pero devastadora, pues no habr¨ªa m¨¢s. Todav¨ªa ten¨ªas la sangre hirviendo cuando te preguntabas qu¨¦ ser¨ªa de ti ma?ana, y al d¨ªa siguiente, y los pr¨®ximos veinte a?os. Pero los milagros existen, y cuando llevas algunas jornadas de luto, haces el descubrimiento m¨¢s fascinante de tu vida al leer en la prensa que este a?o hay Copa Am¨¦rica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.