?xtasis colectivo en Santiago
Los chilenos se lanzan a las calles a gritar sin parar "?Chile campe¨®n!"
Nunca se vio nada as¨ª en Chile, un pa¨ªs acostumbrado a perder, que se lanz¨® a las calles en pleno ¨¦xtasis colectivo despu¨¦s de que Alexis S¨¢nchez ratificase con su lujo final que la ¡®Roja¡¯ es, por fin, campeona de Am¨¦rica. La ansiedad acumulada durante un siglo explot¨® en un nivel de euforia semejante a un carnaval improvisado en un pa¨ªs que s¨®lo hace un mes viv¨ªa una de las peores crisis pol¨ªticas de los ¨²ltimos a?os. Dos horas y media despu¨¦s del penalti de Alexis, los futbolistas presentaban institucionalmente el trofeo desde el Palacio de la Moneda, en compa?¨ªa de la presidenta Michelle Bachelet, mientras los ¡®carabineros¡¯ elevaban el nivel de alerta frente a una noche sin fin. El pa¨ªs estaba unido por el triunfo y la noche en Santiago era un festival de dicha enturbiado por algunos incidentes (esos s¨ª habituales) en Plaza Italia.
Durante la tanda de penaltis hubo muchos voluntarios que no pod¨ªan mirar a la porter¨ªa y despu¨¦s, cuando Argentina mordi¨® el polvo, las l¨¢grimas corrieron en el Estadio Nacional. ¡°?Chile campe¨®n!¡± Una mezcla de incredulidad, alivio y felicidad: inmediatamente comenzaron los abrazos, los c¨¢nticos, los atascos, las fotos, los puestos que vend¨ªan m¨¢scaras y banderas, los tragos y la juerga. Muchas de las 40.000 banderas que hab¨ªa regalado a los asistentes el empresario Leonardo Farkas segu¨ªan en la calle horas despu¨¦s del encuentro. Se faltaba al respeto con frecuencia a Messi. Los hinchas argentinos (muchos menos que de costumbre, unos 4.000) se hab¨ªan evaporado de la faz de la tierra, como la selecci¨®n albiceleste, que atraves¨® la zona mixta como si acudiese a un velatorio. ¡°Parece que a Messi le falta siempre algo¡±, dec¨ªa un deprimido aficionado de Rosario, Gustavo, a punto del enfado.
El pa¨ªs estaba unido por el triunfo y la noche en Santiago era un festival de dicha
Chile no cometi¨® el error de 1987 (contra Uruguay) y mantuvo su estilo de juego, la personalidad ambiciosa. El rito de paso del f¨²tbol local, despu¨¦s de clasificarse a dos Mundiales consecutivos y estar a punto de eliminar a Brasil en 2014, exig¨ªa doblegar al equipo m¨¢s poderoso del continente por primera vez en el torneo y dejar sin su gran sue?o al mejor futbolista del planeta. ¡°Las c¨¢balas no van conmigo¡±, hab¨ªa dicho Sampaoli la v¨ªspera: ¡°Ser¨ªa como estar delegando a algo externo una responsabilidad que me toca asumir a m¨ª¡±.
Por la noche, en Santiago la gente hablaba emocionadamente de fe, de lo que hab¨ªa costado llegar hasta ah¨ª, de cu¨¢nto lo necesitaban, de los uruguayos, de Alexis, de Vidal, del ¡®caudillo¡¯ Medel y del partidazo de Ar¨¢nguiz. Ni la muerte por la ma?ana del popular piloto Carlos Gavardo, ni la ausencia de Jara, ni el enfado de Valdivia al ser sustituido, ni siquiera Argentina pod¨ªa empa?ar la alegr¨ªa de un pa¨ªs que necesitaba una inyecci¨®n de autoestima y hab¨ªa puesto su identidad deportiva en manos de su mejor generaci¨®n de futbolistas. El p¨²blico chileno lleg¨® a la Copa agitado pol¨ªticamente y tard¨®, adem¨¢s, en volcarse con su selecci¨®n: fue incluso amonestado por sus l¨ªderes en los primeros partidos. Progresivamente identificada tras la rotunda goleada a Bolivia que cerr¨® el ¡®caso Vidal¡¯, la afici¨®n se dio ayer la fiesta de su vida. ¡°?Chile campe¨®n!¡±, se o¨ªa a cada paso. Ya s¨®lo faltan Ecuador y Venezuela por ganar una Copa Am¨¦rica.
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