Espa?a recupera su sitio

Misi¨®n cumplida. Espa?a se sacudi¨® los tembleques y recuper¨® el sitio que se le supon¨ªa en el grupo de clasificaci¨®n para la Eurocopa del pr¨®ximo curso. Con mejor tono que en jornadas precedentes, la Roja despej¨® a Eslovaquia del inesperado trono que hab¨ªa defendido con ¨¦xito desde el inicio del tr¨¢nsito hacia Francia 2016. Jordi Alba e Iniesta, de penalti, abrocharon un duelo que no era para teloneros. Los eslovacos, vencedores de Espa?a como locales, no encajaban dos goles desde octubre de 2013 y hab¨ªan ganado doce de sus ¨²ltimos trece encuentros. En Oviedo, el equipo de Del Bosque no le dio opci¨®n. Y con momentos de cierto buen juego, con Silva, Iniesta y Busquets en las bater¨ªas, la selecci¨®n tuvo cuajo. No se dej¨® arrastrar por una jornada extra?a. Porque, pese a los tiempos de zozobra tras Brasil 2014, a¨²n llenaba plazas. No ocurri¨® en la capital asturiana, futbolera como es y de fiesta con el renacido Oviedo. Al Tartiere se le vio demasiado esqueleto. Si la selecci¨®n ha perdido gancho, Piqu¨¦ se las lleva todas. En Asturias, como sucediera en Le¨®n, le silbaron los o¨ªdos. Hay cicatrices excesivas.

Para suerte y calma espa?ola, en un parpadeo, Silva fue Messi. La Pulga tiene los derechos de autor de esa bandeja a pierna cambiada para asistir en diagonal al extremo o a quien se preste. En honor de Leo, el canario puso el tiempo entre par¨¦ntesis y cit¨® a Jordi Alba, tal que Neymar, con el portero adversario. El lateral, el de menos techo sobre el campo, no se arrug¨® y cabece¨® como un ¨¢ngel ante Kozacik. Un gol para enmarcar. Un gol para coger vuelo en una jornada clave y un emboque madrugador para espantar los fantasmas de estos tiempos. Los de Piqu¨¦ y los otros.

El equipaje de la Espa?a de vanguardia siempre fue el toque. La cepa se mantiene y as¨ª se despleg¨® de nuevo la Roja, al comp¨¢s de Silva e Iniesta, pase a pase, letra a letra. El juego era fluido hasta la periferia del ¨¢rea visitante, con Pedro y Alba al descorche por la izquierda y con Busquets como centinela de todos, a pecho descubierto en la presi¨®n alta para enchironar a¨²n m¨¢s a Eslovaquia, que jug¨® entre rejas, con un pelot¨®n defensivo no se anim¨® a dejar el refugio ni tras el azote de Alba. De entrada, salvo invitaci¨®n espa?ola, como una pifia de Sergio Ramos que puso a Mak ante Casillas, no dijo palabra. El derechazo del delantero eslovaco se fue desviado. De inmediato, brindaron Silva y Alba, este con su sexto gol en 36 partidos internacionales, una producci¨®n estimable para un defensa lateral.

Al buen toque general del grupo de Del Bosque, que alist¨® un equipo pleno de mundialistas de Brasil, le falt¨® mayor dosis de picante. Ni en los mejores d¨ªas abund¨® la munici¨®n. Desde Villa, con Diego Costa o sin Diego Costa, Espa?a no encuentra el punto final. El Guaje, un delantero pillo camuflado por las orillas, tocaba otras teclas, no las del ariete convencional. Ahora, como algunas veces entonces, a Espa?a le sobra delicadeza en las zonas calientes. Donde el manual dicta que hay que sacar el mazo, estos chicos prefieren llegar al gol a c¨¢mara lenta, tic-tac. Pese a que la capacidad de gente como Iniesta y Silva para enhebrar la pelota por donde no cabe un alfiler es asombrosa, ante Eslovaquia irrumpi¨® mucho m¨¢s en el per¨ªmetro del guardameta Kozacik de lo que remat¨®.

Improductiva con el viol¨ªn, otra escala musical dio m¨¢s ventaja a la Roja. Al igual que en el primer tanto, el segundo lleg¨® por v¨ªa a¨¦rea. En esta ocasi¨®n, fue Cesc quien, por una vez, enfil¨® a Costa. Aislado hasta entonces, un tanto chirriante en un equipo de trazo corto y sutil, el jugador del Chelsea pudo ser quien es: un futbolista a la carrera, con horizontes. Por fin ante su espejo, Costa sac¨® provecho de un medio atropello del portero eslovaco. Iniesta pate¨® el penalti como si durmiera la siesta; Kozacik se acost¨® al lado opuesto.

Fuera de las cuerdas, de Eslovaquia apenas hubo migas salvo en alg¨²n espasmo, como un disparo de Hamsik, su jugador m¨¢s distinguido, bien desviado por Casillas justo antes del descanso. De vuelta, los eslovacos se animaron algo m¨¢s y Espa?a qued¨® en evidencia en algunas escenas, mal dispuesta para cerrar el claustro. Del Bosque no encuentra quien socorra a Busquets como hac¨ªa Xabi Alonso lo que genera alg¨²n desajuste y posibles fogatas ante Casillas, un capit¨¢n centenario aplicado en todas las situaciones que le requiri¨® el juego. Pero las grietas, frente a una selecci¨®n con m¨¢s pujanza ofensiva le puede resultar caro al cuadro espa?ol.

Con todo, el gobierno siempre fue de los rojos y Costa, con una chilena, pudo dar mayor encanto al marcador, lo mismo que Silva, Cesc y Busquets, este un chupinazo seco que se fue por un dedo. Con el equipo ya menos chisposo, el seleccionador dio por concluida la conexi¨®n del Chelsea y retir¨® sucesivamente a Cesc (por Cazorla) y Costa (por Alc¨¢cer). Advertido por algunos avisos rivales, Del Bosque dio auxilio a Busquets con el relevo de Koke por Iniesta, m¨¢s carrocer¨ªa y menos f¨²tbol versallesco. A Espa?a le quedaba tramitar el fin de un partido capital para su destino hacia Francia 2016. Lo consigui¨® y ya est¨¢ anclada como l¨ªder de grupo. Todo un respiro, por m¨¢s que Eslovaquia y Ucrania a¨²n no est¨¦n descartadas.