Fernando Alonso: ¡°No sab¨ªa d¨®nde estaba, s¨®lo ve¨ªa el cielo¡±
El asturiano sufre un escalofriante accidente con Raikkonen el d¨ªa en que Rosberg logra su tercera victoria de la temporada
Un fin de semana que ven¨ªa siendo aborreciblemente plano se dispar¨® inesperadamente a los pocos instantes de dar comienzo el Gran Premio de Austria de F¨®rmula 1. Los b¨®lidos arrancaron sin m¨¢s y formaron un trenecito comandado por Nico Rosberg, que le acababa de birlar la cartera a Lewis Hamilton. Con todos los ojos pendientes de la respuesta del campe¨®n, la realizaci¨®n pinch¨® una imagen escalofriante: un amasijo de hierros formado por un Ferrari y un McLaren que iba arrastr¨¢ndose a la deriva por las vallas de protecci¨®n. En su interior, como simples pasajeros, viajaban Kimi Raikkonen y Fernando Alonso. Tuvo mucha suerte el corredor de Espoo porque los ap¨¦ndices aerodin¨¢micos del MP4-30 llegaron a rozarle el mono en la zona de las nalgas.
Kimi comenz¨® con los neum¨¢ticos duros y no par¨® de patinar. Se iba a la derecha y a la izquierda y los dem¨¢s lo adelantamos. Al salir de la curva dos perdi¨® el coche, se me ech¨® encima y nos fuimos contra el muro"
?"Kimi comenz¨® con los neum¨¢ticos duros y no par¨® de patinar. Se iba a la derecha y a la izquierda y los dem¨¢s lo adelantamos. Al salir de la curva dos perdi¨® el coche, se me ech¨® encima y nos fuimos contra el muro", resumi¨® el piloto asturiano despu¨¦s de visitar el centro m¨¦dico del circuito, un procedimiento habitual cuando los sensores detectan un impacto de una violencia superior a 15 G (en este caso fueron 34 G). "Hasta que no nos paramos no sab¨ªa muy bien d¨®nde estaba, s¨®lo ve¨ªa el cielo. Fue cuando mir¨¦ por el retrovisor que vi una mancha roja", a?adi¨® el ovetense. Su ex compa?ero, tirando de la verborrea que le caracteriza, se limit¨® a asumir su responsabilidad y de aquella manera. "Me derraparon mucho las gomas y me fui a la izquierda", resolvi¨® el Hombre de Hielo.
El accidente fue tan brutal que los comisarios tardaron siete vueltas en despejar la zona antes de relanzar de nuevo la carrera, un buen momento para tratar de pillar a trasmano al rival de delante. No lo aprovech¨® Hamilton, que ya desde el viernes estuvo m¨¢s fall¨®n que de costumbre; que si el s¨¢bado se llev¨® la 'pole' fue porque a su vecino le entr¨® la tiritona en el peor momento; y que para rematarlo recibi¨® cinco segundos de penalizaci¨®n por traspasar los l¨ªmites del carril de reincorporaci¨®n al salir de los talleres. En un escenario tan corto como este (4.326 metros), tal cantidad de contratiempos condenar¨ªan a cualquiera a las catacumbas de la clasificaci¨®n. A cualquiera que no est¨¦ al volante de un Mercedes.
El a?o pasado, despu¨¦s de otro doblete del constructor alem¨¢n (tambi¨¦n gan¨® Rosberg), el descomunal b¨²falo de acero que preside el Red Bull Ring se levant¨® el lunes con una gran estrella en el hocico que los operarios del trazado austr¨ªaco se apresuraron a retirar. Aprendieron la lecci¨®n los responsables de la instalaci¨®n y esta vez colocaron un cerco alrededor del monumento para disuadir a los bromistas, por m¨¢s que a nadie se le escape la incontestable superioridad de las flechas de plata. La tercera victoria de Rosberg le acerca un pel¨ªn a Hamilton y ambos acumulan ya cinco dobletes en ocho pruebas. El brit¨¢nico lleva un triunfo m¨¢s y con este ¨²ltimo podio ya encadena 15 consecutivos, igualando la segunda mejor racha de la historia, la que Alonso enlaz¨® entre 2005 y 2006 al volante de un Renault. El podio en Spielberg lo complet¨® Felipe Massa, mientras que Carlos Sainz se vio obligado a abandonar por culpa de una aver¨ªa en su Toro Rosso.
Ferrari tiende la mano a Red Bull
Red Bull anda metido en un l¨ªo y gran parte de la responsabilidad es de Renault, su suministrador de motores. Al margen de Honda, que es una calamidad pero tiene excusa, las unidades de potencia del fabricante franc¨¦s son las m¨¢s flojas comparadas con las propuestas de Mercedes y Ferrari. La desesperaci¨®n de la escuder¨ªa de Milton Keynes ha llegado hasta tal punto que Ferrari le ha tendido la mano por si se llega a plantear un cambio. "Est¨¢ en nuestro ADN. Podemos suministrar motores a cualquier equipo que quiera correr", convino ayer Sergio Marchionne, presidente de Ferrari. D¨ªas atr¨¢s, Dietrich Mateschitz, propietario del imperio del b¨²falo rojo, fue muy duro con la penalizaci¨®n que supone disponer de un propulsor pobre.
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