Casillas despedazado, por fin
La faena ha sido larga, trabajada y entusi¨¢stica. Y ha llegado a su final. Con ¨¦xito, adem¨¢s. Iker Casillas ya no es portero del Real Madrid. Buena parte de la afici¨®n llora, la jaur¨ªa que lleva a?os enganchada a su yugular agota el hilo dental y Florentino P¨¦rez echa el tel¨®n a una de sus particulares pesadillas. Nada tiene de extra?o que un futbolista abandone un club, por mucho que este sea el suyo de toda la vida. Aunque se trate del Madrid, que de ¨¦l se fue Di St¨¦fano y ninguna campana toc¨® a difuntos. Casillas se va, otro m¨¢s joven llegar¨¢ y las mocitas madrile?as seguir¨¢n caminando a Chamart¨ªn, que dice la copla. Lo dif¨ªcil es explicar por qu¨¦ se va Casillas. Intentarlo con alg¨²n argumento futbol¨ªstico entra en el terreno de la ciencia-ficci¨®n.
Desde aquel s¨¢bado en M¨¢laga en el que Mourinho lo sent¨® en el banquillo, todo lo que ha rodeado a Casillas ha sido infecto, comenzando por las veladas acusaciones que la cuadrilla del incendiario que dirig¨ªa al equipo dej¨® caer, calific¨¢ndole de topo, chivato y majader¨ªas de ese jaez. Pero calumnia, que algo queda. Y qued¨®. Escap¨® el portugu¨¦s de un vestuario en llamas, y con el bid¨®n de gasolina bajo el brazo, y lo primero que hizo su sustituto, Ancelotti, fue sentar a Casillas. Y nada pas¨®. El mundo sigui¨® en su sitio, la luna y los lun¨¢ticos tambi¨¦n. No se detuvo el runr¨²n maloliente ni ganando el Madrid la Copa y la Champions con ¨¦l de titular. La jaur¨ªa, la televisiva y la institucional, que ha permitido desde la moqueta del palco sin decir esta boca m¨ªa que el Bernab¨¦u se convierta en un circo romano, ora el pulgar arriba ora abajo, se han mantenido hasta ayer agarrada al cuello de este futbolista.
Intentar explicar por qu¨¦ se va Casillas con alg¨²n argumento futbol¨ªstico entra en el terreno de la ciencia-ficci¨®n
As¨ª que Casillas se va con 19 t¨ªtulos ganados en 16 a?os y con la bolsa de los milagros repleta. Y se va, por supuesto, por la puerta de servicio, la misma por la que se fueron, pongamos, Guti y Ra¨²l, cuya salida se ha calificado de ¡°un poco precipitada y algo deslucida¡±, un eufemismo planetario cuando resulta que al primero solo le falt¨® pasar la fregona por el palco antes de cerrar la puerta y al segundo, ese futbolista que lleg¨® a ser dios con el 7 a la espalda, se le buscaron a toda prisa unos cientos de aplaudidores por los aleda?os del Bernab¨¦u, una tarde cualquiera de verano, que as¨ª es como despide este Madrid a sus grandes. Y as¨ª ha despedido a Casillas, sin traductor en una sala de prensa repleta de periodistas de otros pa¨ªses y con el ujier deseando apagar la luz, muy al estilo de como el Bar?a ha despedido a un tal Xavi. Bueno, m¨¢s o menos.
Conchita y Muguruza, al rescate
Andaba el tenis espa?ol sumido en un griter¨ªo espeluznante, de frases gruesas, tics machistas, victimismos feministas, con un presidente de la Federaci¨®n, Esca?uela de apellido, que ven¨ªa a ser algo as¨ª como el alcalde de la pel¨ªcula Amanece que no es poco, que es necesario mientras el resto del pueblo es contingente, y con una capitana de la Copa Davis, Gala Le¨®n, a la que los profesionales no consideraban competente para el puesto. Durante meses, Le¨®n se encontr¨® con esa muralla y queda la duda de si no pudo o no quiso franquearla. Sea como fuere, todo ha cambiado. Unas cuentas no del todo claras han demostrado la contingencia de Escu?uela y Gala ha tirado la toalla. Ha llegado Conchita Mart¨ªnez y tanto se ha hecho la paz que nadie considera que una mujer no pueda dirigir a un equipo de hombres. Ni siquiera Toni Nadal, autor de una frase machista que lo emponzo?¨® todo. De a?adido, Garbi?e Muguruza disput¨® el s¨¢bado la final de Wimbledon 21 a?os despu¨¦s de que lo hiciera¡ Conchita Mart¨ªnez
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