El duelo Valverde-Contador se calienta

En contra de todas las previsiones Purito no apareci¨® por Mende, donde Alejandro Valverde y Alberto Contador continuaron su particular y ajustado duelo por ver qui¨¦n es el mejor espa?ol en la general. ¡°Estamos como en la Vuelta¡±, dijo Contador, quien asegur¨® que podr¨ªa haber seguido el ritmo de Quintana, Nibali y Valverde cuando el colombiano atac¨®, pero hab¨ªa preferido ser prudente. ¡°Prefer¨ª quedarme con Froome, la rueda que tengo que vigilar. Y no estoy descontento. Voy mejorando. Ahora ya puedo hasta respirar cuando me pongo de pie sobre la bici¡±.

De pie sobre la bici estaba Contador cuando perdida la rueda de Froome, ya corriendo hacia Quintana, se encontr¨® con Valverde, que tomaba aire tras sus aceleraciones previas. Se puso a la altura del murciano y dialog¨® con ¨¦l. ¡°No me arranques, no me arranques¡±, le suplic¨® el de Pinto a Valverde, quien no necesit¨® m¨¢s acicate para bajar un par de pi?ones, ponerse de pie y acelerar para dejar atr¨¢s a su rival. ¡°Esto es una competici¨®n¡±, dijo Valverde. ¡°Alberto tiene que entenderlo. Yo, y mi equipo, estamos trabajando para ganar el Tour con Quintana, pero si yo me meto en el podio ya ser¨ªa la leche¡±. Antes de la etapa, Valverde era cuarto en la general, con 6s de ventaja sobre Contador. Llegados a Mende, terminada la segunda semana de carrera, y a falta de la temida tercera y sus Alpes, Valverde sigue cuarto y Contador adelanta a Thomas y es quinto, pero ya est¨¢ a 21s del murciano y a 4m23s de Froome.

Un hispanoparlante, el argentino Eduardo Sep¨²lveda, llegado de la Patagonia, debi¨® abandonar el Tour expulsado ipso facto. El magn¨ªfico escalador, que ya marchaba 19? en la general, rompi¨® la cadena de su bicicleta cuando la carrera se aceleraba. Nervioso empez¨® a jurar porque el coche de su equipo, el Bretagne-S¨¦ch¨¦, no llegaba con el repuesto. De hecho, lleg¨®, pero no vio a su l¨ªder y sigui¨® adelante sin enterarse. Al percatarse, Sep¨²lveda, en vez de andar con la bici a cuestas no tuvo mejor ocurrencia que subirse al coche del Ag2r y recorrer 100 metros montado, algo absolutamente prohibido, hasta donde le esperaba el coche de su equipo.