El Open siempre es un placer
Hay pocos sitios como Saint Andrews. Se respira golf y es, en parte, gracias a su p¨²blico, que es el mejor del mundo y el m¨¢s entendido
Aunque las posiciones de la bandera estaban muy esquinadas y complicadas, el campo era asequible, verde, m¨¢s blando de lo habitual, m¨¢s predecible y f¨¢cil. Pero no pas¨¦ el corte del Open. Pasados un par de d¨ªas, sin embargo, tengo claro que jugu¨¦ muy bien, lo mejor que pude. Arrastraba desde la semana anterior un intenso dolor de espalda que sobre todo padec¨ª el primer d¨ªa en los nueve hoyos iniciales. Sent¨ªa pinchazos que me hac¨ªan pensar m¨¢s en mi cuerpo que en mi bola. Fue uno de mis problemas. Los otros: no acab¨¦ de embocar los putts, la mala suerte con el tiempo y las decisiones controvertidas del R&A. Pero jugar en Saint Andrews no tiene precio.
El golf es un deporte individual en el que el colectivo se mueve por prioridades personales
Visto con perspectiva, qued¨® muy desparejo los que compitieron por la ma?ana del jueves, donde el viento apenas soplaba, o por la tarde, donde nos fue complicad¨ªsimo controlar el juego por unas r¨¢fagas exageradas. Justo lo contrario ocurri¨® el viernes, cuando se retrasaron nuestras salidas por la ma?ana, pero despu¨¦s competimos con un vendaval que amain¨® por la tarde. Ya s¨¦ que hubo quejas en todas las direcciones; pero es que el golf es un deporte individual en el que el colectivo se mueve por prioridades personales, no por el bien com¨²n. Deber¨ªamos revisarlo. Aunque creo que la decisi¨®n de retrasar el torneo al lunes fue l¨®gica porque no se puede precipitar el desarrollo de un campeonato en el que hay demasiados puntos y dinero en juego.
Pese a todo, hay pocos sitios como Saint Andrews. Se respira golf y es, en parte, gracias a su p¨²blico, que es el mejor del mundo y el m¨¢s entendido. No s¨®lo est¨¢ caiga la que caiga, sino que se definen por el respeto y porque sus aplausos son el mejor term¨®metro. En el Old Course hay muchos golpes ciegos y basta con la reacci¨®n del p¨²blico para saber exactamente d¨®nde ha ido a parar la bola. Y eso no ocurre con frecuencia. Es un placer.
Y entiendo que para el p¨²blico tambi¨¦n debe haber sido un placer el Open. Tener a tantos y tan buenos jugadores ah¨ª arriba hasta el final es emocionante y tambi¨¦n consecuencia de que ya no hay un dominador mundial como lo fue Tiger o como lo es McIlroy cuando se pone a jugar. Eso s¨ª, Paul Dunne ha sido un outsider fenomenal, un amateur que ha sorprendido al mundo del golf, aunque no aguantara el tir¨®n final. Pero es que contra Zach Johnson, que tiene un juego de wedge espectacular y ese car¨¢cter ganador, poco hay que hacer.
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