Sagan alcanza a su fama ganando el Mundial

La primera vez que se habl¨® de Peter Sagan, el eslovaco ten¨ªa 19 a?os, corr¨ªa el Tour Down Under y, descarado y provocador, se col¨® en una escapada que guiaba Lance Armstrong, quien podr¨ªa ser su abuelo. Cuando, dos a?os despu¨¦s, debut¨® en el Tour gan¨® la primera etapa, y la tercera y la sexta, y comenz¨® a hablarse de que el nuevo Merckx hab¨ªa nacido en Eslovaquia y se llamaba Peter Sagan. Ayer, cuando en Europa, en su Eslovaquia, era ya noche cerrada, el mundo volvi¨® a admirar a Peter Sagan quien, con el sol a¨²n iluminando las calles de Richmond, en los lejanos Estados Unidos, cruz¨® la l¨ªnea de meta, se baj¨® de la bicicleta, mostr¨® su pecho a todos, se dio la vuelta y se dedic¨® a recibir la felicitaci¨®n de todos los rivales, de los derrotados por su ataque.

A los 25 a?os, ya convertido en figura por su forma de correr y por su forma de ser, por la manera en la que afirma su individualidad, su diferencia siempre que puede, tambi¨¦n en la forma de celebrar sus victorias, en su voz ronca, Peter Sagan hab¨ªa alcanzado por fin el valor que la afici¨®n le augur¨® cuando comenz¨®. Hab¨ªa ganado el Mundial, se hab¨ªa ganado el derecho a vestir desde ma?ana el maillot m¨¢s envidiado, el de color blanco con una franja horizontal y los colores del arco¨ªris.

Su ataque en la recta adoquinada y tan empinada de la calle 23 de la capital virginiana, hecho de fuerza, intuici¨®n y genio, los pocos minutos en los que estuvo delante de todo el pelot¨®n desencadenado en su caza, sus rizos fugitivos por debajo del casco, sus pedaladas en el descenso hacia la ¨²ltima subida sentado sobre la barra, valieron por todo el Mundial, por las m¨¢s de seis horas anteriores, que apenas dieron nada.

Los espa?oles, bullidores y activos, hicieron lo que pudieron en un terreno que no era el suyo. Era territorio de Flandes, de subidas cortas y de fuertes porcentajes hechas para ciclistas de potencia, de m¨¢s muslo que tobillo, de m¨¢s fuerza y velocidad que clase e inteligencia. En ese trazado, el quinto puesto de Alejandro Valverde, derrotado en el sprint por la segunda plaza disputado 3s despu¨¦s de que Sagan cruzara victorioso la l¨ªnea en la esquina de la calle cinco con Broad, por Michael Matthews (plata), Ramunas Navardauskas (bronce) y el favorito noruego Alexander Kristoff (cuarto), tiene gran valor. Purito, buen compa?ero en un terreno en el que no ten¨ªa nada que decir, ejerci¨® de capit¨¢n de ruta, en mensajero de los recados que desde el coche quer¨ªa transmitir el seleccionador Javier M¨ªnguez a cola del pelot¨®n: el precio de correr a la antigua, sin pinganillos, prohibidos en los Mundiales.

En un circuito de grandes avenidas anchas y muy rectas paralelas al r¨ªo James ida y vuelta, y un peque?o cogollo de repechos al final, las grandes selecciones, las que m¨¢s cre¨ªan en sus posibilidades (la Holanda de Niki Terpstra, la B¨¦lgica de Boonen y Van Avermaet, la Alemania de Degenkolb, la Italia de Viviani, la Australia de Matthews) intentaron implantar la ley de sus trenes tan potentes. A ellos se enfrent¨®, a dos vueltas del final una contra de siete iniciada por el holand¨¦s Bauke Mollema, en la que se infiltraron, entre otros, Boonen, Dani Moreno y el costarricense del Movistar Andrey Amador. Fue la ¨²nica rendija t¨¢ctica que permit¨ªa la planitud aburrida de la carrera, el ¨²nico momento en el que los corredores debieron pensar qu¨¦ hacer. Si no lleg¨® triunfadora la fuga, como se sab¨ªa, s¨ª sirvi¨® para forzar la marcha detr¨¢s, para obligar a los l¨ªderes protegidos a gastar fuerzas, a ser ciclistas. Fue el pr¨®logo al ataque tremendo de Sagan, un sprinter que no quiso esperar, quien sorprendi¨® y resisti¨®.

Despu¨¦s de ganar una etapa m¨¢s en el Tour del 13, de Sagan tan admirado por los fans amantes de lo que se sale de lo trillado, cay¨® en una monoton¨ªa de segundos puestos que le permit¨ªa vestir de verde todo el Tour sin ganar etapas (cuatro maillots de la regularidad), que le regalaron una fama de buen perdedor perdida cuando la moto de la ¨²ltima Vuelta le derrib¨® y le hiri¨® llegando a Murcia: ese d¨ªa, quiz¨¢s, obligado a dejar la Vuelta a la semana de comenzar, gan¨® el Mundial.

Nunca ha ganado un monumento, un Flandes o una San Remo, pero ya ha ganado un Mundial. Solo tiene 25 a?os y una carrera muy intensa a sus espaldas.