Inglaterra ordena el caos de Fiyi

Inglaterra se ha impuesto este viernes en la cita inaugural de su Mundial a las circunstancias, partiendo de la rareza de cambiarse en el vestuario visitante de su fort¨ªn. El blanco en Twickenham lo llev¨® Fiyi, un rival que amenaza con trasladar su deliciosa locura a cada cita, que exige mantener los c¨¢nones intactos, la confianza en la correcci¨®n. Pese a su mejorable regreso de vestuarios, el XV de la Rosa mantuvo a tono el f¨ªsico y mental para sacar el m¨¢ximo rendimiento a la noche: victoria (35-11) y el punto bonus de los cuatro ensayos. No cab¨ªa el traspi¨¦ en un grupo que busca una v¨ªctima entre los anfitriones, Gales y Australia.

Las horas previas al encuentro sirvieron a la masa rugb¨ªstica londinense de un escenario ¨²nico. La estaci¨®n de tren de Waterloo, punto de partida hacia Twickenham, estaba plagada de impolutas sudaderas blancas y despertaba un sonido atronador. Inglaterra quiere aprovechar su legado de los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres 2012, por m¨¢s que Escocia o Gales puedan argumentar lo mismo. El estadio tambi¨¦n quiere jugar, y lo hizo desde la presentaci¨®n, con un grito infinito a Martin Johnson, capit¨¢n del XV ingl¨¦s que consigui¨® el t¨ªtulo en 2003. Tales eran las ganas que el p¨²blico se adelant¨® en la cuenta atr¨¢s a la patada inicial.

El rugby vive un periodo de mezcla de eras. La modernidad, indudable para el tercer evento deportivo m¨¢s masivo del planeta, asola la conocida catedral del rugby con una lluvia infinita de focos, aderezada con fogonazos para recibir a los jugadores. Despu¨¦s, la tradici¨®n, con la grada cantando a capela el m¨ªtico Sweet love, sweet chariot paran ensordecer la Bole fijana y que la danza solo fue audible en unos pocos metros de campo.

Inglaterra quiso llevar el partido por unos cauces previsibles, incitando a un rival con el sambenito de an¨¢rquico a que cometiera errores. A los noventa segundos lleg¨® el primero, a la hora de recibir una patada aparentemente c¨®moda. La mel¨¦ en territorio fijiano desemboc¨® en un golpe de castigo centrado que George Ford, bendecido por el silencio sepulcral de la grada, materializ¨® sin apuros. Minutos despu¨¦s, su hom¨®nimo, Ben Volavola, estrellar¨ªa una patada bastante m¨¢s escorada contra el poste.

Sin necesitar grandes m¨¦ritos, los anfitriones se plantaron en la l¨ªnea de 22 rival y Fiyi no encontr¨® dentro de la legalidad la forma para derribar la plataforma. Nikola Matawalu se tom¨® la justicia por su mano cuando los ingleses rozaban tierra prometida, forzando al ¨¢rbitro a se?alar ensayo de castigo y a mandarle 10 minutos al banco. Fiji estuvo cerca de sortear la tormenta, pero encajar¨ªa su segundo ensayo cuando apenas faltaban segundos para recuperar la igualdad. Los oce¨¢nicos perdieron una touch junto a su guarida y el todoterreno Mike Brown pos¨® el oval tras un buen quiebro y un placaje mejorable.

Herido en su orgullo, Matawalu regres¨® enfurecido y pareci¨® resarcirse tras un gran sprint junto a la banda que le permiti¨® llevar el bal¨®n a la zona de marca rival, pero no respondi¨® con j¨²bilo a los abrazos. No pudo sostener el bal¨®n a la hora de posar y el colegiado lo anulo tras la repetici¨®n. No se vinieron abajo los fijianos, que se adue?aron del oval tras la mel¨¦ y anotaron de la mano de Nemani Nadolo. El ala, comparado por los m¨¢s optimistas con la era incipiente de Jonah Lomu, recogi¨® una patada celestial de Volavola, tanto por su altura como por su plasticidad. Segundos despu¨¦s, la misma bota estrell¨® contra el suelo un esperpento de transformaci¨®n. Contradicciones de un rugby pasional y por ende ambivalente.

El cuadro de Stuart Lancaster no quer¨ªa llegar con el choque en duda al final ante un rival con tanto m¨²sculo. El pie de Ford encontraba a menudo el caos en la retaguardia fijiana, incapaz de discutir la balanza territorial para estrechar los diez puntos que se llev¨® al vestuario. Con un dominio ingl¨¦s sin mordiente en los metros finales, la dureza presidi¨® los primeros 20 minutos del segundo acto, est¨¦riles en el marcador y con Tom Wood rondando la amarilla tras un placaje excesivo.

Fiyi devolvi¨® el susurro a Twickenham con un golpe de castigo que les acerc¨® a un ensayo transformado con menos de cuarto de hora por jugar. Restableci¨® el marcador Farrell con una patada c¨®moda y la grada recuper¨® el tono mel¨®dico hasta que el rocoso Brown puso la puntilla. El zaguero aprovech¨® una cesi¨®n oportuna de Farrell desde el raso y sobrevivi¨® a un rival que se le tir¨® literalmente a la nuca. Con la presa ya cazada, Inglaterra busc¨® el punto bonus de los cuatro ensayos. Lo roz¨® un Brown exponencial con el paso del choque, pero lo conseguir¨ªa Billy Vunipola con un segundo esfuerzo sobre la l¨ªnea. La revisi¨®n de video sobre el descuento valid¨® el j¨²bilo final de una grada que tambi¨¦n juega.