Messi, el peque?o diablo que le gan¨® a la historia

Antes de la noche del 24 de agosto de 2005, el Camp Nou ya sab¨ªa que desde La Masia emerg¨ªa un talento poco habitual. La afici¨®n azulgrana se hab¨ªa frotado los ojos cuando un pibito, de 17 a?os, le clav¨® un golazo de vaselina al Albacete el 1 de mayo. Pero, en aquel Torneo Gamper y frente a la Juventus de Del Piero y compa?¨ªa, Leo Messi, la mejor perla de la cantera del Bar?a, cautiv¨® al mundo de la pelota. ¡°Nunca hab¨ªa visto un jugador con tanta calidad a su edad¡±, asegur¨® tras el partido Fabio Capello, entonces entrenador de la Vecchia Signora.

Leo Messi empezaba la temporada 2005-2006 en el primer equipo del Barcelona, todav¨ªa con ficha del filial, tras levantar en Holanda su primer t¨ªtulo con la albiceleste: el Mundial Sub 20 (despu¨¦s se coron¨® con la medalla de oro en los Juegos Ol¨ªmpicos de Pek¨ªn). ¡°En el sudamericano de Colombia ya me hab¨ªa dado cuenta de que est¨¢bamos frente a un chico distinto. Cinco meses despu¨¦s, cuando jugamos en Holanda, recib¨ª a un jugador m¨¢s armado f¨ªsicamente¡±, cuenta Francisco Ferraro, entrenador de Argentina en el Sub 20. ¡°Y en el Mundial¡±, a?ade el t¨¦cnico de la selecci¨®n argentina; ¡°el mundo lo empez¨® a conocer¡±. Messi se fue de Holanda con la copa, con el premio al mejor jugador, y con la Bota de Oro.

¡°Lo hab¨ªa visto en la selecci¨®n juvenil y me hab¨ªa parecido un gran jugador. Pero otra cosa es verlo en este estadio, con esta camiseta y delante de tanta gente¡±, afirm¨® Capello. En aquel Gamper frente a la Juve, Messi salt¨® al campo desde el inicio. Y en el segundo bal¨®n que toc¨®, descompuso a Cannavaro. No marc¨®, pero el Camp Nou, cuando lo reemplaz¨® Giuly en el minuto 90, lo ovacion¨®: ¡°?Messi, Messi, Messi!¡±. Un grito que el tiempo convirti¨® en un ritual. ¡°Lo que ha hecho hoy es impresionante. Tendr¨¢ un futuro incre¨ªble. Es un peque?o diablo¡±, complet¨® Capello. Uno de los primeros grandes elogios que recibi¨® La Pulga. ¡°En estos 10 a?os nos llen¨® de satisfacci¨®n a todos los que nos gusta el f¨²tbol¡±, cierra Ferraro.