Y Messi se desconect¨®
El 10 argentino acaba frustrado en otra final con Argentina, un a?o despu¨¦s del Mundial

Un a?o despu¨¦s, Messi tuvo otra oportunidad para congraciarse por fin con un n¨²mero considerable de compatriotas que se irritaron con su pasividad durante la final del Mundial, pero termin¨® el partido sentado en el suelo mientras el Estadio Nacional, en pleno trance colectivo, cantaba ¡°Messi cag¨®n¡±. Un desenlace que nadie esperaba y que acrecent¨® la frustraci¨®n de Messi con Argentina. Hab¨ªa calentado tranquilamente, sin hablar mucho, como de costumbre, intercambiando pases de 20 metros y toques cortos con el Kun Ag¨¹ero, su compa?ero de habitaci¨®n. Despu¨¦s dispar¨® un par de veces a puerta. Su sola presencia intimidaba al pueblo chileno.
Sus primeros minutos fueron asociativos, comprometidos: rob¨® un bal¨®n a Beausejour y busc¨® siempre la pared con Ag¨¹ero y Di Mar¨ªa para romper la defensa de cinco hombres, con D¨ªaz de l¨ªbero, presentada por Jorge Sampaoli. No hubo marcas personales al mejor jugador del mundo: recib¨ªa incluso con cierta comodidad, pero nunca a menos de diez metros de la frontal: era all¨ª donde la red entre Medel (ayer central por la izquierda, en funci¨®n de Messi), Beausejour, Ar¨¢nguiz e incluso Vidal se afanaban (con bastante ¨¦xito) en bloquear el acceso a Bravo. Intercambiando con frecuencia la posici¨®n a Ag¨¹ero y march¨¢ndose al centro, el barcelonista estuvo siempre liberado de funciones defensivas y pudo entregarse a sus paseos por el centro del campo, cabizbajo y pensativo, en espera del bal¨®n definitivo entre l¨ªneas. Temeroso, el p¨²blico le pitaba por fases en cuanto agarraba la pelota. En el minuto 20 sac¨® una falta que Ag¨¹ero casi cabecea a la red.
Di Mar¨ªa, lesionado
La lesi¨®n de Di Mar¨ªa, en el minuto 25, interrumpi¨® la progresi¨®n de La Pulga, que se desconect¨® del juego e incluso perdi¨® dos balones francos contra Vidal y Medel. Este se hab¨ªa ganado una amarilla golpe¨¢ndole en el pecho dos minutos antes. Tambi¨¦n carg¨® con otra amarilla a D¨ªaz. Los tres centrales chilenos llegaban amonestados al descanso.
No era, sin embargo, el Messi de Maracan¨¢, de la final del Mundial, hace un a?o. El estadio no esperaba, como aquel d¨ªa, el gol maradoniano que le diese pasaporte vitalicio a la gloria. Esta vez bastaba con ganar. ¡°Da igual quien meta los goles en la final¡ Dios quiera que entre¡±, hab¨ªa dicho d¨ªas antes. Existe consenso en que Messi lleg¨® a Chile 2015 f¨ªsicamente mejor que a Brasil 2014, y solo la falta de punter¨ªa le ha impidido ser, adem¨¢s del mejor en otros muchos cap¨ªtulos, el m¨¢ximo goleador del torneo. Es dif¨ªcil de explicar su segundo tiempo de anoche, pr¨¢cticamente en blanco, salvo lanzamientos de falta y el contragolpe que fall¨® Higua¨ªn en boca de gol en el minuto 89. Despu¨¦s, en la pr¨®rroga, fue bien contenido por Mat¨ªas Fern¨¢ndez cuando Vidal ya se hab¨ªa comprado una parcela en el punto de penalti. La prensa argentina, at¨®nita, repet¨ªa: ¡°?Est¨¢ caminando, boludo. ?Caminando!¡±. Con los brazos en jarra, La Pulga no gravitaba sobre el encuentro.
Messi ha dado tres asistencias y ha marcado un gol (de penalti, contra Paraguay) durante el campeonato. Ha jugado todos los minutos posibles, ha rematado m¨¢s veces a puerta que nadie, ha regateado m¨¢s veces que toda la selecci¨®n paraguaya junta y es el jugador del torneo con mayor acierto de pases en campo contrario (82%) y el que m¨¢s pases ha recibido. Pero ayer, de nuevo, perdi¨® la oportunidad de ganar un trofeo con Argentina.?Deber¨¢ esperar hasta la Copa Am¨¦rica especial del a?o pr¨®ximo (si se termina jugando).
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