150 a?os de la conquista del Cervino
Los Barmass¨¦, una saga de gu¨ªas que reside a sus pies, retratan la monta?a ic¨®nica
Sobre las monta?as proyectan, hombres y mujeres, sue?os, anhelos, egos y curiosidad, concedi¨¦ndoles una importancia ciertamente desmedida. Sin los trajines del ser humano, ladera arriba y abajo, la inmensa mayor¨ªa de las monta?as solo ser¨ªan un dep¨®sito de roca, a menudo mezclada con nieve y hielo. Pero no es el caso del Cervino ¡ªpara los italianos o Matterhorn, para los suizos¡ª la monta?a ic¨®nica por excelencia que este mi¨¦rcoles celebra los 150 a?os desde su conquista.
El Cervino pasa por ser una obra de arte, la monta?a "que cualquier ni?o dibujar¨ªa", como suele decirse. Su est¨¦tica afilada, con sus cuatro aristas perfiladas hasta la cima, su relativo aislamiento y su innegable efecto faro atraen cada a?o a miles de turistas de la monta?a, la mayor¨ªa atados a un gu¨ªa, muchos dispuestos a lograr un trofeo, una pieza de caza. Pero para algunos de los que han nacido al pie del Matterhorn, sea en el lado suizo o en el italiano, esta monta?a significa algo m¨¢s visceral: un nexo de uni¨®n profundo con la tierra, una vida bajo el determinismo del paisaje cotidiano. Es el caso de la familia Barmass¨¦: Herv¨¦, atleta de The North Face, es el ¨²ltimo eslab¨®n de una familia de gu¨ªas de alta monta?a, una saga estrenada por su bisabuelo e imitada por su abuelo y su padre, Marco. Todos han vivido, en parte, del Cervino.
"En Valtournanche, donde residimos, est¨¢ la Compa?¨ªa de Gu¨ªas del Cervino, que es tan importante como la de Courmayeur o Chamonix. Existe un gran pasado hist¨®rico relacionado con el trabajo en esta monta?a. Aqu¨ª, ser gu¨ªa es lo m¨¢s normal del mundo". Marco se hizo gu¨ªa pese a su padre; Herv¨¦ abraz¨® la tradici¨®n familiar pese al suyo, y empujado por la fatalidad: un accidente a los 16 a?os frustr¨® su futuro de esquiador de ¨¦lite. El Cervino ha mediado en su relaci¨®n, les ha unido m¨¢s de lo que lo hubiera hecho una relaci¨®n cl¨¢sica de padre e hijo.
Todos los veranos, las aristas m¨¢s sencillas que conducen a la cima del Matterhorn se pueblan de gu¨ªas y clientes. La explotaci¨®n comercial de la monta?a resulta brutal y es algo com¨²n en el resto de monta?as que adornan el imaginario colectivo: Mont Blanc, Monte Rosa, Elbrus, Everest, McKinley¡ la idea primitiva de conquista ha mutado desde el sentimiento absoluto que movi¨® a Edward Whymper en 1865 hacia un sentimiento de consumo privado que explica la masificaci¨®n de ciertas monta?as. Sin embargo, sigue siendo posible encontrar aventura y soledad en el Cervino.
Nueva ruta en 2010
En 1983, Marco Barmass¨¦ abri¨® una v¨ªa nueva en la cara sur. Las dos cordadas que trataron de repetir su trazado, una checa y otra espa?ola, fallecieron en el intento. La ruta qued¨® en el olvido hasta que en 2009 Herv¨¦ logr¨® repetirla en solitario: "Fue un momento especial en mi vida porque yo apenas he salido a la monta?a con mi padre. ?l tampoco lo hizo con el suyo. Solo hemos salido juntos a la monta?a cinco veces, as¨ª que de esta forma me sent¨ª muy unido a ¨¦l. Ya s¨¦ que parece incre¨ªble¡". En el Cervino, en d¨¦cadas diferenciadas, Marco y Herv¨¦ han encontrado la aventura que demandan sus perfiles de alpinistas y se han encontrado el uno al otro, sigui¨¦ndose las huellas, a veces en la distancia, otras al un¨ªsono, como cuando abrieron juntos una nueva ruta en la cara sur, en 2010.
Los Schmid escalan la cara norte
En 1930, faltaban a¨²n por conquistar las caras norte de las Grandes Jorasses, del Eiger y del Cervino, los ¨²ltimos grandes problemas de los Alpes. Un a?o despu¨¦s, dos hermanos alemanes, de condici¨®n muy humilde, Toni y Franz Schmid], viajaron en bicicleta ¡ªcon el material a cuesta¡ª de Munich a Zermatt (600 kms) y escalaron la cara norte del Cervino.
Por inesperada y audaz, su ascensi¨®n les depar¨® un recibimiento de h¨¦roes a su regreso a casa. En 1932, tras varias primeras ascensiones, Toni falleci¨® escalando el Wiesbachhorn y su hermano recibi¨® en su nombre el premio ol¨ªmpico de alpinismo en los Juegos de Los ?ngeles de ese mismo a?o. Hoy en d¨ªa, la ruta Schmid, la norte del Cervino, sigue siendo un reto para los alpinistas modernos.
"En las reuniones de familia, escuchaba a mi abuelo y a mi padre hablar de un corredor elegante pero dif¨ªcil en la cara sur del Cervino. Mi abuelo intent¨® escalarlo, y no pudo. Mi padre tampoco. 24 a?os despu¨¦s de su intento, fuimos juntos¡ y lo logramos", explica Herv¨¦. "Llegamos a un punto en el que hab¨ªa un tornillo de hielo abandonado por unos suizos que tampoco hab¨ªan podido con el reto. Entonces, mi hijo empez¨® a escalar, despacio, sin fallos hasta que alcanz¨® el otro lado de la monta?a. Lo hab¨ªamos conseguido. A nuestros pies el inmenso corredor se perd¨ªa lejos a nuestros pies. Eran las 20.15¡", recuerda Marco. Ahora, ese corredor se llama Barmass¨¦.
Hoy las autoridades han cerrado el Cervino. Durante 24 horas nadie lo podr¨¢ escalar, como una pausa de consumo. Las celebraciones a ambos lados de la monta?a durar¨¢n varios d¨ªas y se hablar¨¢, c¨®mo no, de su conquista: el Cervino (4.478 m) fue el ¨²ltimo cuatromil de los Alpes en ser escalado, el 14 de julio de 1865, por la arista H?rnli de la vertiente suiza. Un ingl¨¦s, Edward Whymper, lider¨® el grupo que puso fin a una d¨¦cada de intentos. Curiosamente, tres d¨ªas despu¨¦s, Jean Antoine Carrel y Jean Baptiste Bich alcanzaban la cima desde la vertiente italiana. Las ilustraciones de Whymper escriben con elegancia la leyenda del Cervino: ¨¦l mismo dibuj¨® la muerte de cuatro de los seis hombres con los que conquist¨® la cima cuando la cuerda que les un¨ªa se rompi¨® durante el descenso.
"Whymper tuvo suerte. Y la suerte es lo m¨¢s importante en la vida de un alpinista", opina Herv¨¦ Barmass¨¦.
?scar Gogorza es Gu¨ªa de alta monta?a y director de cuerdacorta.com
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