Ledecky logra su quinta medalla de oro y alcanza un hito hist¨®rico
La nadadora estadounidense bate el r¨¦cord de 800, se cuelga su quinto oro en Kaz¨¢n y completa la haza?a in¨¦dita de ganar todas las distancias desde los 200 a los 1.500
El ¨²ltimo largo de Katie Ledecky en la final de 800 femenino de los Mundiales de Kaz¨¢n fue una de las obras m¨¢s soberbias que ha producido la nataci¨®n. Apunten: 28 segundos 41 cent¨¦simas en 50 metros. Un sprint en toda regla. Despu¨¦s de nadar 750 metros a ritmo de r¨¦cord del mundo, con el ¨¢cido l¨¢ctico en la sangre amenazando con fatigar los m¨²sculos y frenar el impulso, la marca del ataque definitivo sit¨²a a la nadadora estadounidense en una dimensi¨®n desconocida. Los n¨²meros son un clamor. Ninguna de las ocho finalistas del 200 libre en estos campeonatos nad¨® el ¨²ltimo 50 por debajo de 29 segundos. La campeona mundial de 100 libre, Bronte Campbell, hizo el ¨²ltimo 50 en 27,37s. Puede que Ledecky se haya consagrado como fondista, pero en Kaz¨¢n dej¨® claro que le gusta la velocidad. Su quinto oro en Rusia cierra con ¨¦xito un experimento de versatilidad que no encuentra precedentes. La puerta del 100 libre se abre de par en par a un a?o de R¨ªo.
Ledecky baj¨® en casi cuatro segundos su plusmarca mundial en el 800. El tiempo estaba en 8 minutos 11 segundos y lo dej¨® en 8 minutos 7,39 segundos. La proeza aliment¨® el fuego de los te¨®ricos. Los entrenadores examinan el caso de la chica de Maryland con el detenimiento de los entom¨®logos. Sergi L¨®pez, el primer medallista ol¨ªmpico espa?ol en nataci¨®n y exmiembro del cuerpo t¨¦cnico de Estados Unidos, ponder¨® hace unos d¨ªas que la clave del fen¨®meno est¨¢ en su atrevimiento. ¡°Es la primera que se ha propuesto nadar todas las distancias entre los 1.500 y los 200¡±, dijo L¨®pez. ¡°No s¨¦ si es la mejor de la historia pero es la primera que tiene el coraje de afrontarlo¡±.
No s¨¦ si es la mejor de la historia pero es la primera que tiene el coraje de afrontarlo¡±, comenta Sergi L¨®pez
El asunto tiene su miga porque en un mundo en el que gobiernan las apariencias Ledecky no destaca sobre las dem¨¢s nadadoras. No es la m¨¢s alta, ni la m¨¢s fuerte, ni la que posee los pies y las manos m¨¢s grandes. ¡°El ¨¦xito de Ledecky tiene bastante que ver con su posici¨®n en el agua y c¨®mo se apoya¡±, observa Jos¨¦ Antonio del Castillo, el director t¨¦cnico del equipo espa?ol. ¡°Ya en los Juegos de Londres con 15 a?os ve¨ªas eso; que es como cuando coges una tabla de madera o de corcho y la hundes. Siempre vuelve arriba. Con ella esto es natural¡±.
"La filosof¨ªa que intentamos seguir con los velocistas es que cuando empiezas a tirar con una mano, con la otra debes estar terminando de empujar", dice Del Castillo, "debemos mover las manos como los remos que nunca paran de hacer palanca en el agua. Normalmente, con casi todos los nadadores esa continuidad se interrumpe en alg¨²n instante. Con Ledecky no. Ella todo el rato aplica fuerza. Cuando acelera aumenta el ritmo sin dejar de aplicar fuerza¡±.
¡°En la eliminatoria del 1.500 se pas¨® m¨¢s de 1.000 metros sin hacer piernas¡±, contin¨²a el t¨¦cnico espa?ol. ¡°Precisamente porque flota, le basta con los brazos para ir primera. Solo le da un poquito a los pies. Y cuando bate pies eso le ayuda m¨¢s a estar arriba. Si nadara con chicos estar¨ªa m¨¢s r¨¢pido. Como nada sola, est¨¢ ella contra el crono¡±.
Es como cuando coges una tabla de madera o de corcho y la hundes. Siempre vuelve arriba. Con ella esto es natural", dice un t¨¦cnico espa?ol
Ledecky gobern¨® la prueba del 800 desde que hizo la primera palanca. La diferencia con sus contendientes resultaba palpable. La neozelandesa Lauren Boyle y la danesa Lotte Friis, las m¨¢s expertas fondistas del concurso, se deb¨ªan enfrenar a un elemento que les ofrec¨ªa m¨¢s resistencia. El l¨ªquido las frenaba m¨¢s, se deslizaban entre aguas y se ve¨ªan obligadas a hacer m¨¢s ciclos de brazadas. Boyle, que comenz¨® y acab¨® la carrera en segunda posici¨®n, exhibi¨® una mec¨¢nica similar al resto de las perseguidoras. Dio un promedio de 42 brazadas cada 50 metros y bati¨® piernas progresivamente. Mientras tanto, Ledecky dio 38 brazadas. Con menos movimiento logr¨® mayor fluidez. Como si nadara de panza sobre una tabla de surf, casi dej¨® sus piernas como un peso muerto hasta el sexto largo. Al pasar por los 300 metros, despu¨¦s de haber ahorrado una energ¨ªa que las otras nadadoras estaban consumiendo sin remedio, comenz¨® a usar los pies. Para entonces ya iba a ritmo de r¨¦cord del mundo. Un segundo, dos segundos m¨¢s veloz de lo que hab¨ªa nadado en Shenandoah en junio del a?o pasado.
Cuando pas¨® por el viraje de los 750 metros navegaba a dos segundos y medio por debajo del ritmo del r¨¦cord y acelerando. Cuando toc¨® la placa de los 800 hab¨ªa surcado la ¨²ltima piscina a toda m¨¢quina. Elev¨® la batida de pies a m¨¢s de 30 ciclos cada 50 metros. Con las h¨¦lices haciendo espuma, el r¨¦cord cay¨® en casi cuatro segundos.
Lauren Boyle y Jaz Carlin, plata y bronce respectivamente, nadaban hacia la meta con diez segundos de retraso mientras Ledecky se quitaba las gafas y miraba la pantalla gigante. Al ver su marca ense?¨® los dientes y golpe¨® el agua dos veces. ¡°He puesto la piedra fundamental de los Juegos de Rio¡±, dijo al salir del agua. ¡°Y s¨¦ que puedo ir m¨¢s r¨¢pido¡±.
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