Quemar el dinero
Necesitados de comprar algo caro, atractivo y bueno, los grandes clubes se lanzan a por el jugador en boga
Tal vez en este preciso instante un se?or ligeramente calvo, dentro un traje cosido a mano en la sastrer¨ªa Henry Poole de Londres, est¨¦ baj¨¢ndose de un avi¨®n en alg¨²n aeropuerto, con un malet¨ªn en la mano. Fuera lo espera un coche con conductor, que lo llevar¨¢ a un hotel de cinco estrellas, donde ha quedado en reunirse con un agente, en una habitaci¨®n de la ¨²ltima planta. De camino, el conductor lo observa a trav¨¦s del espejo, y lo cala, a pesar de su gesto de acero. En un estilo campechano, al fin le pregunta: ¡°?Ha venido a fichar a Pogba, eh? Pues m¨¢s le vale que ese malet¨ªn est¨¦ a reventar¡±. Parece una escena ins¨®lita, pero a su manera se repite varias veces cada verano. Solo cambian los nombres del futbolista y el conductor. El calvo bien vestido repite a menudo.
Al entrar en la depresi¨®n vacacional, los fichajes suplen la escasez de partidos y ruedas de prensa. Cualquier aburrida contrataci¨®n, y sus intr¨ªngulis, puede hacerse pasar por un acontecimiento extraordinario. S¨®lo hay que echarle imaginaci¨®n, igual que en ese viej¨ªsimo chiste en el que un pobre hombre se masturba con una mano mientras con la otra sostiene una botella de gaseosa, y al acabar proclama: ¡°Joder, esto es vida: ?champ¨¢n y mujeres!¡±.
Hay siempre un momento en el que, necesitados de comprar algo caro, atractivo y bueno, por este orden, los grandes clubes se lanzan a por el jugador en boga. Algunos d¨ªas esa es una forma tan hermosa de tirar el dinero como apostar en el Bellagio de Las Vegas. Eres el presidente, narices, y llevas dinero fresco en el bolsillo. Si algo sale mal tienes m¨¢s en el armario. Visto desde lejos, y contado as¨ª, el mundo de los fichajes no parece menos interesante que California Split, de Robert Altman, pero es una murga. Los tr¨¢mites poseen estructura de telenovela. Un d¨ªa el fichaje est¨¢ cerrado, al siguiente la operaci¨®n peligra, despu¨¦s trasciende que existe una oferta de otro club, a continuaci¨®n vuelve a darse por seguro el fichaje, antes de que la operaci¨®n descarrile por segunda vez, lo que encarece la contrataci¨®n, y as¨ª durante dos meses. Los diarios deportivos creer¨ªan que los veranos son desagradables y cortos, incluso g¨¦lidos, sin los equipos gastando a espuertas, como si s¨®lo se tratase del arroz que se arroja al paso de los novios.
Si yo fuese rico, y presidente, sentir¨ªa un vac¨ªo inh¨®spito si no encontrase un futbolista en el que quemar dinero cada a?o. Despu¨¦s de tantos veranos disfrutando de al menos un largo, aburrido y arduo fichaje, no quisiera enfrentarme de pronto al drama de un est¨ªo huero, fugaz y divertido. ?Qu¨¦ se supone que har¨ªa en su lugar? ?Leer Crimen y castigo en la playa? Imagino la desaz¨®n de un club ante la perspectiva de un a?o sin fichar. Frente a ¨¦l s¨®lo habr¨ªa desierto y soledad, y una sensaci¨®n parecida a la que experiment¨® el general Narv¨¢ez, cuando su confesor, en las postrimer¨ªas, le pidi¨® que perdonase a sus enemigos, y el general respondi¨® con tristeza: ¡°No puedo. Los he matado a todos¡±.
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