Real Madrid, chicle para los ojos
El equipo blanco es un tema. Nunca se agota, por mucho que hables o escribas. Es el coloquio que no cesa
El Real Madrid es el equipo perfecto para que la gente no est¨¦ callada. Nunca sufrir¨¢ el silencio, el bloqueo, o el miedo al folio en blanco. Tal vez tampoco conozca esa sensaci¨®n relativamente aburrida, aunque agradable, que llamamos tranquilidad, en la que puedes aprovechar para repasar la filmograf¨ªa de Terrence Malick o los sonetos de Shakespeare. Supongo que alguien podr¨ªa confundir esa calma repentina con la muerte. El relato de este club es perpetuo, como algunas nieves. Solo la desaparici¨®n, es decir, la llegada del fin del mundo, podr¨ªa imponer el silencio a la entidad blanca. No tiene una gran novela, como s¨ª posee el Arsenal, pero quiz¨¢ solo sea cuesti¨®n de tiempo y escritores, o de que una gran novela es poca cosa. A los madridistas les gusta pensar que lo mejor siempre se encuentra en el futuro, y que est¨¢ por llegar. Eso vale para un t¨ªtulo, para un fichaje, y seguramente para un libro. En algunas entidades no conviene que algo sea demasiado definitivo.
Cuando se habla del Real Madrid nada es lo bastante insignificante que un d¨ªa se pueda decir de ello que ¡°est¨¢ todo dicho¡±. Cosa distinta es que quieras irte a la cama, o leer un ensayo. En el Madrid las cosas peque?as, y hasta rid¨ªculas, requieren a?os de tratamiento. Su vocaci¨®n de minuciosidad impide sacarse de encima un asunto, como si quisieses pasar r¨¢pidamente a las cosas importantes. ?Hay algo que tenga m¨¢s importancia que aquello que no la tiene? Ya la tendr¨¢.
El empate a cero ante el Sporting de Gij¨®n en el primer partido ¡ª?el primer partido!¡ª dio paso a un sinf¨ªn de peque?os debates, algunos desasosegantes. Que si falta de gol. Que si un equipo sin patr¨®n de juego fluido. Que si De Gea, que no juega en el Real Madrid. Que si James en el banquillo y en baja forma. Naturalmente, lleg¨® la segunda jornada, el Real Madrid le meti¨® cinco al Betis y todo volv¨ªa a estar por decir. Que si James fue titular, estaba en buena forma y maravill¨®. Que si el equipo flu¨ªa como una clase de yoga. Que si cinco goles, pero ninguno de Cristiano Ronaldo. Que si Keylor Navas. Que si De Gea otra vez. Que si faltan detalles.
La grandeza del Real Madrid no la proporcionan sus t¨ªtulos o sus jugadores, buenos, caros y guapos, que tambi¨¦n, sino su conversaci¨®n. Es ah¨ª donde se impone sobre cualquier rival. El Real Madrid es un tema. Nunca se agota, por mucho que hables o escribas. Es el coloquio que no cesa. En cierto modo, opera a semejanza de una chistera inagotable y m¨¢gica. Metes la mano y siempre sacas algo, aunque sea una cucharilla, un pa?uelo rojo o un tornillo inservible. El mundo no admira lo que sale de la chistera, sino la chistera misma. El Madrid es chicle para los ojos, como en su d¨ªa hab¨ªa dicho de la televisi¨®n Frank Lloyd Wright. Es un club para hablar y no experimentar nunca la necesidad de callarte. Y eso es muy cansino.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.