El Real Madrid apabulla al Shakhtar con todo a favor

El Shakhtar puso la bandeja y el Madrid se estren¨® con victoria en la Champions. Le bast¨® con un partido muy regular mientras el duelo tuvo hueso. Su adversario se encarg¨® del resto: una pifia descomunal de su portero cuando el equipo jugaba con uno m¨¢s por lesi¨®n de Bale y una pavada de Stepanenko, que con el reto vivo se gan¨® la expulsi¨®n con una falta del todo innecesaria. La puntilla lleg¨® de parte de un asistente arbitral, el de porter¨ªa, que vio una mano donde solo hubo un espaldazo de Srna. El Madrid tambi¨¦n tuvo sus infortunios con las lesiones del gal¨¦s, Varane y Sergio Ramos, pero el resultado, en gran medida, lleg¨® por cuenta ajena. Ideal para que Cristiano, que ha metido el turbo, se diera otro fest¨ªn con todo a favor, por m¨¢s que ¨¦l nunca haya necesitado el viento de cola.

El Madrid comenz¨® impreciso, contagiado del ritmo pausado del Shakhtar, un equipo con buen pie, que aborrece el pelotazo en cualquier zona y abanica el bal¨®n con mimo, a dos toques como mucho. Dispuesto a discutir la posesi¨®n, el conjunto ucraniano contrari¨® a los de Ben¨ªtez, que se vieron ante un adversario de fogueo ante Navas, pero sin predisposici¨®n alguna a refugiarse. Poco coral, el conjunto madridista solo encontraba v¨ªas por la extraordinaria capacidad como solistas de sus tres delanteros. Bale fue el primero en abrir fuego con un versallesco taconazo. Le sucedi¨® Cristiano, muy activo cerca de Benzema. Esta vez intercambiaron los papeles y fue el portugu¨¦s quien filtr¨® para el galo un pase tan original como preciso. El franc¨¦s se sac¨® de encima al meta Pyatov con un destronque de cadera y sin cerraduras mand¨® la pelota al octavo anfiteatro.

No tuvo continuidad del Madrid, al que Ben¨ªtez a¨²n no ha corregido su end¨¦mica tendencia a perderse de vista entre la defensa y la delantera. Sin una presi¨®n alta y gregaria le cost¨® encadenar la pelota en muchas fases del partido. El Shakhtar solo es ucraniano en su denominaci¨®n de origen. Hace tiempo que es una de las grandes cepas europeas del f¨²tbol brasile?o. Como es su costumbre, alista media docena de promesas de aquel pa¨ªs, lo que inevitablemente impregna su estilo. Chicos de muy buen manejo, como Teixeira, Fred, Taison y Marlos. A todos les gusta la pelota y su f¨²tbol es recreativo. En Chamart¨ªn, al grupo del eterno Lucescu le sobr¨® inocencia y le faltaron balas. Juega, pero no chuta.

Sin ser el equipo expansivo que se dio un atrac¨®n en Cornell¨¤, el Madrid, un tanto gripado, se puso en alza por inercia, por un episodio imprevisto del portero Pyatov. Isco centr¨® desde la izquierda, la pelota era ucraniana, la escogiera el central Rakitskiy o el guardameta. El defensa cedi¨® turno al arquero, que solo deb¨ªa hacer un blocaje parvulario. El bal¨®n le brinc¨® en los brazos y Benzema, que paseaba por all¨ª, sopl¨® la pelota a la red. Por entonces, para mayor dem¨¦rito del equipo de Donetsk, el Madrid circulaba con un futbolista menos por las molestias de Bale en la pierna izquierda, luego relevado por Kovacic, al que Ben¨ªtez anticip¨® a Jes¨¦. El internacional croata no tuvo mucho peso en el duelo, a¨²n oposita.

Sin una presi¨®n alta y gregaria al equipo blanco le cost¨® encadenar la pelota en muchas fases del partido

Con el partido a¨²n en el alambre, el Shakhtar entreg¨® otra cuchara. Stepanenko, con m¨¢s de cuarenta minutos por delante, atropell¨® a Sergio Ramos de mala manera cerca del ¨¢rea de Navas, sin agobio alguno para los suyos. Ya estaba amonestado y fue condenado al cuarto oscuro. De paso, Ramos acab¨® en la enfermer¨ªa por un golpe en la clav¨ªcula. De inmediato, un juez de porter¨ªa crey¨® ver lo que no era, una mano de Srna, que se hab¨ªa llevado un balonazo de CR en la espalda. Acert¨® el portugu¨¦s, repiti¨® enseguida con otro penalti, este existente, y fin de la historia.

Con el asunto liquidado, el Madrid tuvo m¨¢s soltura, no se volvi¨® perezoso, con Benzema a los mandos, Modric al gobierno y Cristiano en combusti¨®n. Tremendo lo del portugu¨¦s. Pese a que en ¨¦l pueda resultar rutinario no deja de sorprender: ocho goles en cuatro d¨ªas y ya est¨¢ a tres de superar a Ra¨²l como el m¨¢ximo goleador hist¨®rico del Madrid. Un buen tramo final, pero cuando el partido ya estaba descosido. Sin tirar confetis, a los blancos les vali¨® con lo justo.