Un soberbio Athletic le gana la Supercopa al Bar?a

?Alir¨®n, alir¨®n, el Athletic campe¨®n! Han pasado 31 a?os desde su ¨²ltimo trofeo, que fue tambi¨¦n una Supercopa, entonces adjudicada sin necesidad de jugar por ser campe¨®n de Liga y de Copa (1983-1984), a costa precisamente del Bar?a, ayer abatido pese a que gan¨® el triplete en la temporada 2014-2015. Ya se sabe que en el f¨²tbol no cambian las reglas sino las leyes, y m¨¢s en Espa?a. No se discute en cualquier caso el ¨¦xito del Athletic, merecedor de una copa y hasta de un cop¨®n, extraordinario ante los suplentes del Bar?a, muy competitivo anoche contra los titulares en el Camp Nou.

Los azulgrana se pusieron muy serios y formales desde la alineaci¨®n, encabezada por Bravo, nada nuevo porque Luis Enrique ya ten¨ªa decidido el cambio de portero antes de la goleada recibida por Ter Stegen. Las rotaciones, entendibles en un torneo menor que se juega a destiempo, perdieron su sentido despu¨¦s del 4-0 de San Mam¨¦s. El partido se convirti¨® inesperadamente en un reto para el Bar?a. Nunca fue un equipo de remontadas, m¨¢s propias de ¨¦pocas pasadas, cuando el club sobreviv¨ªa con la conquista de la Recopa. El barcelonista es hoy un plantel hegem¨®nico que precisa reparar humillaciones como la del viernes m¨¢s que contar copas que agrandan el ego como si el f¨²tbol fuera un Grand Slam. Al Bar?a no le mov¨ªa ayer el sextete sino la necesidad de completar una actuaci¨®n solemne en un Camp Nou que por la presencia de turistas ¡ªel partido era de pago¡ª a veces parec¨ªa la Sagrada Familia. No pudo ni supo ante un se?or equipo como el Athletic.

Jugaron los titulares, y alrededor de Busquets, el Bar?a se ordena bien y el juego fluye mejor, para que Iniesta sea profundo, Messi desequilibre y remate Luis Su¨¢rez. Tambi¨¦n ayuda Rakitic para compensar las veleidades de Alves y las desatenciones sin bal¨®n de Messi. El juego barcelonista fue m¨¢s aseado que en Bilbao. La respuesta del Athletic, sin embargo, fue igual de valiente que en San Mam¨¦s. La ausencia de San Jos¨¦, sustituido por Gurpegi, y la presencia de B¨®veda, no rebajaron su capacidad para presionar muy arriba y de forma intensa, dificultar la salida de bal¨®n azulgrana y aislar a Messi. A pesar de que Piqu¨¦ remat¨® al larguero al poco de empezar, al Bar?a le costaba llegar hasta Iraizoz, le faltaba precisi¨®n y velocidad de bal¨®n para doblegar al f¨²tbol f¨ªsico, t¨¢ctico y sincronizado del Athletic. La contundencia en las ¨¢reas es igualmente imprescindible en partidos como el que afrontaba el equipo de Luis Enrique y los azulgrana solo tiraron dos veces entre los tres palos hasta el descanso, y solo la segunda fue gol de Messi.

Jugaba con mucha personalidad el equipo de Valverde, impenetrable, muy concentrado, estupendo en la defensa de ayudas, estirados por el incombustible Aduriz, que marr¨® un tiro que era gol o gol despu¨¦s de un error de Pedro antes de empatar y contar su cuarto tanto en el trofeo despu¨¦s de un rechazo de Bravo. El f¨²tbol rojiblanco agot¨® al Bar?a, poco profundo, sin l¨ªnea de pase, nada fino, desamparado por el enjaulamiento de Messi. Los azulgrana se fueron desquiciando con el vigor del Athletic y por las decisiones del ¨¢rbitro, que expuls¨® a Piqu¨¦ por insultar al linier que marcaba el ataque del Athletic.

La jugada signific¨® la capitulaci¨®n del Bar?a a pesar de las oportunidades de Pedro, Rakitic y Su¨¢rez. No acertaron los azulgrana, que acabaron reventados, nada acostumbrados a la ¨¦pica, tampoco a los arrebatos ni a los partidos enfangados, pese a las arengas de Luis Enrique. El t¨¦cnico se la jug¨® con Munir y Sandro y entonces apareci¨® Aduriz para firmar una Supercopa muy suya, punto y final de un gran Athletic ante el fundido Bar?a. Aduriz ha sido Messi. Ya hartos de perder copas, los rojiblancos celebraron la Supercopa como si fuera la Champions. Alir¨®n, alir¨®n, el Athletic, Campe¨®n.