¡°Nos maltrataba psicol¨®gicamente¡±

Eurocopa de 1997. La selecci¨®n femenina alcanza las semifinales de la competici¨®n continental y se enfrenta a Italia por un puesto en la lucha por el t¨ªtulo. Antes del partido hay una reuni¨®n en el hotel. Roser Serra, la portera titular, entra en silencio a la habitaci¨®n. ¡°Mira, hay una chica m¨¢s tonta que t¨²¡±, solt¨® en voz alta Ignacio Quereda, el seleccionador, refiri¨¦ndose a otra jugadora que hab¨ªa cometido un fallo. La guardameta se fue a su habitaci¨®n y empez¨® a hacer las maletas: o Quereda le ped¨ªa perd¨®n o abandonaba la concentraci¨®n. Finalmente, ¡°a su manera¡±, el t¨¦cnico se disculp¨®. Despu¨¦s, ella decidi¨® no volver a la selecci¨®n tras una d¨¦cada como internacional.

A Roser Serra, de 43 a?os, no le sorprende la convulsi¨®n sin precedentes que vive desde la semana pasada el f¨²tbol femenino, despu¨¦s de que la pronta eliminaci¨®n en el Mundial de Canad¨¢ hiciera aflorar la ruptura entre el vestuario y el cuerpo t¨¦cnico, dirigido por Ignacio Quereda desde hace 27 a?os. No es la primera vez que pasa, pero s¨ª la protesta m¨¢s sonora, amplificada por un escaparate que nunca antes hab¨ªa tenido la selecci¨®n. Muchos han criticado el momento en que las jugadoras han decidido sacar a la luz la falta de profesionalidad en la preparaci¨®n de Ignacio Quereda y el trato con que el t¨¦cnico, de 63 a?os, se dirige a sus jugadoras. Incluso Vicente Del Bosque, entrenador de la absoluta masculina, coment¨® que no le hab¨ªa parecido correcto el cauce que hab¨ªan elegido. Cuando se inici¨® la guerra, Vero Boquete, la capitana, asegur¨® que si no se hab¨ªa denunciado antes era por miedo a quedarse fuera del equipo. Por su parte, Quereda dijo el martes en TVE que tiene la conciencia tranquila y que no le supondr¨¢ ning¨²n problema convocar a las jugadoras que se han rebelado. En breve, presentar¨¢ un informe en la Federaci¨®n en el que analizar¨¢ el papel de Espa?a en Canad¨¢ y la situaci¨®n del equipo.

Antes de la Eurocopa de 1997, la generaci¨®n de Roser Serra mand¨® una carta a la Federaci¨®n denunciando el trato de Quereda y fue ignorada. ¡°Psicol¨®gicamente nos maltrataba. Nos sent¨ªamos as¨ª. S¨¦ que es muy fuerte decirlo¡±, cuenta Serra. ¡°Nosotras lo intentamos, pero entonces no hab¨ªa la comunicaci¨®n que hay ahora, ni Facebook ni Whatsapp. Fue hace 16 a?os¡±, a?ade.

¡°?Qu¨¦ pasa, que solo han perdido por su culpa?¡±, manifiestan los que defienden al t¨¦cnico dentro de la Federaci¨®n. ¡°Vive anclado en el pasado, es un entrenador con m¨¦todos anticuados¡±, recalcan sus cr¨ªticos, que apuntan a una raz¨®n clave: ahora hay jugadoras que trabajan en el extranjero con preparadores m¨¢s j¨®venes y notan la diferencia.

¡°Yo en la selecci¨®n no lo pas¨¦ muy bien. Fui porque era un orgullo. Me lo hizo pasar bastante mal. Me dec¨ªa de gordita para arriba y me mandaba tomar unos potingues para adelgazar. Iba con mi botellita todo el d¨ªa¡±, dice Carolina Miranda, de 33 a?os, que jug¨® en la sub 18 y la absoluta hace m¨¢s de una d¨¦cada. ¡°Dicen ahora [los cr¨ªticos] que estas no son las formas. ?De qu¨¦ manera se escucha al f¨²tbol femenino? ?Alguien sab¨ªa que el seleccionador llevaba 27 a?os?¡±, a?ade Miranda. ¡°Se ha abierto la caja de los truenos. Una cosa es que te corrija y otra que te falte al respeto. El d¨ªa que se me ocurri¨® decirle que no me llamara gordita no volv¨ª a la selecci¨®n¡±.<TB>

A los reproches se suma Marta Cub¨ª, de 30 a?os, que asegura que Quereda se dirigi¨® a ella como ¡°polaca de mierda¡±, cuando pas¨® por la sub-19 y la absoluta en 2008.